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Revolución sostenible, oportunidad para exportar

Hace ya años que la ISO 9001 pasó de ser un valor añadido que permitía a una empresa destacarse de la competencia, a un estándar en el mercado que sin ella uno queda automáticamente descalificado como proveedor para muchas corporaciones.

La sostenibilidad y la responsabilidad corporativa se empiezan a convertir en similar elemento de diferenciación, hasta el día en el que también se conviertan en un estándar. Cuando en países del norte de Europa esta transición ya está ocurriendo y se habla entre tanto simplemente de 'buenas prácticas', en España el hablar de la sostenibilidad para muchos empresarios aun suena a cosa muy lejana, costosa y compleja y que ya suficiente tienen con mantenerse a flote con la famosa crisis.

Vale. Cierto. Aquí contamos con cierta desventaja dado que estos temas no se han sido potenciados en nuestra cultura y educación y cambiar el chip de un segundo a otro no es fácil.

No obstante, nuestra materia prima es buena: contamos con alta capacidad técnica, intelectual y con ambición. Y si miramos las estadísticas a nivel mundial resulta evidente de que la 'revolución sostenible' ya ha comenzado y ahora es tan solo cuestión de ver a lo largo de los próximos años lo mucho o poco que logran adaptarse las empresas y el país en general, no solo a nivel dialéctico, sino que también de forma tangible y medible a la nueva economía verde.

Si logramos producir productos y ofrecer servicios con valor añadido sostenible para el consumo interno y externo (países como China están hambrientos por encontrar soluciones de este tipo), tendremos una buena oportunidad de darle vuelta a la tortilla. Tenemos que empezar por ser realistas, marcando unos claros objetivos a conseguir, e ir a por ellos.

Andy Bäcker, gerente de Sustainable Reference

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