
La mesura de los bancos centrales ha vuelto a dar una oportunidad a la renta fija, pero no toda presenta las mismas oportunidades a pesar de la relajación masiva que se ha producido en sus precios, con independencia de su naturaleza. De cara al próximo trimestre, los gestores destacan deuda de países emergentes, la subordinada, el 'high yield', los bonos ligados a la inflación y los convertibles.
El año pasado a estas alturas, la rentabilidad del bono americano a 10 años estaba a punto de sobrepasar el rubicón del 3% de la mano de una Reserva Federal que se disponía a engrasar toda la maquinaria para normalizar su política monetaria. Pero su cambio de discurso hace solo una semana, con la promesa de mantener la paciencia ante la evidencia de que la economía se enfría, ha vuelto a relajar el interés de esta referencia hasta el 2,4%. Se trata de una postura similar a la que ha tomado el Banco Central Europeo (BCE), y que ha llevado, también, la rentabilidad del papel alemán con vencimiento a una década, o la del suizo, a terreno negativo. Y no es algo aislado, en España, a pesar del escenario electoral, el inversor que busque retornos positivos debe permenecer invertido, al menos, cinco años. "Desde el punto de vista fundamental", dice Carsten Menke, analista de Julius Baer, "nos parece excesivo". Muchos gestores confiesan que, actualmente, el riesgo de invertir en deuda soberana, por mucho que los rendimientos puedan relajarse algo más, es asimétrico. Sin embargo, sí que encuentran algunas oportunidades de cara al próximo trimestre.
En los tres primeros meses del año, todos los tipos de renta fija se encuentran en positivo, siendo la deuda con alta probabilidad de impago y la emergente dos de las más rentables de este ejercicio. Con el high yield americano, por ejemplo, se gana casi un 7% según los índices de Bloomberg; mientras que con la deuda emergente en dólares se obtiene más de un 5%. Las dos figuran entre las alternativas que recomiendan los gestores de cara al próximo trimestre, junto con la deuda financiera, en mayor medida. También hay quien destaca los bonos convertibles y aquellos ligados a la inflación gracias a unos niveles fundamentalmente baratos en los breakevens de EEUU, impulsados por los vientos de cola estructurales de un mercado laboral estrecho y con salarios en aumento", señalan desde Fidelity.
Precisamente esta gestora americana es una de las que se han fijado en la deuda de países emergentes. "En las últimas semanas hemos incrementado el riesgo apoyándonos en nuestras expectativas de que la Fed se volvería más moderada (como así ha sido) y de que las autoridades chinas, en última instancia, ofrecerán más estímulos para respaldar un entorno macro desafiante", explican. De este modo, continúan, "la deuda en divisa local podría resultar beneficiada a medida que los bancos centrales de los mercados emergentes exploten la ventana de oportunidad que ofrece la Fed para respaldar sus economías al reducir los tipos y aliviar las condiciones financieras".
No son los únicos que detectan un filón en los bonos de estos países en un entorno de tipos al cero, que amenaza con persistir más tiempo del esperado a tenor de los últimos datos macro publicados. También lo hace José María Luna, director de análisis de Arquia Banca, quien aconseja, no obstante, fijarse en los "cortos plazos" y, siempre, "sabiendo lo que uno compra, que es renta fija de países emergentes y que, por tanto, no es apto para todo el mundo".
En qué divisa comprar
Respecto a en qué divisa comprar este tipo de bonos, Diaphanum y A&G se decantan por la misma opción que Fidelity, por la divisa local, pero también existen opiniones diferentes, como la que defiende Pedro Sastre, analista de Banca March, que encuentra más sentido a hacerlo en divisa fuerte.
Aunque la deuda emergente es la opción que más se repite, con diferencia, entre los gestores cuando se les pregunta dónde invertir el próximo trimestre, otra de las áreas que logra adeptos es la de la deuda subordinada financiera. "Dentro de la renta fija privada, mantenemos una sobreponderación en deuda subordinada bancaria, híbridos corporativos y algunas emisiones de high yield bien seleccionadas por fundamentales", especifican en Mutuactivos, donde explican tener un "alto porcentaje de liquidez en sus carteras a la espera de mejores oportunidades de inversión". En general, relatan, "vemos poco valor en el crédito, más aún en esta fase final del cliclo".
A pesar del ruido en torno a la desaceleración de la economía y la llegada de una posible recesión, Guillermo Santos, socio de iCapital, no la espera a corto plazo y, por tanto, cree "que tanto los bonos emitidos por financieras europeas (en sus distintos niveles de riesgo, senior, subordinados y CoCos) como los bonos de alto rendimiento (high yield) de compañías de sectores poco afectados por el eventual final de ciclo presentan spreads atractivos sobre la deuda pública de más calidad". Ahora bien, la estrategia que debería seguir un inversor que incluyera estos activos en cartera debería ser la de "comprar y mantener hasta vencimiento", de esta forma se relativizaría "la futura volatilidad que este tipo de emisiones siempre sufre de manera periódica", añade.
Respecto a la duración de las emisiones, Francisco Sainz, CIO de Imantia, expone que "el cambio de discurso de los bancos centrales desde inicio de año ha apoyado el incremento de la duración de las carteras". En esta firma, como en las anteriores, también siguen viendo oportunidades en la deuda financiera, especialmente "en senior non prefered y Tier 2 por su elevada solvencia".
Pese a todo, Ignacio Muñoz-Alonso, estratega jefe de Inversis, recuerda que no es conveniente perder de vista que "las cosas en renta fija están bastante complicadas, con la excepción del high yield americano y algo, aunque mínimamente, europeo. No hay mayores oportunidades", en su opinión, "más aun teniendo en cuenta lo que ha sucedido con la deuda soberana en los últimos meses".