
Starbucks ha sido la última compañía en anunciar que dejará de ofrecer pajitas de plástico en sus establecimientos. Se suma al movimiento que están llevando a cabo los gobiernos para limitar los contaminantes plásticos en la sociedad. ¿Cómo afecta esta guerra a sus fabricantes?
En un mundo como el actual, en el que todo cambia tan rápido, estamos acostumbrados a pensar en el corto plazo. No obstante, hay tendencias que tardan en desarrollarse y no por eso tienen menos impacto. Es el caso de la contaminación. Hace unas semanas con motivo de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente 2018 (5 de junio), la ONU dio a conocer algunas cifras alarmantes.
Por ejemplo, en la última década, producimos más plástico que en todo el siglo pasado; cada año, el mundo usa 500.000 millones de bolsas de plástico, mientras que al menos ocho millones de toneladas de plástico terminan en los océanos, el equivalente a la descarga de un camión de basura cada minuto. De hecho, el lema de este año de la ONU para celebrar este día ha sido Un planeta #SinContaminación por plásticos.
Este panorama ha provocado que algunos estados empiecen a tomar conciencia de que, literalmente, estamos destrozando el mundo. Sin ir más lejos, en enero China decidió que ya no iba a seguir siendo el vertedero del mundo. La FAO estima que el 67% de la contaminación plástica de los ambientes marinos proviene de 20 ríos, principalmente de Asia. Solo en 2016 China recibió 7,35 millones de toneladas de desechos y desperdicios plásticos, casi el 56% del total mundial. En este sentido, el gigante asiático ha prohibido la importación de plástico, cartón y otros derivados al país asiático.
Por otro lado, Europa quiere acabar con todos los productos de un solo uso fabricados con plástico -pajitas, platos o cubiertos-. En el caso de los envases para alimentos, solo estarán permitidos si el diseño permite que las tapas y tapones sigan fijados al recipiente -según las estimaciones del Centro Común de Investigación de la Comisión, más del 80 por ciento de la basura que se acumula en las playas europeas son plásticos-. Además, de la regulación sobre estos productos, la Comisión Europea propone que los fabricantes de éstos ayuden a cubrir parte de los gastos de gestión y limpieza de desperdicios.
Los fabricantes no lo notan
Evidentemente, son los fabricantes los que han recibido con poco entusiasmo estas medidas, ya que atacan directamente a parte de su negocio. Una de las cotizadas más conocidas en este sector es la estadounidense Berry Global. Con más de 6.000 millones de capitalización, este año ya se deja más de un 19 por ciento si bien los expertos creen que tiene un potencial cercano al 40%. Es más, un 93% recomienda comprar sus acciones. Y es que, precisamente, las consecuencias de este tipo de medidas no se verán a corto plazo, de hecho, para que la regulación entre en vigor en la Unión Europea pueden pasar hasta cinco años.
"Berry Global, Bemis y Sealed Air podrían ver una caída anual de entre 0,01 y 0,04 dólares en su beneficio por acción si las tendencias de consumo se alejan de los productos de plástico en la Unión Europea por la prohibición de algunos artículos de un solo uso. Probablemente tendrá un impacto mínimo sobre las tendencias actuales de la demanda", explican desde Jefferies.
Según las previsiones, Berry Global ganará un 54% más entre 2017 y 2020. Con un periodo de cinco años, lo cierto es que las empresas del sector tienen margen para poder adaptarse a los nuevos cambios regulatorios, evitando así, el mayor impacto posible en sus cuentas. En el caso de Berry, los envases de plástico para el consumo suponen un 33 por ciento de sus ventas.
Para PlasticsEurope, que representa a los fabricantes en Europa, la solución no pasa por la prohibición sino por la gestión de los residuos. Según los datos que ofrece la asociación, este sector genera en Europa unos 340.000 millones de euros. Asimismo, explican que casi el 40% del plástico se usa en el embalaje o empaquetado, un 22,4% en otras aplicaciones (incluyendo electrodomésticos, muebles, deportes, salud y seguridad), mientras que casi un 20 por ciento se emplea en la construcción. En este contexto, desde IHS Markit vaticinan que la demanda de polietileno, el plástico más utilizado, aumentará en torno a un 4 por ciento al año, lo que significa que el consumo total aumentará a 118 millones de toneladas métricas en 2022. Hay que tener en cuenta que este material es más barato y resistente que el vidrio o el papel y a medida que aumenta la población y el nivel de vida también lo hace su uso. En este contexto, en el medio plazo se prevé que otras compañías de la industria como Bemis y Sealed Air aumenten su beneficio en un 11 y 20% entre 2018 y 2020.
Otras compañías que también podrían verse afectadas pero que de momento no están notando la ola verde son las químicas. Es el caso de LyondellBasell, DowDuPont o Trinseo. Entre ellas destaca la firma resultante de la fusión entre Dow Chemical y DuPont el año pasado. Con una recomendación de compra, se estima que en dos años sus ganancias mejoren casi un 29%.