Bolsa, mercados y cotizaciones

Los inversores miran a los líderes autócratas como factor de riesgo entre los emergentes

Foto: Archivo
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Con las recientes tensiones en Turquía sacudiendo el tedioso mes de agosto entre los mercados de todo el mundo, los inversores intentan hacer cuenta de la situación intentando dilucidar si veremos un posible efecto contagio entre otros mercados emergentes.

"Independientemente de lo que ocurra en Turquía, seguimos mostrándonos bastante pesimistas sobre las perspectivas a medio plazo para las divisas emergentes, especialmente teniendo en cuenta nuestra opinión de que el crecimiento en China se desacelerará aún más este año y que la economía estadounidense perderá impulso en 2019", avisa Oliver Jones, economista de mercado de Capital Economics.

Con este aviso por montera, algunas mesas de inversión revisan sus estrategias en estos mercados también atendiendo a la situación política de algunos de los países. Al fin y al cabo, la desafiante actitud del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, no sólo en su pulso con la Casa Blanca sino en su gestión e influencia sobre instituciones que deberían ser independientes, como es el caso del banco central turco, preocupa a los inversores.

"En ausencia de acciones mucho más agresivas por parte del banco central, la lira seguirá disminuyendo y las salidas netas de capital continuarán", sentencia Andy Birch, economista jefe de IHS Markit, quien considera que, sin entradas netas de capital, las reservas caerán más, lo que en última instancia socavará la capacidad de Turquía de financiar su déficit por cuenta corriente, forzando una corrección más sustancial del desequilibrio a finales de este año y en el conjunto de 2019.

Como señalaba el Wall Street Journal, el boom económico vivido durante los últimos años por la economía turca había hecho pensar al mercado que los cambios institucionales permanentes habían llegado para quedarse. Sin embargo, a medida que las tensiones y la incertidumbre azuzan, en este caso a Turquía, las tendencias autocráticas de Erdogan han puesto el foco en otros países.

Mientras el caso turco es uno de los más extremos del fallo de las instituciones, la India también cuenta con un líder populista que no duda en interferir con las decisiones de su banco central. Por su parte, en China, el Partido Comunista ha eliminado la temporalidad en sus puestos de liderazgo, dejando a Xi Jinping la puerta abierta a un mandato sin fin en el horizonte. En Filipinas, la gestión de su presidente, Rodrigo Duterte, también es controvertida mientras en Rusia, Vladimir Putin, se ha convertido también en una figura autocrática por excelencia.

Después de haber sacado músculo durante comienzos de siglo, dejando atrás las debacles e impagos, los países emergentes emprendieron la senda de una recuperación que se ganó la atención de muchos inversores. Con reformas institucionales que dieron independencia a los bancos centrales, las relaciones comerciales comenzaron a vibrar y las reservas en divisa extranjera comenzaron a postularse como uno de los principales escudos contra las fugas de capital.

Dicho esto, como apuntan desde el WSJ, la mala gestión macro en algunos de estos mercados comenzó a evidenciarse en 2013, cuando la pataleta ante el fin de los estímulos monetarios en EEUU vapuleó las bolsas de todo el mundo.

Algunos de los líderes que líderes hasta entonces emulaban a las democracias de occidente comenzaron de nuevo a mostrar tendencias autócratas, con distintas instituciones que protegen el estado de derecho, los derechos humanos y la política monetaria quedando a merced de los caprichos de sus líderes políticos.

Esta situación hace que en contextos como la actual, las crisis sean más difíciles de atajar. "Las crisis pasadas entre países emergentes a veces se han extendido a otros con vulnerabilidades similares, incluso sin vínculos directos cercanos", avisa el economista de mercado de Capital Economics.

Aún así, Jones estima que el posible contagio a países como India o Indonesia llegaría en un momento en que las vulnerabilidades macroeconómicas en estos mercados se han reducido significativamente desde 2013, cuando formaron parte de los "Frágiles Cinco" cuyas monedas se desplomaron más durante el también conocido como Taper Tantrum.

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