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El euribor aún no caza los tipos: las restricciones crediticias frenan su desaceleración

El calendario olía ya a verano. Era el 5 de junio de 2003. En apariencia, una jornada más. Pero no fue una cualquiera. Al menos no para un Banco Central Europeo (BCE) que por aquel entonces aún presidía el holandés Wim Duisenberg. Ese día tenía reunión, y ésta se saldó con una decisión para el recuerdo. Parapetado en su cuartel general de Fráncfort, el Consejo de Gobierno de la entidad acordó rebajar el precio oficial del dinero de la zona euro del 2,5 al 2%.

Nunca antes, desde que el BCE se hizo cargo de la política monetaria de la región en 1999, había situado los tipos en un nivel tan reducido. Aunque envuelta de historia, esta decisión no causó sorpresa. Como se suele decir, el mercado la había descontado. Vamos, que daba por hecho que iba a tomarla. De ahí que le diera tiempo más que de sobra para incluirla con antelación en sus valoraciones.

Como en la del euribor a 12 meses, la referencia a la que está vinculada la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España, que se había preparado para la cita. Ese mismo 5 de junio, el euribor descendió del 2,08 al 2,07%. Es decir, para cuando el BCE ejecutó la rebaja, el índice hipotecario ya estaba casi en el nivel en el que se situaron los tipos oficiales tras el recorte. Es más, al día siguiente, el euribor empató con el precio del dinero: se relajó hasta el 2%. Y hubo más, porque en la segunda mitad de junio el euribor cayó por debajo de esa barrera.

Comparaciones odiosas

Hoy, Jean-Claude Trichet, que sucedió a Duisenberg en noviembre de 2003, afrontará una situación similar. Como entonces, el precio del dinero se encuentra en el 2,5%. Y también como entonces, se espera un recorte de 50 puntos básicos -100 equivalen a un punto porcentual-, hasta el 2%. Así lo prevén 46 de los 60 expertos consultados por la agencia financiera Bloomberg.

Pero no todo son semejanzas. Hay una diferencia. Y sustancial. Al euribor no le ha dado tiempo a hacer sus deberes. Pese a acumular 66 sesiones consecutivas a la baja -la secuencia arrancó el pasado 10 de octubre-, sólo ha podido descender hasta el 2,7%. Se trata de la cota más baja desde noviembre de 2005, pese a lo cual todavía se encuentra 20 puntos básicos por encima de los tipos oficiales fijados por el BCE... hasta ahora.

Si la institución monetaria cumple hoy los pronósticos y abarata el precio del dinero hasta el 2%, la diferencia entre la referencia hipotecaria y los tipos oficiales se ampliará de nuevo hasta situarse entre los 60 y los 70 puntos básicos. Es decir, por encima de la media histórica, que oscila entre los 40 y los 50 puntos básicos.

Desconfianza en la banca

Por tanto, y pese a que el euribor se ha moderado 281 puntos básicos -o 2,81 puntos porcentuales- sin interrupción en los tres últimos meses, el frenazo no ha bastado para que, como en otros momentos, haya dado caza a los tipos oficiales y se haya puesto en disposición de situarse por debajo de ellos. ¿Qué razón lo ha impedido? El enemigo habitual de los últimos tiempos: la desconfianza existente en la banca, que ha contenido la tendencia bajista de la referencia hipotecaria.

La persistencia de los problemas en este sector provoca que el mercado interbancario, que es donde se establece diariamente el euribor, siga funcionando con problemas, tal como viene ocurriendo desde el inicio definitivo de la crisis financiera en verano de 2007. En concreto, las entidades continúan sin prestarse dinero con agilidad, un obstáculo que mantiene alto el precio de los préstamos que se conceden, lo que repercute en el índice hipotecario porque éste se calcula a partir de los intereses que las entidades se exigen entre sí. Mientras la normalidad no retorne, el euribor difícilmente se pondrá a la altura, e incluso por debajo, de los intereses que fije el BCE.

Estas dificultades son las que explican que Trichet haya reclamado a la banca que traslade las decisiones de los tipos de interés a sus prácticas bancarias. Sobre todo, porque dichas cortapisas restan eficiencia a la política monetaria del BCE. Es más, el banquero galo amenazó en diciembre con supeditar las futuras rebajas del precio del dinero a que las entidades reaccionaran a los recortes ya acometidos. Hoy, sin embargo, parece que no plasmará esas palabras con actos.

Alivio para el bolsillo...

Por tanto, la alegría por la moderación del euribor debería ser mayor de la que es... aunque no por ello dicho descenso deja de ser un alivio para los bolsillos. Consumidas nueve sesiones de enero, la media provisional se encuentra en el 2,87%, una cifra que finalmente podría situarse entre el 2,6 y el 2,% cuando concluya el mes si se mantiene el ritmo al que viene bajando en 2009.

De confirmarse estas previsiones, el monedero de las familias lo agradecerá, ya que se trata de un nivel sensiblemente inferior al 4,498% en el que se encontraba hace un año y el 5,361% en el que estaba hace seis meses.

Aquellas que revisen sus hipotecas anualmente tomando como base los datos de enero podrían ahorrarse hasta 155 euros al mes en el caso de un préstamo de 150.000 euros a 25 años. Mayor aún será el premio en el caso de las renegociaciones semestrales, en las que el descenso para una hipoteca de esas mismas características se aproximará a los 230 euros al mes.

... y aún habrá más

A la espera de que los bancos reabran el grifo prestamista en el mercado interbancario, el argumento para el optimismo lo seguirá proporcionando el BCE. Aunque la de hoy sería la cuarta rebaja de los tipos en la eurozona desde octubre, todo indica que no será la última.

En este apartado, los analistas tienen pocas dudas. "Esperamos más recortes importantes por parte del BCE, hasta situar los intereses en el 1% o incluso por debajo", pronostican los expertos de Citi. "Nos encontramos en un entorno en el que el BCE adoptará una política de tipos de interés cero o próximos a cero a comienzos de 2009 y luego mantendrá este reducido nivel durante el resto del año", asegura David Scammell, responsable de estrategia de tipos de interés para la zona euro y Reino Unido de la gestora Schroders.

Tras estas predicciones laten dos elementos fundamentales: el deterioro de la actividad económica en la región y, sobre todo, la evidente moderación de la subida de los precios. Desde agosto, la inflación interanual de la eurozona se ha frenado del 4 al 1,6%, según recoge el dato provisional de diciembre difundido por Eurostat. O lo que es lo mismo, se ha situado por debajo incluso del objetivo de la entidad monetaria de mantener los precios por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo.

¿Se atreverá el BCE a ir tan lejos?

La inflación, por tanto, ya no es un problema para el BCE. Le ha dejado el camino libre para actuar con mayor decisión. "Una menor inflación llevará a los bancos centrales que se resistieron a una bajada de los tipos a pensar en cambiar de dirección a marchas forzadas. Una política monetaria de tipos de interés cero es una posibilidad no sólo para la Reserva Federal estadounidense, sino también para las demás economías desarrolladas", valoran desde Barclays Wealth.

¿Se atreverá el BCE a ir tan lejos? La última palabra la tendrá un concepto del que Trichet se resiste a hablar: la deflación o caída de los precios. Es decir, el fenómeno contrario a la inflación. Desde noviembre, el presidente del BCE ha venido insistiendo en la necesidad de distinguir entre deflación y desinflación, que es la moderación de la subida de los precios y lo que está pasando ahora. Desde su punto de vista, la región no transitará de la desinflación a la deflación, lo que le ha llevado a afirmar que no hará falta recortar los intereses demasiado. Sin embargo, los últimos datos alargan la peligrosa sombra deflacionistas.

Dadas estas circunstancias, ¿podría sorprender el BCE hoy con una rebaja como la de diciembre, cuando redujo los tipos en tres cuartos de punto, desde el 3,25 al 2,5%? Teniendo en cuenta la trayectoria de la entidad, parece improbable y ninguno de los 60 analistas preguntados por Bloomberg espera un movimiento de tal magnitud. Eso sí, si la ejecuta situaría el precio del dinero en el nivel más reducido de la aún breve historia de la eurozona. Y superaría el hito marcado aquel 5 de junio.

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