
La manera de desplazarnos en el día a día está cambiando y la sostenibilidad es una pieza clave en la transformación de la movilidad. Poco a poco las ciudades empiezan a transformarse con zonas de bajas emisiones en las que las etiquetas "eco" y "0 emisiones" marcan una clara limitación a los vehículos particulares. Es por ello el momento de pasarse a la nueva movilidad, a plantearse vehículos de bajas emisiones.
En este punto, los vehículos de energías alternativas (VEAs) están abriéndose camino frente a los tradicionales de combustión. Tanto es así que en 2021 las ventas de coches de energías alternativas se dispararon, aumentando en un 55 % con respecto al año anterior, según datos de la patronal ANFAC. Estas energías incluyen no solo los vehículos 100% eléctricos, sino también los diferentes tipos de híbridos y los de gas. Y si se analizan solo las ventas de vehículos 100% eléctricos, en 2021 la cuota de estos modelos supuso ya el 7,8% de las ventas totales, siempre según los datos de ANFAC.
Este dato deja una evidencia clara del nuevo modelo de movilidad que se está instaurando entre los conductores. Una tendencia que se extiende más allá de la adquisición de vehículos para el uso privado y que también impacta en la forma de adquirir un coche, cada día más mediante renting flexible.
Los beneficios medioambientales de este tipo de vehículos son evidentes. Dependiendo de la energía con que se recargue el vehículo, se emitirá al medio ambiente entre un 30 y un 70 % menos de CO2 que con uno de combustión. Según los datos de Northgate, empresa líder en el renting flexible, una compañía con una flota de 20 furgonetas podría ahorrar la emisión de 66 toneladas anuales de CO2 si estos vehículos fueran eléctricos puros.
Pero el coche eléctrico no es todavía una buena solución para la mayor parte de los usuarios, aunque si supone una muy buena alternativa en algunos casos muy concretos, como son las flotas de vehículos de reparto. Y también para un tipo de usuario que tenga facilidad de poder recargar en su garaje y tenga que usar mucho el coche por el centro de la ciudad. Porque en este caso, además de las ventajas de poder entrar en el centro de la ciudad, o como en el caso de Madrid aparcar gratis en las zonas verde y azul, tendremos una ventaja ecológica. Y es que estaremos colaborando en la lucha por reducir las emisiones de CO2 y otros contaminantes.

Desventajas y ventajas
Una de las desventajas del coche eléctrico es su coste, en torno a un 30% por encima de uno equivalente con motor térmico. Sin embargo, esta situación poco a poco se está revirtiendo. El precio de estos vehículos para 2025, según el informe de Bloomberg NEF elaborado para la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, será un 36 % más bajo que el de los vehículos de combustible fósil. Eso se verá cuando llegue al mercado la siguiente generación de baterías.
Otro de los aspectos clave que frena la decisión de comprar un eléctrico es el de la escasa autonomía. En este sentido, también la cosa está cambiando rápido, ya hay coches que ofrecen más de 500 km de autonomía, lo que ya les hace una opción válida para muchos usuarios. Pero cuando llegue la nueva generación de baterías, algo que puede ocurrir el próximo año, estas autonomías podrían hasta duplicarse.
Eso permitirá no necesitar un equipo de baterías tan grande y caro como ahora. Y también reducir el peso del coche, otro de los problemas de los eléctricos actuales. Según un estudio de la Agencia Internacional de la Energía, la autonomía media de los coches eléctricos a la venta en la UE ha pasado de ser de 211 kilómetros en 2015 a 338 kilómetros en 2020. Esta cifra sigue aumentando cada año y ya hay varios vehículos que superan los 500 km de autonomía homologada.
En cualquier caso, y aunque es un factor que puede frenar a muchos conductores en su decisión de cambio, los usuarios hacen muy pocos kilómetros cada día de media, por lo que en condiciones normales un coche solo habrá que recargarlo una o dos veces a la semana. Y es que según la última encuesta de movilidad de Madrid, la distancia de los traslados en vehículo privado se situaba en torno a los 9,3 km diarios de media, ascendiendo a 13,2 km en la corona regional.
Y si hablamos de un uso profesional, según el Informe Emburse Captio del Kilometraje 2021, la media de kilómetros recorridos por cada desplazamiento se situó en los 156 km en el caso de las pequeñas empresas en 2019, una cifra que descendió drásticamente hasta los 56 km en 2020 a causa de la pandemia.
Otro de los problemas clave a la hora de decidirse a cambiar a un eléctrico es el coste de la energía necesaria para desplazarse. Estamos en un momento muy complicado por lo precios exorbitados de la luz, pero también los de los carburantes. Depende de los casos, de las tarifas contratadas, pero el ahorro es interesante a la hora de usar un vehículo eléctrico frente a uno gasolina. El precio puede oscilar mucho dependiendo del lugar de recarga y el consumo del propio vehículo eléctrico.
No obstante, se puede afirmar que con un vehículo eléctrico puedes recorrer 100 km por entre 3 y 4 euros, en el caso de la recarga doméstica y con una tarifa normal. Se pueden contratar tarifas más baratas, por tramos horarios y demás, pero si tenemos una tarifa regulada pagaremos mucho más caro. En un punto Ionity de alta capacidad nos costará más caro, pero el tiempo también vale mucho. En esta red el precio es de 0,79 e/kWh, pero pagando una suscripción mensual nos costará 0,35 e/kWh de recarga. Hagan sus cuentas, pero un coche compacto diesel no baja de los 5 litros, y a 2 €/litro, y si es un gasolina hablaremos de seis o siete litros.
Y llega el principal problema, sin duda, para el coche eléctrico, la falta de infraestructura de puntos de recarga. España está en el pelotón de cola de la Unión Europea. Ya lo estaba antes de la pandemia y con la situación creada tras el coronavirus esta situación ha ido empeorando. Nadie va a comprar un coche eléctrico si no tiene un punto de recarga de fácil acceso, ya sea en su propia casa o en el trabajo.
Nadie se plantea, de momento, comprar un vehículo eléctrico y depender de encontrar un punto de recarga para el día a día sin tener un sitio dedicado para ello. Otra cosa es que teniendo asegurado el uso diario también pueda crear problemas mantener ese coche eléctrico para poder hacer viajes. En este sentido, poco a poco la infraestructura está mejorando, cada día hay más cargadores de alta capacidad y puntos de recarga en las carreteras. Esto exige planificar muy bien el viaje, pero al menos en muchos casos ya se puede uno plantear un viaje con un eléctrico, sobre todo si se planifica bien.
El siguiente problema al que se enfrenta alguien que quiere dar el paso al eléctrico es la instalación de ese punto de recarga. Esa instalación de cargadores eléctricos en un domicilio o empresa es relativamente sencilla. No obstante, es importante que un profesional homologado realice la instalación para asegurar el cumplimiento de la normativa obligatoria y garantizar la seguridad de la instalación.
En el caso de que sea un garaje comunitario, no es necesario ningún tipo de permiso, sólo notificarlo a la comunidad de vecinos. Si lo que nos preocupa es cargar nuestro vehículo en el exterior, actualmente en España hay un punto de recarga por cada 11 vehículos eléctricos pero el objetivo en los próximos años es alcanzar los 120.000 puntos para poder cumplir así con el Pacto Verde Europeo, que pretende disponer de un millón de puntos de recarga en la UE para el año 2025.
El tiempo de recarga es otra de las claves del coche eléctrico. La carga que se realiza en el entorno doméstico es la más lenta, consigue cargar el 80 % de la batería del vehículo eléctrico entre 5 y 8 horas. Por otro lado, existen soluciones semi-rápidas en puntos de recarga públicos y privados gratuitos, donde el tiempo de carga puede variar entre 1 y 3 horas. Los puntos rápidos, disponibles en estaciones de servicio y electrolineras, consiguen reducir ese tiempo a entre 5 y 30 minutos.
En el primer caso hablamos de un enchufe normal, con una potencia de hasta 3 kW, de corriente alterna, mientras que en el segundo, con carga semi-rápida hablamos de un wallbox, que normalmente llegaría hasta 7 u 11 kW. Y en los de carga rápida, estamos hablando de puntos de corriente continua. En este caso la potencia mínima es de 50 kW, aunque se están desplegando puntos de 150 kW, entre ellos los de la red de Ionity o los de la red exclusiva de Tesla. En este caso podemos recargar una batería completa en menos de 30 minutos.
Otro aspecto clave es el del mantenimiento de los coches eléctricos. Mantener estos vehículos tiende, generalmente, a ser mucho más sencillo, ya que cuenta con elementos que son menos susceptibles al deterioro, lo que se traduce en hasta un 30 % de ahorro respecto a un vehículo de combustible, así como una probabilidad bastante menor de avería. Aún así, se deben revisar periódicamente algunos elementos como el sistema de frenado, los amortiguadores, o los neumáticos, entre otros.
Asimismo, hay que tener en cuenta que la batería experimenta un desgaste con el uso y el paso de los años, y que será necesario reemplazarla tras 10 o 12 años. En general, los coches eléctricos tienen garantizada la batería hasta el 80% de su carga y con un plazo de hasta 8 o incluso 10 años.

Ayudas públicas
Hemos hablado de que el precio del coche eléctrico es, al menos, un 30% superior a su equivalente con motor térmico, pero hay que tener en cuenta que estos vehículos están sujetos a un plan de ayudas públicas, el Moves III. Además, y dependiendo de la comunidad, hay algunos planes específicos con ayudas adicionales, como ocurre en la Comunidad de Madrid. Y también hay ayudas puntuales de los ayuntamientos más implicados en la reducción de emisiones.
Aunque España aún está muy retrasado frente al conjunto de la Unión Europa, está claro que poco a poco el coche eléctrico será el gran protagonista de nuestras calles y carreteras. Y que llegará un día en el que la circulación con coches con motor térmico estará prohibida en las ciudades, salvo casos especiales. Es la gran transición y hay que prepararse a lo que viene, pero cada uno a su ritmo.