
La Diputación de Valladolid quiere aprovechar esas oportunidades y, a la espera de que lleguen los ansiados Fondos Europeos, apuesta por generar empleo y desarrollo económico, por mantener unos servicios públicos de calidad para todas las personas y por garantizar una amplia cobertura de los servicios sociales en todo el territorio provincial.
Todo ello se refleja en un proyecto de presupuesto riguroso y ambicioso, que será aprobado el próximo 26 de noviembre y que supera los 127 millones de euros, con un crecimiento de más del 8%.
El objetivo es trabajar para seguir haciendo de la provincia de Valladolid una tierra de oportunidades donde los jóvenes puedan asentar un proyecto de vida, al tiempo que se ayuda a que los mayores puedan permanecer el mayor tiempo posible en sus domicilios.
Con nuevas actuaciones, como el programa piloto de servicios bancarios de proximidad, que permitirá paliar la exclusión financiera de más de 170 municipios de la provincia; o como una nueva línea de apoyo para el mantenimiento de las oficinas de farmacia en el medio rural. Servicios habituales en una ciudad y a los que cada vez cuesta más acceder en el mundo rural.
Junto a ello, el compromiso con el empleo y la recuperación económica, con más de 12 millones de euros en ayudas a pequeñas empresas y autónomos, con especial atención a las mujeres y los jóvenes, o con un incremento de la inversión real de más del 55%.
Una forma de demostrar que frente a los que hablan de España Vaciada, hay opciones de crecimiento y desarrollo, hay proyectos y nuevas ideas. Hay, en definitiva, una tierra llena de oportunidades.
El propio presidente de la Diputación, Conrado Íscar, destaca que "estamos ante el proyecto de Presupuestos que más crece en los últimos 14 años. Un crecimiento que alcanzamos sin necesidad de recurrir a endeudamiento ni tampoco a la enajenación de patrimonio, como ha ocurrido en otros ejercicios".
Un crecimiento que ha sido posible gracias a la buena salud financiera de la Diputación, con una previsión de deuda a 31 de diciembre del 13,70% sobre los ingresos corrientes, lo que habría permitido incrementar las cuentas aunque se ha optado por la prudencia y reservar la capacidad de endeudamiento para afrontar la cofinanciación de aquellos posibles proyectos que lleguen en el marco de los Fondos Europeos Next Generation.
Un presupuesto "vivo, que permita cierta flexibilidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes e imprevistas", y junto a ello, unas cuentas "coherentes" con la flexibilidad para atender nuevas oportunidades y con el rigor que precisan los proyectos a desarrollar, además de comprometidos con la recuperación económica, decididos para afrontar las nuevas necesidades de los vecinos de la provincia, y ambiciosos a la hora de mejorar la calidad de vida de los vecinos de nuestros pueblos.
En este sentido, Conrado Íscar considera que "este es un proyecto de Presupuesto que va a ayudar a la recuperación económica y social de nuestra provincia tras la crisis generada por la pandemia. En definitiva, que busca proteger a los más vulnerables, incentivar la creación de empleo y el desarrollo económico, y consolidar los nuevos servicios y las nuevas inversiones en nuestros municipios". En de la apuesta de la institución por el desarrollo de pueblos y comarcas, destaca el impulso al potencial turístico que ofrece una provincia con un prestigio vitivinícola que traspasa fronteras.
Tiempo de sentir
El llamado turismo slow, que ya ganaba espacio antes de la pandemia, se consolida como una forma de viajar diferente y segura, en la que lo importante es vivir nuevas experiencias. Y ahí es donde la provincia de Valladolid puede ofrecer todo su potencial.
La conocida como Milla de Oro de la Ribera del Duero, entre Sardón y Peñafiel, ofrece todo aquello que exige el turista más exigente
La provincia cuenta con 4 Rutas del Vino Certificadas: Ribera del Duero, Rueda, Cigales y Toro. Y sobre todo con algunas de las bodegas más exclusivas del panorama enológico español. Tradición y modernidad que hacen de la provincia de Valladolid un referente nacional e internacional. Argumentos todos ellos que sirven para concluir rotundamente que Valladolid es Vino.
Los lugares emblemáticos salpican toda la provincia, pero, sin duda, los 27 kilómetros que separan las localidades de Sardón de Duero y Peñafiel son la punta de lanza de toda esa oferta enoturística. La conocida como Milla de Oro de la Ribera del Duero acoge todo aquello que reclama el turista más exigente, el viajero que disfruta con calma, sin prisa, de una experiencia única, en la que él mismo decide protagonizar su propia historia.
A lo largo de esos pocos kilómetros, a derecha e izquierda del padre Duero, se arraciman las bodegas más emblemáticas de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Referencias enológicas imprescindibles para el amante del buen vino que se elabora en edificios singulares. Bodegas tradicionales que alternan con modernas bodegas de nuevo trazo, en una mezcla perfecta entre recuperación del patrimonio y los nuevos diseños arquitectónicos.