Motor

La automoción espera más ventas y producción y ejecutar el Perte

La automoción busca recuperar las cifras de 2019. Una tarea complicada cuando la cadena industrial sigue rota. No será el único objetivo, ya que se tienen que empezar a ejecutar los fondos del Perte y convocar la segunda edición.

El sector de automoción llega a 2023 con la intención de dejar atrás las bajas cifras que ha registrado en los tres últimos ejercicios. La pandemia y las consecuencias derivadas de ella siguen haciendo mella tanto en las matriculaciones como en la producción. Una situación que impide que el sector haya recuperado las cifras consideradas normales para las patronales. Lograr un mercado en el que se vuelvan a matricular 1,5 millones de vehículos parece una quimera en el corto plazo. De hecho, para el año que viene se prevé que las matriculaciones alcancen las 900.000 unidades, lejos aún de los 1.258.260 turismos y todoterrenos matriculados en 2019. No obstante, entre las consecuencias derivadas de la pandemia destaca la escasez de semiconductores. Una situación que desde finales de 2020 arrastra continuas paradas en las factorías. Pese a esta las continuas interrupciones en la cadena productiva no se prevé que en el primer semestre del año se recupere la normalidad previa a la pandemia.

A este contexto hay que sumar la inflación y el encarecimiento de las materias primas, medidas que dificultan aún más que las ventas igualen los registros de 2019. Las previsiones son poco halagüeñas para 2023 y esto puede impactar en las redes de concesionarios. Desde Faconauto ya han advertido que este mercado es excesivo para los 153.000 empleados que tienen las redes de distribución en la actualidad. Y es que se necesita un mercado de más de un millón de unidades comercializadas para mantener entre 150.000 y 150.000 trabajadores de las redes.

La automoción busca recuperar las cifras previas a la pandemia
La automoción busca recuperar las cifras previas a la pandemia

El próximo año deberán incrementarse las ventas de modelos electrificados (híbridos enchufables y eléctricos) con el objetivo de no aumentar la brecha que separa a España de los principales mercados europeos. Pero la industria automovilística ya tiene el foco puesto en 2035, año en el que no se podrán comercializar modelos de combustión interna (diésel y gasolina). También será necesario incrementar el número de puntos de recarga con el objetivo de potenciar la adquisición de este tipo de vehículos. De cara a 2023 también se producirá un desembarco más pronunciado de los vehículos chinos, cuyos fabricantes se lanzan a la conquista del Viejo Continente.

En 2023 también verá la luz la segunda edición del Perte del vehículo eléctrico y conectado. Un Perte que pese a haber sido el primero y contar con el apoyo del Gobierno, tan solo ha logrado movilizar el 26,6% de los 2.975 millones de euros con los que contaba. Para esta nueva edición el Gobierno busca en Bruselas una ampliación de la ejecución de los fondos que en la actualidad se sitúa en el 30 de junio de 2025. Precisamente por este motivo automovilísticas como Ford tuvieron que renunciar a los 106,3 millones de euros que les había correspondido. En este escenario entra Stellantis que este año decidirá dónde produce sus nuevos modelos completamente eléctricos. España tiene opciones para hacerse con las nuevas plataformas eléctricas, pero ya ha advertido de la necesidad de contar con fondos públicos. En total, la nueva edición del Perte del vehículo eléctrico y conectado contará con 2.181,2 millones de euros.

El año que viene también comenzarán las obras de la gigafactoría de Volkswagen en Sagunto, cuyo inicio de producción está previsto para 2026. Se espera que antes el gigante alemán del automóvil dé a conocer su plan de producción para 2023. El D-Hub, formado por la ingeniería catalana QEV Technologies y BTech, también tendrán que echar a rodar su proyecto en la Zona Franca de Barcelona.

El año 2023 comenzará con la llegada de las zonas de bajas emisiones en los municipios de más de 50.000 habitantes. Una situación que impedirá el acceso al centro de las urbes a los modelos más contaminantes.

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