
La calidad y la variedad destacan principalmente por ofrecer alimentos como la Torta del Casar, los derivados del cerdo ibérico, las Picotas del Jerte o las Migas. Ingredientes y platos de lo más característicos que no pueden faltar en las cocinas de Extremadura.
Sencilla en su elaboración, pero basada en la extraordinaria calidad de sus materias primas, la gastronomía extremeña está estrechamente ligada al clima y a las características geográficas de su territorio, que carece de acceso al mar y está dominado por campos y zonas de montaña, lo que hace que destaquen especialmente las carnes y las hortalizas. En Extremadura existen diez Denominaciones de Origen y dos Indicaciones Geográficas Protegidas, lo que le permite ser calificada como "región con Denominación de Origen", ya que todas sus comarcas están integradas en al menos una figura de calidad. Además, las denominaciones de origen constituyen en cierta forma la punta de lanza de los alimentos de esta gastronomía, conformando solo una muestra de la gran variedad y calidad de los productos agrícolas y ganaderos de la región.

Los españoles buscan conocer la auténtica esencia del territorio que visitan. Así lo indicó el Estudio de Demanda de Turismo Gastronómico en España, realizado por Dinamiza Asesores. En este sentido, cada comunidad autónoma cuenta con una serie de productos propios de cada tierra, como es el caso de la Torta del Casar, elaborada en unos cuantos municipios cacereños. Además de consumirse directamente sobre la misma corteza, es uno de los ingredientes fundamentales de la cocina extremeña. Otro de los alimentos que goza de D.O. son los Quesos de la Serena, elaborados con leche de oveja que pastan en las grandes extensiones de la comarca de La Serena. Tiene un sabor ligeramente amargo y un regusto picante y persistente.
Las Picotas del Jerte se cultivan entre montañas de más de 2.000 metros de altitud, en tierras fértiles, regadas por arroyos de aguas cristalinas
En una región tan extensa y variada, la dehesa tiene un papel más que protagonista. Los derivados del cerdo ibérico criado en montanera y alimentado de bellotas son los productos más conocidos y reconocidos. La estrella de los ibéricos es el Jamón Ibérico de Bellota D.O. Dehesa de Extremadura, aunque las carnes de ternera y cordero también tienen sus propias denominaciones de origen. También destaca el Pimentón de la Vera, utilizado en todo el mundo y referencia en cuanto a pimentón, con una calidad y aroma muy característico.

La cocina extremeña ha sabido conservar muy bien la pureza de los sabores y entre sus denominaciones de origen destaca la Cereza del Jerte, concretamente las Picotas del Jerte. Se cultivan entre montañas de más de 2.000 metros de altitud, en tierras fértiles, regadas por arroyos de aguas cristalinas. Cuando tienen el grado óptimo de su madurez, su recogida se realiza de modo artesanal, a mano y con cestas de castaño.
Las Migas, aunque siguen muy ligadas al ámbito rural, se pueden degustar hoy en día en el almuerzo
Introduciéndonos más en profundidad en las cocinas extremeñas, en ninguna pueden faltar las Migas, muy consumidas por los ganaderos. Hoy en día, aunque siguen muy ligadas al ámbito rural, se degustan como opción para el almuerzo e incluso como tapa. El ingrediente principal son las migas de pan duro previamente humedecidas en agua. Estas se sofríen con ajos, pimentón y aceite de oliva y se presentan en una cazuela de barro, acompañadas de productos locales como pimientos, torreznos o chorizos.

Platos tradicionales
Es imposible abarcar todos los platos y variantes que forman parte de la gastronomía extremeña y, a pesar de que esta región destaca principalmente por su materia prima, son infinitos los platos que nos podemos encontrar. En esta zona son características las sopas que se elaboran a base de pan troceado, normalmente pan duro de días anteriores que se aprovecha. El ajoblanco es una sopa fría alternativa al gazpacho que tiene Extremadura. Suele acompañarse de torreznos, uvas o higos frescos, además de añadirle el toque del pimentón de la Vera. Las sopas de antruejo son típicas de una zona de Badajoz, de Aceuchal, en época de carnaval. Se elaboran con cerdo, pan troceado y huevos cocidos. Se van colocando capas a modo de lasaña de tal forma que queda: una capa con la carne deshuesada y picada y una capa con el sofrito de cebolla. Se hornea y se gratina con la última capa de huevo cocido picado y perejil.
Un entrante muy conocido en Extremadura es la cachuela, pringue de hígado o caldillo. Se elabora normalmente durante la matanza, con el hígado frito en la manteca, con ajo, cebolla, pimentón y otras especias. También destaca la Chanfaina, cuyo origen es el aprovechamiento de las partes menos nobles del cordero que se quedaban los pastores cuando éstos recibían la orden de sus señores de sacrificar el animal para comérselo. En definitiva, la variedad y la calidad son principales características de la gastronomía de esta comunidad.