Y siete años después... Fernando Alonso volvió a subirse a un podio de Fórmula 1. Tras dejar Ferrari, tras una ruinosa vuelta a McLaren, tras cogerse dos años sabáticos, en los que ganó dos veces las 24 Horas de Le Mans, en los que volvió a las 500 Millas de Indianápolis y en los que debutó en el Dakar... el bicampeón mundial fue tercero en el G.P. de Catar con Alpine, ex Renault, su equipo de toda la vida, por detrás de los sempiternos Lewis Hamilton y Max Verstappen.
Los muchos 'haters' que por desgracia tiene Fernando Alonso en su propio país dirán que el asturiano tuvo mucha suerte, que calificando quinto salió tercero por las sanciones a Verstappen y Bottas por no respetar banderas amarillas en calificación, que si el propio Bottas se tuvo que retirar, que si... Nada de nada. Fernando Alonso demostró, una vez más, que es el mejor piloto de las últimas décadas, y que tan solo la mala suerte, y seguramente también las malas decisiones, no le han permitido convertirse en el mejor piloto de la historia.
Pero vayamos por partes. En la parte de arriba del Mundial, Lewis Hamilton confirmó lo que estaba previsto y se llevó la victoria, la segunda consecutiva, en el G.P. de Catar, con lo que eleva al rojo vivo y coleando la lucha por el Mundial. Porque su gran rival, y aún líder del Mundial, Max Verstappen, no se pudo sobreponer en ningún momento a la sanción de cinco puestos que le mandó de la segunda a la séptima posición en la parrilla de salida, y aunque en unas pocas vueltas ya era segundo, ahí se quedó hasta el final, a unos ocho segundos del Mercedes. El de Red Bull se llevó el premio de consolación de la vuelta rápida, por lo que el daño se vio minimizado, y se presenta en las dos últimas carreras del calendario con ocho puntos de ventaja. Por tanto, Arabia Saudí y Abu Dabi serán electrizantes.
Pero vamos a lo que nos interesa. Fernando Alonso partía tercero en la parrilla, nada más salir adelantó a Pierre Gasly y durante unos pocos kilómetros fue segundo, detrás de Hamilton, en una carrera del Mundial. Reverdecía aquella rivalidad tan corta pero intensa en aquel año 2007 en McLaren. Pero la lógica es la lógica, y Fernando se vio sobrepasado al poco tiempo por un misil con el número 33, Verstappen a la caza de Hamilton. Pero esa no era la lucha del asturiano, que comenzó entonces su particular duelo con el otro Mercedes (Bottas), con el McLaren (Norris) y sobre todo con el otro Red Bull (Pérez).
Parecía que, si no había contratiempos, Fernando tenía a su alcance una más que meritoria quinta plaza, el primero los pilotos 'humanos' tras los Mercedes y los Red Bull. Pero los contratiempos los tuvieron precisamente estos rivales de Alonso. Bottas, primero, que tras una mala salida, y después por un pinchazo, no pudo ayudar a Hamilton a frenar a los Red Bull. Norris nunca fue enemigo. Y el que sí lo parecía, Sergio Pérez, que de hecho llegó a adelantar a Alonso a 15 vuelta del final, fue llamado a boxes para protegerse de un posible pinchazo, como le había ocurrido a Bottas, y a otros pilotos, en la estrategia a una sola parada.
Justo cuando Fernando vio que Checo Pérez entraba a cambiar gomas, apretó los dientes y tomó la decisión más arriesgada: intentar aguantar hasta el final, gestionando las ruedas para que no explotasen, y esperando que Pérez, con ruedas nuevas, no le pasase por encima, recortando como le estaba recortando hasta dos segundos por vuelta. Pero la maestría del asturiano, unida a un 'Virtual Safety Car' que apareció a tres vueltas del final por un pinchazo más, el del Williams de Latiffi, permitió al asturiano, como ya hemos dicho antes, siete años después, desde sus lejanos tiempos en Ferrari, subirse al podio y demostrar que, a sus 40 años, sigue siendo el mejor. Si el año que viene, como tanto se cacarea, los coches se igualarán con el cambio de reglamentación, nadie puede negar que el ya famoso 'plan' de Fernando Alonso para volver a lo más alto... puede funcionar.
Por lo que respecta a Carlos Sainz, el brillo de Alonso coincidió con una carrera gris, lastrada, al igual que en México, por una mediocre salida, que dio con sus huesos en la séptima posición final. Eso sí, de nuevo delante de su compañero de equipo, Charles Leclerc, al que le recortó dos puntos más en su particular lucha en el Mundial, en la que ya solo hay seis puntos y medio de diferencia entre ambos.