Motor

Primer crash-test frontal de dos coches eléctricos, Mercedes pionera en seguridad

  • Las condiciones del crash test simulan las de un choque real en una carretera secundaria al fallar un adelantamiento.
  • La velocidad de los dos vehículos era de 56 km/h, superior a los 50 km/h de las pruebas de EuroNCAP.
La gran deformaci?n en los veh?culos demuestra que todo funcion? perfectamente.

La alemana Mercedes Benz, pionera al realizar el primer crash test frontal de dos vehículos eléctricos circulando a 56 km/h con un resultado realmente bueno, tanto para los ocupantes como para las baterías de iones de litio.

Mercedes Benz siempre ha basado el éxito de sus modelos y de su imagen de marca en la seguridad. Las primeras pruebas de choque por parte de la compaña alemana se realizaron en los años sesenta y desde entonces siempre ha estado a la vanguardia también en este sentido. Ahora, da un nuevo paso adelante al realizar el primer crash-test frontal entre dos vehículos eléctricos y hacerlo públicamente.

El resultado ha sido aún mejor de lo esperado, pese a que la velocidad del impacto ha sido elevada, al circular cada coche a 56 km/h en el momento del choque. El resumen de esta importante prueba es que los vehículos eléctricos de Mercedes son tan seguros como el resto de modelos de la gama del fabricante alemán.

Tras el análisis de 150 parámetros el riesgo de sufrir una lesión grave fue muy bajo.

El crash test correspondió a una prueba de choque real, realizada más allá de las pruebas habituales y de los requisitos legales. Los dos coches, un EQA y un EQS SUV, chocaron frontalmente con un solapamiento del 50 por ciento en un escenario de accidente de la vida real, cada uno viajando a 56 km/h. Un accidente que se puede producir en una carretera convencional cuando un vehículo se mete en el carril contrario.

Pasajeros seguros

Lo más importante es que la protección de los pasajeros ha quedado perfectamente confirmada. Y es que la celda del pasajero y la batería de alto voltaje de ambos vehículos permanecieron intactas, tal y como estaba previsto. También las puertas se pudieron abrir tras el siniestro y los sistemas de alto voltaje se desconectaron automáticamente en el momento del impacto.

Esta prueba va un paso más allá de los estrictos ensayos de EuroNCAP. Para estos últimos se exige una prueba de impacto frontal utilizando un carro de 1.400 kg con una barrera de aluminio que reproduce la parte delantera de otro vehículo. Y la velocidad de ambos al chocar es de 50 km/h.

Sin embargo, en la prueba de Mercedes se utilizaron dos vehículos reales, un EQA y un EQS SUV, que pesan considerablemente más, aproximadamente 2,2 y tres toneladas, respectivamente. Además, ambos modelos iban más rápidos, al rodar cada uno a 56 km/h. Con ello, la energía del impacto es muy superior.

Esta prueba pionera se realizó en el centro de seguridad de Mercedes en Sindelfingen.

La gran deformación de los vehículos tras la colisión puede parecer alarmante para el no experto. Sin embargo, esa deformación demuestra claramente a los expertos que todo ha funcionado muy bien, que se ha podido disipar la energía del choque de forma controlada. Y la mejor demostración es que la célula de seguridad de los pasajeros de ambos modelos eléctricos permaneció intacta y las puertas aún se podían abrir. En caso de emergencia, esto permitiría a los ocupantes salir del vehículo por sí solos o que los socorristas y el personal de rescate pudieran llegar hasta ellos de manera fácil. El sistema de alto voltaje del EQA y del EQS SUV se apagó automáticamente durante la colisión.

A 56 km/h

La prueba de choque se realizó en el Centro Tecnológico para la Seguridad de Vehículos del Grupo en Sindelfingen y demuestra la filosofía de seguridad de Mercedes para la vida real: fabricar automóviles que resistan también en accidentes de la vida real. La prueba, con una velocidad de 56 km/h representa el escenario habitual durante una maniobra fallida de adelantamiento en una carretera secundaria. La velocidad seleccionada tiene en cuenta que, en un accidente real, los conductores intentarían frenar antes de que se produjera la colisión.

En los vehículos siniestrados viajaban cuatro dummys adultos, tres de ellos mujeres y el cuarto un hombre. El análisis exhaustivo de 150 puntos de medición en los dummys demuestra que estuvieron expuestos a un riesgo muy bajo de sufrir alguna lesión grave. Todos los sistemas de retención del cuerpo, los airbags y los pretensores de los cinturones de seguridad funcionaron perfectamente.

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