
Con el invierno llegan el frio, la climatología adversa, y nieve, lluvia o bajas temperaturas complican la circulación por carretera. La pregunta es, ¿estamos preparados nosotros y nuestro coche para ello?
Junto con el verano y la Semana Santa, el mes de diciembre es el periodo en el que se producen más salidas por carretera. Solo para el puente de la Constitución, la DGT ha previsto unos cuatro millones de desplazamientos. El gran problema es que en estas fechas la climatología adversa no es una buena compañera de viaje. Por ello, tener el coche a punto es vital. El agua, el hielo, la niebla, la nieve podrían estar presentes en la carretera, haciendo la conducción mucho más difícil y peligrosa.
Ante estas circunstancias, hay unos elementos claves del vehículo que hay que revisar. En primer lugar, los neumáticos. Como ya sabemos, los neumáticos juegan un importante papel en la seguridad vial. Son el único elemento que mantiene el coche unido a la carretera y mantenerlos en buen estado es de vital importancia. Presión correcta, la adecuada profundidad del dibujo, flancos en buen estado… son tres claves para que los neumáticos cumplan su papel a la perfección en cualquier momento y mucho más en invierno.

Sin embargo, cuando llega el frío sobre el asfalto se acumulan el agua, el hielo o la nieve. Y por ello todas estas precauciones de los neumáticos pueden no ser suficientes. Si nuestro coche equipa neumáticos convencionales, también llamados de verano, es vital echar siempre en el maletero unas cadenas, por si nos pilla una nevada. Y junto a ellas, un par de guantes para poder ponerlas sin riesgo. Si este es tu caso, intenta aprender previamente a ponerlas, en un lugar seco, para saber exactamente cómo se instalan. Después, al borde de la carretera, nevando y con frío, puede ser mucho más complicado si no lo has hecho nunca.
Neumáticos
Una solución para librarte de las cadenas es equipar tu vehículo con neumáticos 'All season' que, como su nombre indica, pueden hacer un buen papel en cualquier momento del año. Estos neumáticos funcionan bien sobre agua, hielo y nieve. Pero, ojo, no tienen la misma eficacia que los neumáticos de invierno. Los 'All season' mantienen un alto grado de seguridad en verano y también en invierno, pero por el contrario se degradan más rápidamente que los convencionales.
Sin embargo, no solo hay que mantener en buen estado los neumáticos. Del mismo modo, cuando llega el frío hay que vigilar otros componentes del coche. Como aconseja Midas, hay que revisar el nivel del líquido refrigerante, porque si está bajo podría no evitar la congelación del sistema de refrigeración.

Otro punto que hay que tener muy en cuenta en invierno es que hay menos horas de luz. Por esta razón, es muy probable que pasemos al volante muchas más horas de noche que en verano. Es muy importante ver, pero sobre todo ser vistos. Ten las luces encendidas siempre que no haya una perfecta visibilidad y mantén una mayor distancia de seguridad cuando no puedas ver el sol.
Iluminación
Comprobar el sistema de alumbrado es clave y no solo que alumbre en buenas condiciones sino también que las carcasas estén en buen estado, sin rayas o roturas y, por supuesto, limpias. Si alguna tiene un poro, por ahí podría entrar el agua o la humedad y comprometer la calidad del alumbrado. En esta inspección no te olvides de los intermitentes y de las luces de freno.
Si tu coche dispone de faros antiniebla, asegúrate que los usas correctamente. A la hora de encenderlos, si hay poca niebla, opta en primer lugar por la trasera y solo cuando la niebla se espese utiliza las dos. Pero cuando la visibilidad aumente, apágalas lo antes posible porque molestarán a los coches que haya delante o que vengan de frente. Además, si no hay niebla y las llevas puestas, te multarán. Por el contrario, si no dispones de luces antiniebla, utiliza las luces cortas. Nunca las largas, deslumbrarás y no verás mucho más con niebla. El haz de luz por la refracción alumbrará hacia arriba y te servirán de poco.
En cuanto a la batería, ya sabes que sufren mucho con el frío, pero también puede estar desgastada a causa de las altas temperaturas del verano anterior. Échale un vistazo antes de salir y si no está en las condiciones ideales o si no es muy nueva, cámbiala, te ahorrarás algún quebradero de cabeza.
Sin vaho
Del mismo modo, antes de salir de viaje hay que comprobar que los cristales están bien limpios y sin impactos. Si tienen un pequeño golpe, este puede agrandarse o abrirse en carretera. El frío o la lluvia también son enemigos de los parabrisas dañados. Y en este proceso no te olvides de las escobillas del limpiaparabrisas y su líquido limpiador. También el calor del verano anterior podría haberlas cuarteado y no limpiarán bien, y en esta época del año eso es mucho más peligroso. Lo que aconsejan los expertos es cambiarlas antes del verano y antes del invierno.
Igualmente es importante echar un vistazo al sistema de climatización. Cuando hay humedad exterior los cristales se empañan. Con un buen sistema de climatización podrás deshacerte del vaho en segundos y evitar así situaciones de peligro por falta de visibilidad. Si pasas la mano por el cristal para limpiarlo lo único que conseguirás es ensuciarlo más, llenarlo de grasa y que el proceso de limpiado se complique mucho. Ojo con esto.
Son solo algunos consejos básicos, pero como siempre, lo más importante es tomarse la conducción con la máxima serenidad, mantener la distancia de seguridad mucho más que en verano porque las distancias de frenado se alargan en estas condiciones de frio y humedad.