
Las bajas temperaturas impactan directamente en la autonomía de los vehículos eléctricos. Pero un nuevo estudio indica que cuanto más rápido se conduce un EV, menor es el impacto que tiene el clima muy frío. Lo vemos.
La autonomía de un coche eléctrico es muy influenciable por varios factores. Al igual que ocurre con los coches de combustión, la autonomía real, es decir, la distancia que se puede recorrer con una batería completamente cargada, puede ser muy inferior o superior a la anunciada. Factores como la climatología, nuestra manera de conducir, la velocidad, los neumáticos o las condiciones de la carretera, entre otros, influyen en que podamos recorrer más o menos kms con nuestro coche eléctrico. Pero vamos a centrarnos en lo que a temperatura se refiere.
En días muy fríos, la autonomía de un EV se puede reducir hasta un 50%
Un informe elaborado por ADAC en Alemania a principios de 2022 indicaba que la ansiedad por la autonomía sigue siendo un obstáculo para los fabricantes de vehículos eléctricos y es una preocupación real cuando hace frío afuera. En dicho estudio se indicaba por ejemplo que algunos vehículos como el Volkswagen ID.3 pueden perder la mitad de su autonomía una vez alcanzados los menos 7 grados o menos afuera. Los coches como el Mustang Mach-E y el Hyundai Kona Electric pierden más del 30 por ciento de su autonomía.
En días extremadamente fríos, la autonomía puede reducirse hasta un 50%. Esto se debe principalmente a la energía necesaria para mantener al conductor y las baterías a una temperatura agradable. Afortunadamente, podemos intentar remediarlo con algunas medidas para reducir este impacto, como precalentar el habitáculo o aprovechar los asientos calefactados en lugar de encender la calefacción.
Con frío, conducir más rápido mejora la autonomía
Ahora, un estudio sobre autonomía de 500 modelos eléctrico y 200 furgonetas eléctricas, realizado por Geotab, proveedor de telemática para vehículos de flota, pone de relieve algo quizá un poco contradictorio: que las temperaturas más frías afectan menos a la autonomía del coche, pero, ojo, si conducimos el vehículo a una velocidad más elevada.
A una temperatura templada de 20 °C, la velocidad ideal para un vehículo eléctrico es de 30 km/h. Sin embargo, a una temperatura de 0 °C, la autonomía alcanza su máximo a una velocidad de 60 km/h. Esto se debe a que, a velocidades tan bajas, la calefacción tiene un mayor impacto en la autonomía que la aerodinámica, por lo que cuanto menos tiempo pase funcionando la calefacción, menos se gastará la batería.
A mayor velocidad, influye menos la calefacción en la autonomía
Sorprendentemente, a una velocidad alta se reduce la influencia de la calefacción en el consumo de un coche eléctrico. Esto se debe a que, una vez que se empieza a conducir a 96-113 km/h, el efecto de la resistencia aerodinámica a medida que el vehículo se desplaza por el aire tiene un impacto mucho mayor en la autonomía que la calefacción. Como resultado, una vez que se alcanzan velocidades superiores a 113 km/h, la temperatura tiene un efecto mucho menor en la autonomía. Es decir, a velocidad alta, la mayor parte del consumo de electricidad se debe a la resistencia aerodinámica. Sin embargo, cuando la velocidad es baja, la resistencia aerodinámica no es tan importante y puede llegar a generar menos consumo eléctrico que la calefacción, si hace mucho frío.
Sin embargo, es importante tener en cuenta aquí que en ningún momento la autonomía de un EV es mayor en el frío. A 20 °C (68 °F), el alcance máximo de un EV con una batería de 65 kWh es un poco menos de 644 km, según señala el informe de Geotab. A 0 °C (32 °F), la autonomía de un vehículo eléctrico alcanza un máximo de poco más de 402 km (250 millas).
Incluso a la velocidad ideal para clima frío del coche eléctrico (60 km/h/37 mph), este llegará más lejos si el clima es mejor. Mientras que el EV recorre alrededor de 402 km en el frío, en clima templado recorre alrededor de 563 km a esa velocidad.
Sin embargo, es interesante saber que cuando llega el invierno, podremos esperar un impacto menor en la autonomía del coche cuando circulemos por carretera durante nuestros viajes que durante los recorridos a baja velocidad por la ciudad.