
Europa ratificó este viernes los aranceles de hasta el 35% a los automóviles importados desde China. La medida, aprobada con la abstención de España y la negativa de Alemania, ya ha despertado el rechazo de Seat. La compañía, filial de Volkswagen, avisa de las "consecuencias negativas importantes" que tendrá la decisión. Los responsables de la Unión Europa siguen, eso sí, negociando con el gigante asiático una solución acordada.
Pero la empresa presidida por Wayne Griffiths es clara: "Seat rechaza firmenete la decisión, que es difícil de comprender, especialmente si se compara con los aranceles más favorables aplicados a competidores no europeos". La firma se verá también afectada a la hora de importar el Cupra Tavascan, que produce en China y que sufra un arancel superior al 20%.
"La decisión tendrá importantes consecuencias negativas tanto para la empresa como para la industria automotriz europea en general", señaló. Y es que con aranceles del 20%, Seat se ve obligada a vender a pérdidas el vehículo. "Los nuevos aranceles dañarán la estabilidad financiera de la empresa y también podrían amenazar los puestos de trabajo", añadió.
Griffiths ya avisó que el impuesto ponía en peligro el músculo financiero de todo Seat. Y que incluso se podría ver obligado a reducir la producción de coches de combustión para cumplir con los objetivos de CO2 impuestos por la propia Unión Europea.
"Hacemos un llamamiento tanto a Europa como al gobierno chino para que continúen de manera constructiva las negociaciones para encontrar una solución política. El objetivo común debe ser evitar cualquier arancel compensatorio y, por lo tanto, un conflicto comercial", señaló el fabricante.