Tadashi Yanai, el Amancio Ortega de Japón, está encantado con la comparativa. Ya dijo hace un año, cuando inauguró la primera y única tienda de Uniqlo en España (en Barcelona), que su objetivo es llegar a superar a Zara. "Cuando vas a competir a los Juegos Olímpicos, nadie se va a entusiasmar si dices que tu objetivo es la medalla de bronce o la de plata". Pero más allá de sus orígenes, de las cifras de sus dos conglomerados textiles e, incluso, de su fortuna -que no es baladí en ningún caso- hay un rasgo muy particular que convierte a Yanai y a Ortega en seres antagónicos: su gusto por estar siempre en la primera plana de los medios de comunicación. Las declaraciones del fundador de Fast Retailing -el holding en el que agrupa a firmas como la mencionada Uniqlo o Comptoir de cotonniers- se cuentan por centenas. Para ello es el hombre más rico de Japón y la fortuna número 35 del mundo.
Pero, ¿qué es Uniqlo? Para empezar es el acrónimo de Unique Clothing Warehouse (Almacén de ropa único) y se fundó en 1984 en Tokio, después de que Yanai hubiera heredado la empresa de su padre, sastre de profesión. Pensar en esta marca nos lleva a visualizar camisetas, abrigos y jerseys idénticos, en un sinfín de colores y de una alta calidad. De hecho, el mismo Yanai habla de la compañía como una firma "tecnológica" que cuenta con fábricas de innovación textil. De ahí provienen sus plumas y abrigos, famosos por caber en una bolsa y no pesar en absoluto.
Aún lejos del liderato
El éxito de Uniqlo reside en fabricar prendas de ropa que se pondría, literalmente, todo el mundo. Son básicas, no importa el gusto que se tenga en moda. Y eso a Zara no le pasa. Es más, Yanai ha declarado en varias ocasiones, paradójicamente, que Inditex no es su competencia porque se dedican a negocios distintos. También ha dicho que no le importa no ser de las tiendas más baratas y esa subida en los precios que realizó hace una década llevará las ventas de Fast Retailing a superar los 16.000 millones de euros este año y rozar los 19.000 millones en 2020 con un crecimiento del 33 %, un punto porcentual por debajo que Inditex, todavía hoy la reina del sector.
Sin embargo, Fast Retailing, que tuvo que rebajar en varias ocasiones su estimación de crecimiento antes de 2016, es hoy la única compañía entre las grandes del sector en la que crecerá su margen ebit - aquel que se toma como referencia- este año y lo seguirá haciendo de manera recurrente hasta 2021, allí donde alcanzan las previsiones del consenso. Uniqlo volverá en 2018 a márgenes por encima del 11 % -adelantando a H&M, en plena reestructuración-, algo que no lograba desde 2013; y se estima que se sitúe en el 12,6% en tres años.
"La principal razón que nos ha llevado a mejorar nuestra estimación sobre Fast Retailing es que tanto a nivel doméstico como en el extranjero el negocio de Uniqlo ha superado las expectativas", apuntan desde JP Morgan tras conocer los últimos resultados semestrales que presentó hace dos semanas. En su guidance, la compañía contempla alcanzar un margen operativo del 15% -tres puntos por encima del consenso- en 2020 "y una considerable expansión del comercio online que calcula en un 30 % de las ventas totales" para entonces, recalca el banco de inversión estadounidense.
La caída en márgenes se confirmará también en otros gigantes de la moda como, por supuesto H&M, la estadounidense Gap y, por la repercusión que ha tenido, sobre todo Inditex. El dinero que saca en limpio la firma antes de pagar intereses e impuestos se situará por debajo de los 17 euros por cada 100 que ingresa, una situación que no se producía desde 2009. Aún así, la firma gallega sigue defendiendo con holgura los mayores márgenes del sector y el consenso prevé que recupere el umbral del 17% en 2019 y logre mantenerlo en el trienio.
La expansión internacional
Una década más tarde de que Uniqlo abriera su primera tienda en 1984 contaba ya con más de 100; alcanzó las 1.000 en 2005, las 2.000 cuatro años más tarde y este ejercicio se plantea cerrar con 3.467 localizaciones, 4.000 por debajo que Inditex.
Se dice que la visión internacional que tiene Yanai le viene desde su viaje al extranjero durante unas protestas por la Guerra de Vietnam que llevaron a cerrar su Universidad por más de dos meses (él está a punto de cumplir 70 años); aunque haya fracasado no hace mucho en su expansión en Londres y, sobre todo en China, que representará el 17,3% de las ventas este año, del total del 67,9% que supone para Uniqlo el negocio en el exterior, según JP Morgan. Hace sólo dos años su peso en los ingresos era del 11%. De hecho, entre 2009 y 2011 Fast Retailing cerró casi 200 tiendas antes de repensar su modelo de negocio tal y como se conoce hoy. Sólo entrar en España le llevó ocho años de reflexión y la apertura prevista también en Madrid para este año se ha retrasado sine die ante la inestabilidad política, según ha reconocido la propia compañía.
El tirón asiático -una región mucho más poblada, de gente más joven y con un perfil claramente consumista- está detrás del crecimiento del 261 % que protagonizará el beneficio de Fast Retailing en cinco años (de 2016 a 2020), según el consenso de mercado. Para entonces, sus ganancias rozarán los 1.400 millones de euros, a la par que H&M y un 67 por debajo de Inditex. Al tiempo, Uniqlo se ha colado como la segunda mayor firma textil, con más de 47.000 millones de euros de capitalización, tras la debacle de su homóloga sueca.
Su acción se paga a cerca de 450 euros y se compra cara. Cotiza con una prima del 74% respecto a la media del sector en base a un multiplicador de beneficios de 41,4 veces. El PER de Inditex está en las 22,8 veces, su nivel más bajo en los últimos años después de haber decepcionado al mercado en febrero, al rebajar las estimaciones, y confirmar, de forma más bien aséptica, en septiembre la caída de los márgenes. Nada que ver con Yanai que hasta para las malas noticias mantiene su querencia por el estrellato.
Esta misma semana se ha podido ver al fundador de Uniqlo estrechando la mano del tenista Roger Federer, a quien patrocinará la próxima década por 30.000 millones de dólares al año. Nike sólo le pagaba 10.000.