Motor

Cómo restaurar un Porsche 356 de 1950 partiendo casi de cero

  • Tras 20 años desparecido en un cementerio de coches una llamada telefónica alertó de su paradero
  • Desde la compra de los restos del coche hasta que el vehículo pudo volver a circular pasaron 8 años
  • Con el 356 de 40 caballos comenzó la historia de la legendaria marca de coches deportivos Porsche
Estado actual del Porsche 356 de chasis 5006 en un perfecto estado de conservación

Esta es la historia de cómo uno de los primeros Porsche 356 fabricados, de septiembre de 1950, que estuvo desparecido varias décadas y que fue localizado mediante una llamada de teléfono, con años de trabajo y de un cuidado artesanal por cada detalle se ha convertido en el mejor Porsche 356 de la historia y el más antiguo.

El protagonista de esta historia, de 71 años, que muy bien podría ser un guión cinematográfico pero que es una historia de la vida real, lleva el nombre de Porsche 356. Y es uno de los tesoros automovilísticos del siglo XX. El Porsche 356 fue el primer modelo de la marca alemana y el sucesor del Volkswagen Escarabajo en las manos de su genial creador, Ferdinand Porsche.

Esta unidad del 356, que representa como pocos el origen de una marca de leyenda como es Porsche, estuvo durante años en paradero desconocido. La unidad más antigua que se conservaba es otoño de 1950. Pero nadie supo nada de un coche anterior, de mayo de 1950, hasta que un día una llamada de teléfono alertó de su situación.

La historia de su rescate comenzó en enero de 2013, cuando König y Schmidt, los fundadores del Museo del Automóvil Prototyp de Hamburgo, recibieron una enigmática llamada telefónica. El interlocutor preguntó primero si era cierto que el Porsche 356 de producción alemana más antiguo conocido era el que se podía ver en Hamburgo, con el número de chasis 5047.

Llamada misteriosa

Al recibir la respuesta afirmativa, el hombre fue al grano: afirmó que tenía un ejemplar aún más antiguo, con el número de chasis 5006. Y que este vehículo estaba a la venta. Pero el coche estaba casi destruido, como pueden ver en la imagen.

Todo en el vehículo, la carrocería, el motor y hasta el cuadro de instrumentos se han conservado del original.

El Porsche 356 número 5006 es un modelo realmente único, y no solo por su deslumbrante pintura roja metalizada, poco habitual en la época. Fabricado en Stuttgart en 1950, su número de chasis de cuatro cifras lo acredita como uno de los Porsche más antiguos. Se mantuvo en paradero desconocido durante décadas y se dio por perdido para siempre.

Por ello, los coleccionistas se mostraban escépticos de que este coche fuera real. Ese escepticismo desapareció cuando recibieron las primeras fotos. En una de ellas se ve el número de cuatro cifras 5006 grabado en la chapa y en otra una placa de identificación desgastada, también con el mismo número 5006, además de restos de pintura roja. El coche parecía estar al aire libre, cubierto con una improvisada lona, y había sufrido mucho con el paso de los años.

Tras investigar, con ayuda del archivo interno de Porsche y especialistas externos, llegaron a la conclusión de que en realidad se les estaba ofreciendo uno de los primeros siete Porsche deportivos fabricados en Stuttgart antes de finales de mayo de 1950. König y Schmidt acordaron con el interlocutor, aún desconocido, encontrarse en un área de descanso en la autopista A-1 entre Hamburgo y Bremen.

Oferta seria

Pero la oferta parecía seria. Antes de ver el objeto misterioso, redactaron un contrato de compraventa escrito a mano en la propia área de descanso de la autopista. Solo entonces se dirigieron a una parcela cerca de Bremen.

Así es como sus actuales propietarios compraron los restos del viejo Porsche 356.

El lugar estaba justo al lado de una carretera secundaria. Edificios, árboles, arbustos y vallas lo protegían de las miradas indiscretas. Guiados por el propietario, un amable anciano, los dos entusiastas atravesaron un laberinto de cobertizos hasta llegar al sinuoso jardín. Allí había una veintena de coches clásicos desperdigados, algunos tapados con lonas y otros en parte engullidos por la naturaleza. Aquel cementerio de coches particular tenía que desaparecer por una disposición de las autoridades.

El primer Porsche fabricado en Alemania se finalizó el 6 de abril de 1950. Este coupé 356 con número de chasis 5002, bautizado cariñosamente como Windhund ("lebrel") por su color gris brillante, siguió siendo propiedad de la empresa. Se usaba para recorridos de prueba y grabaciones publicitarias. Más tarde, quedaría destruido en un accidente. En su día, el número 5001 ya estaba asignado a un descapotable que en realidad se había fabricado después del número 5002. Hoy en día, los números de chasis siguen sin reflejar necesariamente el orden de la producción.

Chasis 5006

El primer coupé 356 de Stuttgart entregado a un cliente llevaba el número de chasis 5005. El número 5006 se mantuvo en propiedad de Porsche hasta septiembre de 1950, cuando se vendió a un cliente particular de la Selva Negra. En las antiguas fichas de la fábrica solo figura una única referencia a la vida posterior del coche: en 1956 aparece la observación "Motor" en la columna de registros de garantía junto al nombre de un concesionario de Porsche de Bremen. Pero más tarde se perdió su pista.

El renacimiento del 5006 fue extremadamente complejo, puesto que el objetivo era conservar la mayor parte posible del original. Por eso, se renovó con esmero toda la carrocería. En los puntos donde la herrumbre había sido especialmente implacable hubo que fabricar chapas a mano siguiendo con fidelidad el original histórico. "Precisamente en estos modelos tan antiguos", explica Thomas König, "prácticamente todas las piezas de chapa todavía se moldeaban a mano".

El trabajo artesanal les llevó ochos años hasta que en el otoño de 2021 pudieron dar por finalizada esta obra de reconstrucción y con ello hacer sus primeros kilómetros con su nueva joya de cuatro ruedas. El Porsche 356 de chasis 5006, que muy bien podría haber acabado desguazado, finalmente está en el mejor sitio del museo de Hamburgo y expuesto de manera permanente. Una historia incierta, con un final feliz.

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