
El cierre parcial del gobierno, que suma ya más de un mes en curso, ha impactado de lleno en los planes de muchas compañías que proyectaban salir a bolsa en el primer trimestre de este año. La Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) sufre los efectos de la parálisis en Washington y se ha visto obligada a congelar la revisión de estos procesos hasta que los legisladores y la Casa Blanca opten por financiar las operaciones de buena parte de las agencias federales.
Esto ha dejado a muchas empresas en un limbo que bien puede retrasar o cancelar sus planes de recaudar capital a través de la emisión de acciones en el mercado de renta variable. Al menos 160 compañías han presentado desde el año pasado su documento S-1 en la SEC para iniciar el proceso de venta pública de participaciones a lo largo de 2019, según un análisis de Argus.
Precisamente, Uber lo hizo a comienzos de diciembre, al igual que Lyft, por lo que ambas se encuentran entre aquellas entidades que sufrirán retrasos de al menos 30 días en sus planes. Según datos consultados por elEconomista en la propia agencia federal al menos 71 empresas han entregado su documentación a la SEC desde el arranque del año, pese a que esta no será revisada.
Según adelanta el Wall Street Journal, algunas empresas, como las biotecnológicas Gossamer Bio y TCR2 Therapeutics exploran la posibilidad de seguir adelante con sus planes sin el visto bueno de los reguladores. Una opción que implica cambiar el lenguaje de los documentos presentados para que el estreno bursátil se haga efectivo automáticamente después de 20 días. Una vía legal y que la SEC ha recordado que está disponible debido al cierre del gobierno.
Es importante recordar que las compañías pueden vender acciones al público legalmente 20 días después de presentar un registro que detalle la información financiera requerida por los reguladores así como los riesgos que enfrenta el negocio. No obstante, en la práctica, la mayor parte de las empresas optan por esperar a que la SEC dé luz verde al proceso tras una profunda revisión de los documentos presentados.
Otro factor por el que las empresas prefieren contar con el aprobado de la agencia es que si eligen lanzar su salida a bolsa de forma automática tienen la obligación de fijar el precio de sus acciones al menos 20 días antes de la primera negociación. En un estreno bursátil convencional, el precio se establece el día antes de que comience la negociación, algo que ofrece una mayor flexibilidad a la hora de calibrar factores como la demanda u otros vientos en contra, como una mayor volatilidad.
Precisamente, desde las consultora Renaissance Capital, su fundador Bill Smith, destaca que el mercado las OPV para 2019 es "difícil de predecir debido a la mayor volatilidad causada por las preocupaciones sobre el cierre de un gobierno y la sostenibilidad del crecimiento económico, así como el destino del Brexit, la inestabilidad política en Europa y las relaciones comerciales con China".
Dicho esto, aclara que, aunque se registren un menor número de salidas a bolsas este año, la recaudación podría superar a la del año pasado ante las expectativas generadas por unicornios como Uber, Lyft y Pinterest. El año pasado 190 compañías salieron a bolsa en EEUU captando un total de 46.800 millones de dólares, su mejor marca desde 2014.
Eso sí, estos momentos, mercados de valores como el Nasdaq no se sienten cómodos dejando que algunas compañías utilicen la opción automática para activar sus operaciones públicas de venta (OPV) dado que podrían enfrentar represalias legales por parte de futuros accionistas e inversores así como de los reguladores. Es por ello que hasta que el cierre del gobierno llegue a su fin, las compañías no tienen más opción que esperar y retrasar sus planes para salir a bolsa.