
El 96% de las videoconsolas que se importaron a Estados Unidos en 2018 estaban fabricadas en China, según han argumentado Nintendo, Microsoft y Sony en una carta conjunta que han enviado a la Casa Blanca para pedir que las videoconsolas queden al margen de las nuevas tarifas aduaneras con China con las que amenaza el Gobierno de Donald Trump. | Todo sobre el índice Eco30: qué es y quién lo compone
Parece que los inversores han respaldado el intento de Nintendo de plantar cara a la administración estadounidense en su afán por proteger los derechos de propiedad intelectual de sus empresas y elevar la tensión comercial con China, un conflicto que se estaría convirtiendo en una "guerra fría tecnológica", según Neil Dwane, estratega de Allianz Global Investors.
Los títulos de Nintendo han registrado una subida del 2,95% en la bolsa de Tokio durante la sesión del jueves, en la que han alcanzado los 39.380 yenes (unos 321 euros al cambio actual). Es su mayor subida diaria desde el pasado 5 de junio, cuando la acción se disparó un 14%, hasta que pocos días después, el 10 de junio, marcó sus máximos anuales en los 39.700 yenes.
De este modo, la acción de Nintendo se queda a un 0,8% de sus niveles más altos de 2019 y aún podría repuntar un 18% más en los próximos doce meses, ya que el precio objetivo del consenso del mercado está situado en los 46.436 yenes.
"Si las tensiones entre los dos países continúan aumentando, podríamos presenciar el fin de un período de globalización de décadas de duración"
En su misiva dirigida a la Casa Blanca, Nintendo, Microsoft y Sony aseveran que "el daño desproporcionado que causarían estos aranceles a los consumidores y los negocios estadounidenses socavarían -no apoyarían- los objetivos de proteger la propiedad intelectual estadounidense".
Entre las cifras que aportan las tres compañías, destaca el hecho de que si se aplicaran nuevas tarifas del 25%, como pretende la Casa Blanca, este incremento del precio de las videoconsolas en un 25% "pondrá probablemente las nuevas videoconsolas fuera del alcance de muchas familias estadounidenses" y, añaden, "los consumidores pagarían 840 millones de dólares más de lo que habrían pagado [sin la subida de aranceles]".
Después de elevar las tarifas aduaneras a bienes importados de China por valor de 200.000 millones de dólares, Donald Trump amenaza con subir los aranceles a productos chinos por valor de otros 300.000 millones de dólares, con la intención de que el Gobierno que preside Xi Jinping se siente a la mesa a negociar.
Sony, Nintendo y Microsoft son los tres mayores fabricantes de videoconsolas del mundo, según informan desde The Korea Times, y vendieron en conjunto más de 15 millones de unidades en Estados Unidos en 2018.
Además, Nintendo está colaborando con el gigante chino Tencent, el mayor productor de videojuegos del mundo [por ingresos] para acceder al "altamente regulado" mercado de los videojuegos en China, como apuntan desde el diario coreano. El pasado mes de abril, Tencent recibió autorización oficial para distribuir el nuevo videojuego Super Mario Bros U Deluxe.
Al margen de su entrada en China, un mercado con decenas de millones de compradores potenciales, el atractivo de Nintendo se manifiesta por medio de la recomendación de compra que recibe del consenso de analistas, un consejo favorable que ha conservado de forma ininterrumpida desde diciembre de 2016.
Pero es también la previsión del crecimiento de sus ganancias lo que convierte a la firma de entretenimiento en un valor apetecible para la comunidad inversora. El beneficio neto aumentará un 44% entre 2018 y 2021, año este último en que se acercará a los 2.200 millones de euros. Todo ello con un PER (veces que el beneficio está incluido en el precio de la acción de 19,8 veces y un acumulado de caja que deja manos libres a futuras adquisiciones.
'La guerra fría tecnológica'
"Parece cada vez más improbable que Estados Unidos y China alcancen un acuerdo amistoso para poner fin a su actual conflicto comercial", sostiene Neil Dwane, estratega de Allianz Global Investors. "Si las tensiones entre los dos países continúan aumentando, podríamos presenciar el fin de un período de globalización de décadas de duración, con varias implicaciones importantes para los inversores", asegura el analista.
Entre las razones para evitar el choque de trenes, Dwane advierte de que "el aumento de los aranceles estadounidenses a las importaciones puede elevar la inflación, lo que podría obligar a la Fed a elevar los tipos, subiendo el precio del dólar estadounidense, pero golpeando las expectativas de crecimiento de los Estados Unidos".
"El 'gigante' asiático está bien posicionado para adaptarse a una situación de este tipo gracias a su vasto mercado interno"
Asimismo, considera que "China podría tomar represalias con una política de 'no comprar a Estados Unidos', afectando los beneficios corporativos de los Estados Unidos durante las próximas décadas y negando el acceso de las empresas estadounidenses a cadenas de suministro clave con base en China".
Por su parte, Naomi Weistell, gestora de Newton, parte de BNY Mellon Investment Management, recalca que, "aunque el gigante asiático no es inmune a las consecuencias de un cambio en el régimen comercial, está bien posicionado para adaptarse a una situación de este tipo gracias a su vasto mercado interno". De hecho, como señala la experta, "el gasto en consumo chino ya supera el consumo estadounidense; de ahí su importancia para las empresas exportadoras de Estados Unidos".