En abril, la impresión de que Dick Fuld, presidente y consejero delegado de Lehman Brothers, no estaba en contacto con la realidad era palpable. Hablando justo unas semanas después del derrumbe de Bear Stearns que había provocado que el precio de las acciones de Lehman cayera un 48 por ciento en una mañana, dijo a los accionistas que creía que en los mercados financieros "lo peor ya había pasado". Lea aquí la primera parte.
Al poco tiempo de eso los mercados se volvieron tan locos que la inteligente estrategia para eludir riesgos de Lehman se fue al traste. Una exposición a activos de riesgo tan elevada que llevaría a la empresa a informar sobre su primer déficit trimestral desde que empezó a cotizar en 1994.
Los inversores no eran conscientes del agujero negro que se avecinaba. Como miembro del equipo de comunicaciones de Lehman fui consciente de ello cuando el jefe de dirección financiera, Erin Callan, inició discusiones internas sobre cómo presentaríamos la pérdida de los resultados trimestrales de junio. La preocupación, incluso entonces, era que podría ser de una magnitud que provocara un riesgo para el banco.
Era evidente que no había ninguna manera de darle la vuelta. Los números eran espantosos. Para compensar la pérdida de 2.800 millones de dólares, la dirección debatió sobre la necesidad de ampliar capital en 6.000 millones. Me trasladé de Londres a Nueva York para ayudar a apagar el fuego. Estábamos entre el piso 45 del edificio Time Life y el piso de ejecutivos de la torre principal de Lehman en la Séptima Avenida, sobreviviendo con comida basura y refrescos.
El problema, en mi opinión, era que Fuld todavía no "entendía" en qué medida él y su banco tenían problemas entonces. Rechazó la idea de estar al frente de las conversaciones con los analistas de inversión el día en el que se anunciaron las pérdidas, pese a que si hubiera mostrado un grado de humildad, podría haber ganado algunos amigos entre los inversores. También rechazó montar una especie de campaña entre los formadores de opinión y entre la comunidad más amplia de Wall Street.
Pero después de que The Wall Street Journal revelara las discusiones de Lehman sobre un aumento de capital, ordenó que ningún empleado de Lehman de cualquier parte del mundo hablara con ningún periodista del Journal. Preguntado sobre cómo esto era probable que mejorara la cobertura de los peores resultados de la historia de Lehman en el principal periódico financiero, el séquito de Fuld no pudo responder.
Aclaraciones, ¿para qué?
En una reunión el día anterior a los resultados, Fuld incluso cuestionó preparar detalles aclaratorios. "¿Por qué estamos malgastando el tiempo en esto? Espetó. "Hemos tenido una pérdida; avanzamos". Solamente veía un trimestre generando pérdidas después de 55 con beneficios y asumió que su mítico historial de éxito suponía que los inversores y empleados le perdonarían este problema pasajero de 2.800 millones.
En qué medida su asunción era errónea estuvo claro al instante una vez que la noticia salió. El precio de las acciones de Lehman cayó como una losa. Comenzaron a revolotear rumores de despidos de ejecutivos, los depredadores se preparaban para licitar, los acreedores y clientes se retiraban, y las partes contratantes rehusaban negociar. Corría la sangre. La espiral de la muerte había comenzado de nuevo.
Sólo aquellos que han vivido una locura de mercado parecida pueden comprender cómo es esto. Para mí y el resto de la comunicación, nos parecía una época de guerra: casco de hierro y eludir el fuego entrante. El ejército de los negociantes de Lehman de todo el mundo estaba siendo bombardeado con preguntas alarmantes de otros bancos e inversores. Bajo presión, a Fuld le entró el pánico: sustituyó a Joe Gregory, su permanente número 2, por la cara de póquer de Bart McDade, un teniente ambicioso que intentaba conseguir el puesto de Fuld.
Sin decisión
Pero cuando llegó la hora de la toma de decisiones cruciales que podían haber salvado la empresa, la dirección de Lehman se paralizó. Jeremy Isaacs, el jefe de operaciones europeas y asiáticas, afincado en Londres, presentó su dimisión el día del nombramiento de McDade, pero convino a petición de Fuld permanecer para guardar las apariencias. La fisura que ya existía entre las oficinas de Lehman de Nueva York y Londres se convirtió en un golfo.
Cuando el equipo directivo en Nueva York se convirtió en un búnker, se nos encargó a nosotros, los de comunicación, no decir nada, excepto para machacar los rumores más dañinos. Aun así los rumores siguieron surgiendo: que una de las empresas de inversión líder de América había dejado de negociar con Lehman, que un banco británico estaba preparando una oferta con un enorme descuento, que Lehman no tenía el dinero que creía haber incrementado.
Los ejecutivos que recibían instrucciones del búnker parecían cada vez más pollos sin cabeza. Mientras, cada vez ganaba enteros la posibilidad de que se llevara a cabo una venta del banco de inversión. Ésta era, sin duda, la respuesta obvia para muchos miembros de la empresa pero había sólo dos problemas con este argumento: Dick Fuld y Bart McDade.
Lehman Brothers había sido la vida de Fuld durante 42 años. Y tenía un punto de vista muy claro de que la empresa tenía mucho valor, mucho más de lo que indicaba el mercado. En cuanto a McDade, tenía sus propias razones para encontrar una venta de la empresa menos que atractiva. "Bart estaba completamente obsesionado con controlar la empresa a cualquier precio", comentó otro ex ejecutivo. "Creía que iba a ser una cuestión de tiempo antes de que pudiera desbancar a Fuld y llevarse el premio".
Así que aunque Fuld y McDade hablaron con inversores y compradores potenciales y estratégicos, sus corazones no parecían estar demasiado dispuestos a ello. Más de un miembro del comité ejecutivo concluyó que la personalidad de Fuld estaba tan vinculada a Lehman que no era capaz de tomar decisiones racionales sobre su destino. En otras palabras, se había convertido en un sentimental. Ese es el único modo en que puedo explicar el hecho de que le dijera a un periodista que conozco, en julio: "Nunca venderé esta empresa".