Si 2018 fue un año en el que para el inversor fue prácticamente imposible encontrar refugio, 2019 está siendo totalmente diferente. Con casi todos los activos reportando ganancias, el interés del mercado por la deuda corporativa con grado de inversión en euros se ha disparado.
Las fuertes compras de este papel han llevado su interés a la zona del 0,8 por ciento y el índice Bloomberg Barclays Euro Aggregate Corporate Total Return genera ganancias del 3,6 por ciento en lo que va de año. Este retroceso en el interés exigido para los bonos del índice –ha caído en 52 puntos básicos en el año– lo deja a una distancia de apenas 20 puntos básicos del mínimo histórico, situado en el 0,59 por ciento.
"En 2019 la caída de los diferenciales de crédito ha sido relevante, con unos inversores felices de comprar deuda corporativa en un entorno caracterizado por unos tipos de interés sin cambios y un crecimiento económico modesto. También ha ayudado el entorno técnico, ya que no ha habido una cantidad gigantesca de emisiones ni en grado de inversión ni en la deuda basura", apunta Chris Iggo, director de inversiones y responsable de renta fija en AXA IM.
En los primeros meses de 2019 se han emitido 197.000 millones en deuda con grado de inversión en euros, una cifra en línea con las colocaciones del pasado año a estas alturas –ver gráfico–. "El apetito por la deuda corporativa parece casi insaciable. Todas las colocaciones son digeridas y parecen dejar a los inversores simplemente con ganas de más. Están preparados para comprar papel con rentabilidades muy bajas o incluso negativas", explican desde Rabobank.
Cambio de tendencia
Entre noviembre de 2017 y los primeros compases de este año, el interés exigido a la deuda corporativa en euros con grado de inversión se elevó en más de 80 puntos básicos, llegando a tocar el 1,41 por ciento, ante la expectativa de un acercamiento de la subida de tipos en la región. Ahora, de la mano de un discurso cada vez más prudente por parte del Banco Central Europeo, buena parte de este movimiento se ha revertido, con una caída en los intereses exigidos de más de 40 puntos básicos. Y es que el mercado ya no descuenta un alza en el precio del dinero hasta bien entrada la segunda mitad de 2020.
"La confianza del inversor recibió otro impulso por los comentarios más dovish de Mario Draghi de las últimas semanas", apuntan desde la entidad de los Países Bajos. De este modo, consideran que sus palabras debieron ser "música para los oídos de los inversores" y "probablemente darán aún más apoyo para el mercado de crédito en el corto plazo". Eso sí, aunque el giro en la comunicación de los bancos centrales haya sido recibido de manera positiva por el mercado, lo cierto es que este se ha producido por una ralentización económica, lo que debería ser perjudicial para las empresas. Según indican fuentes de un importante banco del Viejo Continente, se volverán a ver récords de financiación pero esto tampoco será positivo para las empresas, ya que estos tipos más bajos serán consecuencia de un debilitamiento de la economía que ya nadie pone en duda, lo que irá haciendo mella en los negocios.