
La industria de la tecnología de edición genética está en plena efervescencia y Mammoth Biosciences es una de las startups al frente de esta revolución. Esta compañía ha conseguido 100 millones de dólares en contratos con varios gigantes farmacéuticos, así como subvenciones gubernamentales. El pasado mes de septiembre, su valoración se disparó hasta los 1.000 millones de dólares tras una operación de capital riesgo en la que participaron Amazon, Mayfield y el CEO de Apple, Tim Cook.
Cofundada por Janice Chen, Jennifer Doudna, Trevor Martin y Lucas Harrington en 2017, Mammoth Biosciences trabaja en la identificación de infecciones bacterianas y virales o la detección temprana del cáncer. Para ello, utiliza la tecnología CRISPR, o repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas, que permite cortar eficazmente los genomas y trocear el ADN para tratar enfermedades genéticas gracias a la enzima Cas9.
El año 2020 fue clave en la expansión del trabajo de esta startup con sede en San Francisco. Fue una de las siete compañías que a las que los Institutos Nacionales de Salud concedieron 249 millones de dólares para pruebas rápidas de Covid-19, lo que le permitió ampliar su prueba patentada DetectR para los laboratorios comerciales que diagnostican el virus. Asimismo, se unió a GSK Consumer Healthcare en el desarrollo de una prueba precisa, totalmente desechable, rápida y portátil para detectar el virus SARS-CoV-2.
Al año siguiente, Vertex Pharmaceuticals en Boston pagó 41 millones de dólares a la startup para ampliar las herramientas de terapia celular y genética, lo que le podría reportar a la farmacéutica cerca de 650 millones de dólares en royalties.
En lo que va de 2022, Mammoth Biosciences ha recibido 40 millones de dólares por parte de Bayer, para centrarse en pruebas y curas de enfermedades hepáticas. Los derechos por este pago podrían ascender a 1.000 millones de dólares. Asimismo, la startup ha conseguido la autorización de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos para el uso de emergencia de una prueba de diagnóstico molecular del coronavirus basada en CRISPR.
De cara al futuro, el objetivo de esta startup de biotecnología es convertirse en "una compañía de 100.000 millones de dólares en tecnología CRISPR de nueva generación", en palabras de la propia Janice Chen a la CNBC.
En menos de una década, la inversión de capital riesgo en compañías volcadas en la tecnología CRISPR ha alcanzado los 3.000 millones de dólares, según Chris Dokomajilar, fundador y CEO de DealForma. Mammoth Biosciences es la startup que más financiación ha obtenido en estos años, de acuerdo a un análisis del Centro de Inteligencia Farmacéutica de GlobalData. En total, ha recaudado 265 millones de dólares en cuatro financiaciones de al menos 15 empresas de capital riesgo e business angel.
Disputa legal por la patente
Hace unas semanas, la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos dio a conocer su veredicto en una disputa legal sobre quién hizo funcionar primero la herramienta Cas9.
En un artículo publicado en junio de 2012, un equipo dirigido por el Dr. Charpentier y la Dra. Jennifer Doudna (cofundadora de Mammoth Biosciences), de la Universidad de California, Berkeley, describió cómo reprogramaron la enzima Cas9 para permitir la edición de genes. Ambos doctores recibieron el Premio Nobel de Química en 2020 por este descubrimiento.
La disputa legal surge a raíz de la patente. La asociación Broad, que incluye el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de Harvard, reclamaba como suyo el haber hecho funcionar la tecnología de edición de genes. La Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos y el comité del Premio Nobel siguen criterios diferentes. Según el profesor de derecho Jacob Sherkow a The Wall Street Journal, el comité otorga el premio al primero en concebir el invento, "no al primero en conseguir que funcione en un proceso fácil y replicable para otros científicos".
Al final, las autoridades de patentes de Estados Unidos han dictaminado que el Instituto Broad merece el crédito por inventar una forma de utilizar CRISPR en plantas y animales. Esta decisión repercute en la concesión de licencias a varias empresas de CRISPR, pero no afecta al sistema de edición de genes que utiliza Mammoth Biosciences..