
El lujo máximo de la movilidad se llama Rolls-Royce. No hay otra marca en el sector de automoción que represente este concepto de lujo máximo en la conducción y de un extraordinario confort en todo tipo de desplazamientos. Eso lleva siendo la marca Rolls-Royce, y lo sigue siendo, 120 años después de su creación, a principios del siglo XX.
Ahora hemos tenido la oportunidad de conducir, pero sobre todo de viajar en el asiento trasero, de una unidad del Cullinam. Se trata de un vehículo que se integra en el concepto del vehículo SUV, pero marcado por los estándares característicos de los coches de Rolls-Royce.
Es decir, lujo, clase, elegancia y confort. Por ello ofrece, además de las características propias del resto de modelos de la gama, nuevas opciones de poder circular fuera del asfalto y continuar la marcha, eso sí igual de confortable, por caminos. Es el concepto exclusivo de SUV según lo entiende la legendaria marca británica.
Normalmente, todos los vehículos modernos incluyen un selector de modos de conducción. Sin embargo los modelos de esta marca también son distintos por eso. Aquí, en el Cullinam, solo hay un modo de conducción: es el modo Rolls-Royce. En él se incluye confort, facilidad de manejo, seguridad de marcha, prestaciones.

Todo unido porque en su capo delantero encontramos un motor V12 impresionante con mucho par casi desde el ralentí. Sin duda esta es la clave de todos los modelos de la gama actual, con una potencia de 571 caballos. Solo pisar suavemente el acelerador, el coche sube de vueltas con mucho empuje, pero con suavidad.
Les decía que no tiene modos de conducción, pero si cuenta con una tecla "off-road", que se debe presionar para que el vehículo se adapte a unas condiciones de peor adherencia en sus controles y sistemas de ayuda. Y también cuenta con control de descenso, muy necesario si hay que bajar una pendiente con firme deslizante, teniendo en cuenta que llevamos un coche de casi tres toneladas de peso.
Primer 4x4
Lo que más me ha sorprendido en este coche es, precisamente, esa falta de selectores para conseguir más deportividad, o mejor economía. Solo hay una opción, el modo Rolls-Royce. Para los que busquen algo más de prestaciones, se ofrece en la gama una versión Black Edition con unos ajustes algo más dinámicos. Pero en cualquier caso es un vehículo basado en el mismo concepto y filosofía de la marca. Es por ello una deportividad muy "light" en la que prima, como en todos los Rolls, el confort y la suavidad.
El objetivo de los técnicos de Rolls-Royce con el Cullinam ha sido el de hacer un todoterreno de verdad pero con la filosofía de Rolls-Royce. Por eso, cuenta con tracción y dirección a las cuatro ruedas. Es más, este Cullinam es el primer vehículo en los 120 años de historia de la marca equipado con tracción a las cuatro ruedas.
También cuenta con un sofisticado sistema de suspensión neumática autonivelante que permite rodar con seguridad por caminos sin asfaltar. Y lo más importante, hacerlo con el máximo confort, como si fuéramos rodando por una autopista.

La prueba la hicimos recorriendo unos kilómetros de calles y avenidas por Madrid, en un día lluvioso, muy parecido al de una jornada londinense. El coche nos esperaba en la puerta del Hotel Villamagna, sin duda un entorno muy apropiado para este modelo de superlujo. Así, pudimos circular por la calle Serrano, la milla de oro y por todo el centro de la ciudad en una jornada con muy poco tráfico.
Gran experiencia
Sentarse al volante e instalarse a sus mandos es una magnífica experiencia. Es diferente al resto de coches porque tenemos la mejor calidad, maderas, pieles y demás, pero también incluye tecnología avanzada. Así, tiene un cuadro digital y también una pantalla en la consola central con el navegador y la gestión de algunos sistemas del vehículo.
Una vez instalados, solo hay que seleccionar la D y comenzar a rodar, sabiendo que todos los usuarios de la calle solo miran a nuestro coche. Y también hay que hacerse de forma rápida a las medidas del coche, nada menos que 5,35 metros de largo y 2,16 m. de ancho. Es impresionante como acelera una mole como esta, pero sobre todo cómo se mueve, con una suavidad que nos hace pensar inmediatamente en el concepto de una alfombra voladora.
Lo mejor de nuestra prueba fue cuando, tras una parada, accedimos a la parte trasera, sin duda la mejor para viajar en un coche como este. Lo primero que sorprende es su puerta de acceso. Abre hacia atrás, para ofrecer un más fácil acceso a esa zona del vehículo. Esa puerta se abre y se cierra de forma eléctrica. Solo hay que mantener presionado el botón "door" para que se abra o se cierre.
A partir de ahí accedemos a un interior impresionante, tanto por sus dimensiones como por la calidad de sus materiales. Pieles de la mejor calidad, en nuestro caso un interior totalmente de cuero de color blanco, maderas y todo al más alto nivel, como no podría ser de otra manera en un Rolls. Y es que cualquier modelo con el espíritu del éxtasis en su radiador supone la máxima expresión de lujo y de calidad de vida.

Pero también incluye detalles exclusivos como su techo, con más de 1.300 luces de led que proporcionan un ambiente interior muy relajado. Son luces puestas a mano por los artesanos de la marca y ofrecen un detalle especial: cada pocos minutos se puede ver algo parecido a una estrella fugaz, gracias al efecto creado con esos led.
Nuevo Ghost
También hemos podido probar el coche "más pequeño de la gama", el nuevo Silver Ghost. Pese a que mide 5,54 metros, es el pequeño, porque el tope de la gama, el Phantom, se sitúa en los seis metros. La sensación que tenemos al subirnos en esta berlina es casi la misma que con el Cullinam. La misma conducción, el mismo motor V12 impresionante, con la misma potencia de 571 caballos.
Como ocurre con el Cullinam, también las puertas del vehículo son de apertura totalmente eléctrica, e incluye detalles realmente increíbles como un salpicadero retroiluminado con 850 luces de led. Pero todo en el nuevo Ghost es completamente diferente a su antecesor. Tan solo se conserva el espíritu del Extasis en la parte superior de su parrilla y el paraguas. El resto ha sido rediseñado partiendo de cero con el objetivo de conseguir el Rolls-Royce tecnológicamente más avanzado hasta la fecha. Destila los pilares de la marca en un producto único, minimalista pero muy complejo que está en armonía con las necesidades de los clientes de este modelo tan exclusivo.

La marca británica, el auténtico fabricante de coches para los Reyes desde principios del Siglo XX, es muy exclusiva, que vende menos de 5.000 unidades cada año. De ellas, sus dos modelos más vendidos son el Cullinam y el Ghost, los dos que hemos probado, que representan cada uno cerca del 40% de sus ventas. El 20% restante se reparte entre el modelo grande, el Phantom, pero también las versiones de tipo Coupé de dos puertas, siempre con más de cinco metros de longitud o las variantes descapotables.
Primer eléctrico
Ahora, Rolls se pasa al coche eléctrico. En septiembre pasado se presentó el Spectre, el primer modelo cero emisiones de la marca, cuyas entregas comenzarán en el cuarto trimestre de 2023. Ha tenido una aceptación impresionante y ya hay cientos de pedidos en firme. Y a partir de ahora, todos los nuevos modelos serán eléctricos.
Un detalle curioso, el responsable de Rolls-Royce Mónaco, el concesionario oficial de la marca que cubre también los mercados de Portugal, España y Francia, nos comentó que ya tienen tres pedidos del Spectre para el mercado español pese a que queda un año para su llegada y que su precio, aún no comunicado, superará ampliamente los 500.000 euros.
Solo un último detalle, el concesionario de Rolls-Royce en Mónaco está en el boulevard Charlotte, donde el metro cuadrado construido se paga a 200.000 euros. Uno de sus clientes es el propietario de un triplex en la torre Odeon de Mónaco por el que se pagaron 325 millones de euros. Rolls-Royce es otro nivel y la mejor prueba son estos dos coches que hemos podido conducir ahora.