
Para muchos conductores las vacaciones es el momento en el que más horas seguidas se ponen al volante y eso puede provocar dolores de espalda y cuello si no cuidamos la postura al volante.
Las malas posturas, sobre todo los que trabajamos sentados, dolencias que van apareciendo con la edad o lesiones más o menos importantes, se hacen notar más y resultan más molestas cuando estamos mucho tiempo inmóviles o en la misma postura y los viajes largos en coche son una de esas situaciones. Si ya arrastramos dolencias de espalda o musculares, el primer consejo es elegir nuestro coche con unos buenos asientos, que tenga múltiples reglajes para que se ajusten lo mejor posible a nuestra constitución. Los asientos de los coches cada vez son mejores pero muchas marcas ofrecen asientos opcionales que marcan una diferencia muy importante para personas con problemas musculares.

Lo primero que hay que hacer antes de iniciar la marcha, sobre todo en un viaje largo, es colocarnos en una postura correcta al volante, que nos permita llegar bien a los pedales, mover el volante sin separar la espalda del respaldo y con el reposacabezas a la altura correcta. Llevar ropa cómoda, que no se retuerza y nos limite los movimientos, sin cosas en los bolsillos, que no nos oprima ni sea calurosa en verano ni fría en invierno.
Modificar los ajustes del asiento
La norma básica y el sentido común dicen que debemos detenernos y descansar para estirar las piernas cada dos horas, pero si las molestias aparecen antes, realizar una pequeña modificación de los ajustes del asiento, como la distancia a los pedales, la inclinación del respaldo o, en los asientos más sofisticados, del apoyo lumbar o de la inclinación de toda la banqueta, suele aliviar esas primeras molestias. En estas condiciones es cuando se aprecia la importancia de invertir en unos buenos asientos, con muchos reglajes, a ser posible eléctricos, además de calefacción, ventilación e incluso masaje.

Si las molestias persisten lo mejor es parar y descansar, hacer movimientos de estiramiento, caminar un poco y relajarnos, aunque no hayamos llegado a las dos horas de conducción. Algunas veces la calefacción del asiento puede ser una ayuda para ciertas molestias, incluso en verano, porque realizará un efecto relajante, algo similar a la luz infrarroja que utilizan algunos fisioterapeutas para algunas lesiones musculares.
Conducir exige toda nuestra atención y estar en las mejores condiciones por nuestra seguridad. Un dolor o una molestia muscular solo conseguirá reducir nuestra atención y nuestros reflejos y puede convertirse en un problema para la seguridad por lo que es mejor parar las veces que haga falta para aliviar esas molestias.