Motor

Los primeros en probar tu coche son robots: manos y culos robotizados miden la resistencia de tu futuro coche

Miles de horas y kilómetros realizados por robots sin moverse del sitio. Así es como las máquinas prueban que los coches que van a salir al mercado resistan el uso de sus propietarios.

Los robots no solo se encargan de fabricar nuestros coches, en una coreografía casi hipnótica en las cadenas de montaje. Antes de que lleguen a producirse en esas líneas de producción casi automatizadas al completo, otros muchos robots se encargan de simular el uso intensivo por parte de sus futuros propietarios. Y no se trata solo de pruebas que simulan la conducción en carretera con diferentes firmes y condiciones climatológicas. Los robots prueban también cómo se comportan otros elementos más básicos de un coche, como puertas, portones o asientos.

Miles de portazos continuos y en poco tiempo para comprobar la calidad de los cierres.

Trabajadores incansables

Es la forma en la que las marcas de coches analizan la resistencia de sus coches en el día a día, pero en un muy poco tiempo, para detectar posibles fallos, con robots que imitan los comportamientos humanos. No tienen jornadas de ocho horas ni tiempo para comer o descansar, trabajan 24 horas al día, 365 días al año y, en unas pocas semanas de pruebas, pueden reproducir hasta 10 años de vida de un automóvil, lo que supone una importantísima información sobre la durabilidad de los elementos sometidos a ensayo.

Aunque ahora muchos portones están motorizados, también se prueba con robots su resistencia al uso intensivo.

Son capaces de reproducir los movimientos de nuestras manos y culos para analizar el estado de unas puertas después de miles de portazos, la fiabilidad de un cambio de marchas manual o la resistencia de un asiento o el aguante de una banqueta trasera después de abatirla cientos de veces. Puertas y tapas del maletero que se abren y se cierran sin piedad hasta 30.000 veces seguidas en muy pocos días y con condiciones climatológicas muy extremas, para comprobar su buen ajuste y durabilidad,

Asientos que reciben el peso de un culo artificial de 82 kilogramos una y otra vez, hasta en 25.000 ocasiones seguidas en solo cinco días, para observar la resistencia de las espumas y los tejidos de los que están hechos. Aunque cada vez son menos habituales, incluso los interruptores de los salpicaderos se ponen a prueba con "dedos" humanoides para observar su fiabilidad y resistencia.

Los sensores de este 'robot' permiten analizar la comodidad al ir sin techo en un descapotable.

Los robots de la comodidad

Pero también existen otros robots diseñados para medir el nivel de ruido en el interior de los coches e incluso si nos despeinamos a bordo de un descapotable. Es el caso de los "humanoides" que se emplean para analizar tanto la sonoridad del habitáculo de un coche como la efectividad de sus equipos de audio, un elemento primordial para muchos clientes, sobre todo en el segmento premium.

Incluso existen robots que analizan las corrientes de aire y el nivel de comodidad a bordo de los descapotables cuando se circula sin techo. Es el caso de Tanja, que analiza estos parámetros en los cabrios de Mercedes-Benz antes de que salgan al mercado. Todas estas pruebas permiten mejorar la calidad y la vida útil de los coches antes de que lleguen a la producción.

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