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Cómo conseguir una cartera equilibrada en un mercado cada vez más correlacionado

  • Incluir factores 'value' en una cartera de renta variable puede ayudar a minimizar las pérdidas en tiempos de correción bursátil
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En un mundo cada vez más correlacionado ya no basta con tener una cartera mixta de renta variable y renta fija para ganar dinero. Ahora toca ser mucho más selectivo, gestionar activamente y diferenciar estilos dentro de un mismo tipo de inversión

No deja de ser paradójico, incluso algo poético, que haya sido justo en el año del décimo aniversario de Lehman Brothers cuando el mercado ha decidido dar la sorpresa más negativa que los inversores han recibido en la última década. Ese año dio igual que el inversor fuese conservador, moderado o agresiva ya que las pérdidas medias que deberán asumir esos inversores son todas negativas (4,8, 7,8 y 10%, respectivamente). De hecho, la correlación que se ha visto entre los diferentes tipos de activos ha sido tan elevada que, según apunta Amundi en un informe, solo se han salvado el 23% de los activos de un total de 26. Cuando este porcentaje fue en el otro gran año de crisis de mercados, 2008, del 42% de los activos.

La causa es la misma que explica que en los últimos años las ganancias también estuvieran correlacionadas: las políticas monetarias de los bancos centrales que provocaron una sincronización de activos y económica no vista en mucho tiempo. "La intervención de los bancos centrales y sus experimentos monetarios es lo que han provocado una anomalía entre la renta fija y la renta variable y por eso ahora la descorrelación no funciona", afirma Pablo Fernández desde la gestora Almiral. "Durante décadas, muchos inversores consideraron que una cartera "equilibrada" compuesta por un 60% de acciones nacionales y un 40% de bonos nacionales proporcionaba una diversificación adecuada y rentabilidades ajustadas por el riesgo convincentes. Y esto parecía cierto, mientras los inversores se beneficiaron de rendimientos de bonos y rentabilidades bursátiles de dos dígitos, pero esas expectativas han cambiado radicalmente", afirman desde Aberdeen Standard.

La pregunta que surge es cómo se puede tener ahora una cartera equilibrada compuesta por activos que se descorrelacionen entre sí y que, por tanto, permitan reducir el riesgo de una inversión y minimizar las pérdidas cuando el mercado se pone nervioso. Para responderla lo primero que hay que hacer es analizar el plazo en el que se quiere conseguir esa descorrelación ya que por ejemplo en plazos medios y largos sí se espera que regrese al mercado esta vieja descorrelación entre renta fija y renta variable, al menos en términos generales, a medida que los bancos centrales normalicen sus políticas monetarias. "No vemos que esa correlación vaya a durar mucho más. En octubre cuando la renta variable cayó, la rentabilidad de la renta fija también lo hizo. La etapa en la que los bonos y la renta variable perdían dinero en el mismo contexto es algo que no va a durar mucho más tiempo, veremos una correlación más normal", afirma Geraldine Sundstrom, responsable de multiactivos de Pimco.

Sin embargo, y pese a que se espera una normalización de mercado basado más en fundamentales que en políticas monetarias, los expertos urgen en señalar en que para lograr una cartera diversificada hay que hacer mucho más de lo que se ha hecho en el pasado. "A medida que entramos en un periodo de correlaciones más bajas entre los activos, aumento de la volatilidad y rentabilidades inferiores la asignación de activos de manera activa así como su selección es algo que cada vez va a ser más importante", apunta Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors. Por citar ejemplos concretos en esa búsqueda de una cartera equilibrada los expertos defienden la gestión multiactivos como la opción para los inversores más conservadores y siempre eligiendo productos que pueden presumir de hacer una gestión flexible de la cartera que les asemeje más a fondos alternativos a que a otros más tradicionales. "Algunos gestores multiactivo pueden usar posiciones como estrategias de valor relativo que les permiten expresar una opinión sobre el rendimiento de un mercado en comparación con otro. Al hacerlo, pueden lograr rentabilidades positivas incluso si ambos mercados caen, siempre y cuando su mercado preferido se comporte mejor. Estas posiciones diversificadoras pueden utilizarse como un sustituto de una cartera tradicional "básica" de acciones y bonos", afirman desde Aberdeen Standard. "Habrá opciones en estrategias de valor relativo pero el hecho de que las correlaciones de activos sean tan altas es lo que nos lleva a ser cautos", coincide Reema Desai, gestora de estrategias multiactivo de Amundi AM. Eso sí, ojo, con la selección porque existe un gran gap, de hasta 30 puntos porcentuales este año, entre el peor y el mejor fondo de este tipo así que la selección se antoja más importante que nunca.

¿La vuelta del 'value'?

Para el inversor más arriesgado hay dos opciones. La primera es la inclusión en la cartera de activos reales como capital riesgo, inmobiliario o infraestructuras aunque ésta es una opción solo para los que estén dispuestos a renunciar a parte de la liquidez de sus carteras en aras de una mayor rentabilidad a largo plazo. Al fin y al cabo, según las estimaciones de BlackRock para un inversor en euros el capital riesgo es la única inversión que puede generar rentabilidades anuales de dos dígitos los próximos cinco años.

La otra opción, apta para ese inversor más arriesgado que quiere seguir teniendo liquidez diaria en su cartera es la de recurrir a la gestión activa y dentro de ella, a la inversión por factores (factor investing). "El tema no es tanto que las correlaciones estén rotas del todo sino que ya no sirve la definición clásica de activos. Por ejemplo, ahora hay mucha gestión pasiva y estrategias de smart beta que antes no había y hay mucha presión por tener liquidez en las carteras. Hay que ser selectivo y elegir entre el risk on y risk off ya que los sesgos por los factores de la cartera es a lo que va a reaccionar el mercado", afirma Juan Ramón Caridad, director del máster FIA. Dentro de estos sesgos que aplicar a la parte de renta variable de la cartera, el que despierta un mayor consenso de cara a 2019 es el value. "Hay signos de recuperación en el value. Si miramos octubre (hasta el 11 de octubre) el factor value subió un 1,2 por ciento durante un periodo de confusión en el mercado mientras que el MSCI World cayó un 6,3 por ciento. La correlación entre el value y el momentum está volviendo a niveles normales que deberían beneficiar a los gestores que buscan explotar este segmento del mercado", afirma Joan Lee, gestora de Unigestion.

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