Bolsa, mercados y cotizaciones

Los seis factores que pueden desencadenar la próxima crisis financiera

Tras años de expansión económica, el ciclo de crecimiento parece haber tocado techo a nivel global. Ahora, el escenario base de la mayor parte de bancos y organismos internacionales incluye una desaceleración de la actividad y, probablemente, una recesión (menor que la de 2008-2009) en los próximos años. Como en todas las crisis, los bancos y el sistema financiero en general podrían tener un papel protagonista por hasta seis razones diferentes, tal y como señalan los expertos de la firma Robinson Hambro.

Los bancos son mucho más seguros a día de hoy que en 2007 si se analiza el sector, simplemente, por los mayores requisitos de capital y liquidez, y por una supervisión regulatoria más estricta. Sin embargo, los grandes cambios que ha vivido el sistema financiero y el avance de la tecnología también entrañan riesgos potenciales para este sector.

Un problema de seguridad cibernética

Imagine este escenario. Un ciberataque obliga a un banco a cerrar sus puertas (tanto digitales como físicas) durante una semana. Los depositantes que no pueden acceder a sus fondos se ven invadidos por el pánico y forman colas en las calles; el regulador se ve obligado a cerrar el banco de forma permanente para crear una especie de cortafuegos que evite el contagio. Sin embargo, la estrategia falla porque la confianza de los agentes es difícil de prever y se forman colas mayores en otras entidades por la viralización  de noticias (falsas) sobre sus vulnerabilidades. Lo que es evidente es que los pagos digitales aumentan el riesgo de sufrir ciberataques.

Un ex miembro del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea cree que esta podría ser la chispa más probable para desencadenar la próxima crisis financiera. Otro escenario es un ataque de seguridad cibernética en cualquier parte de la infraestructura financiera. Sólo hay que ver el mercado de derivados, que mueve unos 542 billones de dólares, lo que causaría un pánico generalizado cuando el sistema global sufriese problemas.

Demasiado grande para caer

La fuerte consolidación que ha sufrido el sistema financiero en países como España o EEUU, como resultado de la crisis financiera y de la regulación posterior, ha concentrado el riesgo en unos pocos jugadores pero que son muy grandes y que están extremadamente interconectados a través de los mercados monetarios. Cualquier desequilibrio en los balances de las entidades o un problema puntual de liquidez puede generar grandes tensiones: "Es más probable que el contribuyente tenga que rescatar a los gigantes, a pesar del estricto régimen que siguen los Bancos de Importancia Sistémica Global (G-SIB)", destacan los economistas de Robinson Hambro.

Concentración del riesgo

Muy relacionado con lo anterior es la concentración del riesgo en unos pocos lugares. "El riesgo está más concentrado ahora debido a una armonización significativamente mayor en, por ejemplo, la ponderación del riesgo de los activos, el reglamento cautelar y los estándares contables ... significa que si algo sale mal, saldrá mal para todos", asegura el director de un banco. 

Mientras que en 2008 fue la diversidad de estándares lo que ayudó a reducir el problema en algunos países. Francia, por ejemplo, no aplicó la marca a la contabilidad del mercado, y Canadá aplicó estándares de capital más elevados. Con las recomendaciones de armonización de 2018, los préstamos a la economía real para inversión generalmente han caído, mientras que se ha creado otra burbuja hipotecaria en propiedades residenciales. Ha habido una fuerte caída en la diversificación de los modelos de negocio. El exceso de propiedad que presenta unos precios muy elevados podría ser nuevamente el catalizador. Este escenario podría ser aún más factible en un escenario de subidas de tipos de interés que dificulten los pagos a los agentes más endeudados y vulnerables. "Se está creando una generación que piensa que los tipos de interés con un techo en el 2% va a ser la norma", asegura un ex regulador del sistema financiero holandés.

La contracción geográfica es otro elemento que ha intensificado la concentración del riesgo y la falta de diversificación. El sesgo regulatorio ha promovido una mayor exposición doméstica: bancos como Citigroup de los EEUU o Unicredit de Italia vendieron muchas de sus filiales extranjeras tras la crisis, mientras que han incrementado en sus balances el peso de la deuda soberana doméstica.

Peligro geopolítico

Italia es uno de los grandes peligros en este aspecto. El país podría estallar por los problemas de su sistema bancario (acumulan grandes cantidades de deuda soberana italiana) y la lucha del Gobierno con Bruselas, que hoy parece resuelta, pero en próximos ejercicios volverá a hacer su aparición dado el carácter populista del Gobierno transalpino. La cuestión es que "si Italia se va de la Eurozona, también lo haría el euro".

También existe el embrollo más obvio de Brexit y sus consecuencias imprevistas, por mucho que el Banco de Inglaterra brinde confianza pública en este frente. O la carga de la deuda de China. La lista es larga, aseguran los expertos de la entidad británica.

Decisiones judiciales 

Los escándalos de los bancos que están saliendo a la luz, como el relativo al impuesto de las hipotecas en España y la venta indebida de productos en el Reino Unido, puede generar gran inestabilidad en el negocio bancario y crear grandes agujeros en los balances, que podría obligar al sector a realizar provisiones importantes y reducir el crédito con importantes consecuencias para la economía.

El reciente escándalo por el blanqueo de dinero (unos 200.000 millones de euros) del Danske Bank obligó al nuevo presidente a asegurar rápidamente a los mercados que el banco no se estaba enfrentando "una crisis existencial", y eso incluso antes de que la investigación criminal del Departamento de Justicia de los Estados Unidos llegara a una conclusión y a la multa final.

Microgestión regulatoria

La crisis financiera puso fin la extendida creencia de que la regulación basada en principios era la mejor. Sin embargo, el cambio brusco de la regulación basada en reglas estrictas ordenadas por diferentes preceptos tampoco funciona. "Para afirmar lo obvio, los reguladores no son banqueros", comentan los expertos de Robinson Hambro.

"Los imbéciles pretenden decirnos cómo hacer nuestro negocio, con sumo detalle" se queja un miembro de la junta ejecutiva de un banco británico. Como señala, "ahora estamos obligados a tratar a personas que son muy diferentes", destaca el experto.

Los departamentos que analizan el cumplimiento requisitos del sistema financiero son cada vez más grandes y también son la maldición del mundo que ha nacido tras la última crisis. "Tenemos que escribir un montón de cosas repetitivas para el regulador año tras año que nadie puede leer, entender o aplicar de manera útil", señala el banquero.

El verdadero problema con "esta estúpida farsa" es la ceguera que crea sobre el riesgo, ya sea por la complacencia que genera el supuesto dominio de todos los riesgos o la incapacidad de ver el incendio forestal ahora que medir cada centímetro de los árboles se ha convertido en la nueva normalidad. Además, analizar cada árbol centímetro a centímetro, a veces, impide ver lo que pasa en el conjunto del bosque. 

Además de estos factores, los analistas de Robinson Hambro ven otros posibles desencadenantes que quedan en un segundo lugar en el análisis, pero que no deben olvidarse: "Exceso de deuda, la banca en la sombra, el cambio climático... la erosión de la confianza pública en la banca". Todos estos factores pueden ser desencadenantes de una crisis o intensificarla, lo que está claro es que no ayudarán a resolver los futuros problemas.

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