
Un fabricante alemán presume en una nota de prensa de las aptitudes para viajar de su nuevo eléctrico, pero proporciona detalles que no dejan en buen lugar a la red de recarga en España.
El renovado Porsche Taycan eléctrico se presentaba a la prensa de todo el mundo a lo largo del mes de abril. Sus nuevas especificaciones admitían recargar con más potencia, más rápido: 18 minutos de 10% al 80% en condiciones óptimas. Al responsable de comunicación del Taycan se le ocurre desplazarse con uno de ellos desde Alemania a Sevilla, con un fotógrafo de testigo.
La idea es buena. Qué mejor que una vivencia parar argumentar con datos y pasión personal a cualquier periodista que luego cuestionase la viabilidad y usabilidad real del coche eléctrico. Que sucediera en marzo significaba que las temperaturas bajas (arrancaron a seis grados) no eran óptimas, pero no se trataba de batir ningún récord, sino un viaje de trabajo: pocos pueden elegir las condiciones climáticas antes de afrontar un desplazamiento.

La primera parada para recargar, al cabo de cuatro horas de salir de Stuttgart, la realizan a los 480 km, rodando a 120 km/h de media. Cuando se cumplen los 1.000 kilómetros aún están en suelo francés, tras menos de nueve horas. Han parado un total durante 50 minutos a recargar. Cargas que, en los primeros 10 minutos, han promediado hasta 300 kW y con varios cargadores disponibles en cada estación. Transcurridas doce horas, la velocidad media todavía supera los 100 km/h. El hotel en Barcelona donde pernoctar se encuentra a 1.260 km de la salida.
España: comienzan las recargas lentas
Cuando llegan a Barcelona, aún queda un 10% de energía en la batería. En el parking subterráneo del hotel solamente existen dos cargadores. Gratuitos, pero solo proporcionan 3,7 kW de potencia. Después del descanso nocturno no han conseguido que el Taycan alcance siquiera un 50% de su capacidad.
Este inconveniente conlleva parar por la mañana tras apenas recorrer 100 km, una hora después de reemprender el viaje, para garantizar que se alcanza el siguiente punto de carga rápida.

Cuando intentan la siguiente recarga del día, no funciona. Esto obliga a buscar otra estación de recarga… y tampoco. A la tercera va la vencida, llegan con solo un 4% de batería a una estación de recarga no-Ionity, para darle un soplo de electricidad con el que alcanzar la siguiente Ionity (la favorita del planificador embarcado, que por algo Porsche es socia). En la búsqueda han perdido una hora para recargar solamente 40 kWh.
Aún les quedan 500 km hasta Sevilla, pero prefieren detenerse de nuevo apenas recorren 167 km, en la mencionada Ionity, para asegurarse de no tener que parar más. De no haber funcionado, aún habrían dispuesto de 333 km para encontrar un punto sin angustiarse.

Hubo que usar puntos de recarga rápida fuera de la red Ionity; por ahora la ocupación es muy baja
Hay que mejorar la red
No se quejan de la red en España, pero la lectura de la nota de prensa no la deja bien parada. La llegada hasta España sucede sin prácticamente nada que contar. La aventura de viajar en eléctrico solo arranca cuando corresponde recargar en Barcelona.
Solo habían parado 50 minutos para recorrer los 1.260 km hasta Barcelona. En los 1.000 km restantes pararán una hora y veinte, apenas habrán logrado cargar durante la noche, y han perdido otra media hora deambulando a la búsqueda de un cargador.

Al final, logran subir la media de conducción -no de viaje- hasta 100 km/h cuando saben que llegarán a Sevilla sin tener que buscar más cargadores, y habiendo tan poco tráfico en esos 300 km, que "la velocidad máxima es igual a la velocidad media" -textual- es ese último tramo. Haciendo cuentas, la velocidad media total habría sido de 91,7 km/h si incluimos las dos horas y cinco minutos detenidos haciendo recargas rápidas. O bien 89,9 km/h, si también contamos la media hora perdida buscando cargadores que funcionaran.
A pesar de las recargas ultrarrápidas la velocidad real "de viaje" obtuvo 90 km/h de media, 100 km/h en movimiento
Mejor rodar despacio que estar parado
Dos horas detenido (que fueron dos y media) para reponer energía habría dado a un Panamera o a cualquier coche de motor térmico de 100 caballos, rodando a 120 km/h, una ventaja de 240 km (o 200 km, porque también habría parado unos pocos minutos a repostar). Por suerte, para los de Porsche, de los cálculos y de navegación para llegar a las estaciones de recarga se encargaba automáticamente el sistema embarcado Porsche Charging Planner. Así que no habrá habido lugar a la discusión por haber elegido el hotel y las estaciones de recarga menos convenientes.

Solo leer la nota de prensa ya permite intuir a los periodistas internacionales la experiencia de rodar por España en eléctrico. Por mucho que las marcas empujen el eléctrico con coches capaces y atractivos, en algunos casos, viajar con ellos aún requiere de temple y de buen ánimo.