La visita a México del Papa Francisco, que ha oficiado misa en templos como la Basílica de Guadalupe, ha consolidado al país como un destino clave para el turismo religioso. Por V. Barahona
El pasado miércoles, el el Papa Jorge Mario Bergoglio, conocido como Papa Francisco, clausuraba en Ciudad Juárez, localidad del Estado mexicano de Chihuahua, un viaje de cinco días y una noche alrededor de México, un país que también contó en su día con la presencia de los dos anteriores pontífices: San Juan Pablo II y Benedicto XVI.
De esta manera, el país mexicano se ha posicionado como un destino clave en cuanto a turismo religioso se refiere. Además de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, espacio en el que el Papa Francisco se reunió con diferentes obispos del país el pasado sábado 13 de febrero -la primera jornada de la visita-, México cuenta con un gran número de santuarios religiosos que suponen un fuerte patrimonio artístico y cultural.
La Basílica de Santa María de Guadalupe, por ejemplo, situada también en la capital del país, se ha convertido en uno de los templos de fe católica más importantes del mundo. Este santuario, dedicado a la Virgen María, puede presumir de ser uno de los centro marianos más visitados a nivel internacional, solamente superado por la Basílica de San Pedro, ubicada en la Ciudad del Vaticano. Alrededor de 20 millones de peregrinos al año visitan esta basílica mexicana, donde el pasado sábado el Papa Francisco ofició una multitudianaria misa.
Más allá de la Ciudad de México, el Papa Bergoglio ha visitado la Catedral de San Marcos, un antiguo monasterio ubicado en Tuxtla Gutiérrez (Chiapas), y la Catedral de Morelia (Michoacán), una edificación barroca del siglo XVIII -época de la colonia española- construida en cantera rosa. Este color, que aporta al templo un estilo muy singular, también tiñe la imponente Catedral de Zacatecas, capital del Estado homónimo. Situado en el centro histórico de la ciudad -Patrimonio Mundial de la Unesco- este templo construido entre 1707 y 1752 es, además de un tesoro colonial, un ejemplo del estilo que hoy se conoce como barroco mexicano. Su fachada principal destaca por su gran número de columnas y ornamentaciones labradas.
Con cantera rosa también se construyó la Catedral de San Luis Potosí. Este templo, que se empezó a edificar en el año 1670, se erigió en el mismo lugar en el que estuvo la primitiva iglesia parroquial de San Luis, una rudimentaria ermita de adobe. A principios del siglo XX se construyó su torre del norte y, aunque siguió el mismo diseño que la del sur, se realizó con cantera gris, dando lugar a una curiosa combinación de colores.
La catedral de la Inmaculada Concepción, ubicada en la ciudad de Mazatlán, en el Estado de Sinaloa, se caracteriza, en cambio, por su llamativo color amarillo. La portada del edificio, erigido en 1890, consta de tres arcos ojivales de fuerte carácter neogótico, y su interior tiene influencia neoclásica. Esta catedral se ha convertido en todo un símbolo de la localidad de Mazatlán, donde a día de hoy todavía se respiran fuertes influencias de aquellos europeos, norteamericanos y asiáticos que llegaron a su próspero puerto internacional a finales del siglo XIX.
Otra de las edificaciones religiosas más destacables del país es la Catedral Basílica de Durango, ciudad por las que atraviesa el Camino Real de Tierra Adentro -histórica ruta comercial que recorre México de norte a sur y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco-. Esta catedral de estilo barroco alberga una importante colección de arte sacro.
La Catedral de Saltillo -capital del estado Coahuila de Zaragoza-, conocida como Catedral de Santiago, y el conjunto denominado Primeros monasterios del siglo XVI en las faldas del Popocatépetl -Patrimonio de la Humanidad- son otras de las opciones que ofrece México para hacer las delicias de los aficionados al turismo religioso.