
Cuando todos pensábamos que Ernesto de Hannover era una persona completamente nueva y había desterrado la palabra "escándalo" de su vida después de años en el ojo del huracán mediático por sus adicciones, sus salidas de tono y sus conflictos familiares, el alemán ha vuelto por sus fueros y ha hecho gala de su legendario mal carácter con dos de las personas más importantes de su vida; su hijo Christian y su novia, Claudia Stilianopoulos, por quienes ha tomado la decisión de instalarse en Madrid y comenzar una nueva etapa - marcada por la tranquilidad - en la capital española.
Así, si hace unos días veíamos unas imágenes de Hannover y la escultora discutiendo en plena calle durante una cena con amigos, poco después era su hijo mediano (único con el que tiene relación, por cierto) la víctima de su ira, soportando estoicamente uno de sus legendarios arranques de furia que poco antes había padecido en primera persona Claudia. Momentos que han sido captados por los paparazzi y que han activado todas las alarmas en el entorno de la hija de Pitita Ridruejo.
Tal y como apuntan diferentes medios de comunicación, los amigos más cercanos de la novia de Ernesto de Hannover están muy preocupados por la escultora. Tranquila y discreta, Claudia estaría superada por el hecho de estar en el punto de mira por su relación con el alemán que, su círculo, está convencido de que no le conviene para nada.
Haciendo oídos sordos a los consejos de su círculo más cercano y tan enamorada del ex de Carolina de Mónaco que no ha tardado en perdonar el lamentable espectáculo que protagonizó su novio en la noche madrileña, Claudia continúa adelante con su historia de amor con Ernesto de Hannover y les hemos podido ver derrochando sonrisas y complicidad por las calles de Madrid.
Ajenos a los comentarios que su relación ha suscitado en los últimos días, y a la preocupación de su entorno más cercano, la pareja ha demostrado que su amor puede con todo y, durante un tranquilo paseo por el centro de la capital, intercambiaron confidencias y gestos de cariño antes de separar sus caminos y que el alemán cogiese un taxi.