
Si tienes algunos años y alguna vez has jugado con coches teledirigidos, seguramente hayas experimentado la frustrante sensación de quedarte sin pilas y ver cómo estos juguetes reducían su velocidad de manera progresiva hasta, finalmente, quedarse inmóviles. Pues bien, esta misma circunstancia puede suceder de igual manera con un coche eléctrico si se emplea el 100% de su batería —o con un coche de combustión si se consume todo el depósito—.
Cuando esto ocurre, el coche queda completamente inmóvil, con la particularidad de que es mucho más difícil de empujar que un coche de gasolina o diésel, dado su mayor peso. Salvo que tu seguro ofrezca la posibilidad de enviar un vehículo de soporte con el que realizar una recarga en cualquier lugar, tocará movilizar el vehículo hasta un punto de recarga cercano.
Para hacerlo, podemos recurrir a varias soluciones, aunque casi todas conllevan ciertos problemas. En primer lugar, podemos intentar empujarlo, pero empujar un coche eléctrico puede provocar daños sobre diferentes sistemas, como el motor, la batería o el inversor. Por tanto, no es nada recomendable empujar este tipo de vehículos si se quedan tirados. Remolcarlo con otro vehículo también puede conllevar ciertos problemas. Según explican desde el Club RACE, al remolcar un vehículo eléctrico puede activarse el sistema de regeneración de la batería, el cual no está preparado para que funcione mientras el sistema está apagado. Por tanto, lo más recomendable es subirlo a una grúa.
Para solventar esta situación, los vehículos suelen incluir un buffer —similar a la reserva de los coches de combustión— mediante el cual puedan ser movidos durante unos cuantos metros para poder ser estacionados en un lugar seguro. Además, algunos modelos cuentan con un modo de emergencia con el que pueden circular unos cuantos metros más limitado a una velocidad de unos 10 kilómetros por hora.
En cualquier caso, quedarse sin batería en medio de la vía puede ser objeto de sanción, de la misma forma que ocurriría con un coche de gasolina o diésel. Según indican desde RACE, quedarse en mitad de la carretera sin batería supone un hecho sancionable con hasta 200 euros de multa.
Por ello, es conveniente realizar una buena planificación de la batería y evitar conducir en niveles por debajo del 20%.