
El convulso acuerdo de Gobierno en Italia, que ha generado turbulencias en los mercados en las últimas semanas, llegando a hacer temer por una nueva crisis de deuda en la eurozona, han llegado en un momento delicado para Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE).
La entidad está en un momento crítico: debe decidir qué hace con el programa de compras de deuda (QE) y cuándo anuncia su final, y la aparición de crisis políticas como la que se está viviendo en el país transalpino y, en menor medida, la que se vivió en España con la moción de censura, no allanan precisamente el camino. A pesar de todo, los expertos creen que, por el momento, lo ocurrido no cambiará el plan de ruta del BCE.
Las últimas reuniones del organismo han estado centradas en el análisis de la situación económica de la eurozona, para saber si ha llegado ya el momento adecuado de anunciar el fin del QE.
En el encuentro de marzo, Mario Draghi se adelantó a las expectativas de los analistas y retiró por sorpresa de su discurso la posibilidad de ampliar el QE en tamaño. Un mes y medio después, Draghi señaló que habían dedicado la reunión a debatir sobre los últimos datos macro que se habían publicado en la eurozona, que mostraban una debilidad en el primer trimestre que el BCE quería evaluar antes de tomar ninguna decisión sobre el programa. Las actas de ese último encuentro reflejaron que la entidad, de momento, considera que el frenazo del primer trimestre no debería continuar.
No retrasará el fin del 'QE'
En general, los expertos descartan que lo ocurrido, tanto en España, como especialmente en Italia, impacte por el momento a las políticas de BCE. "Esto no cambia la ruta de la entidad", señala Eugeni Siscar, responsable de asesoramiento de BNP Personal Investors, quien añade que "si las cosas se pusieran muy negativas, es posible que lo barajasen, pero por el momento no, y más teniendo en cuenta que en principio sí parece haber acuerdos". La entidad considera que "en septiembre acabará el QE", una medida que "se anunciará con anterioridad" por parte del BCE; es por ello que, de ahora en adelante, las reuniones de la entidad, como la de la próxima semana, el jueves 14 de junio, van a ser especialmente importantes para los mercados.
Enrique Lluva, subdirector de renta fija en Imantia Capital, señala que el BCE "cualquier cosa que ha comentado durante los últimos días ha estado marcada en un contexto de crisis política, y nunca económica. Están siendo muy cuidadosos".
Lluva explica el difícil papel que tiene ahora por delante la entidad: "Tiene una tarea complicada; de un lado, la economía americana lanza muy buenos datos, que pone encima de la mesa una nueva subida de tipos, que probablemente podría hacer que el euro se devalúe frente al dólar. La situación económica en Italia está más saneada que en el pasado, el IPC en Europa, incluso sin energía, ha dado un pequeño salto... Lo único que va a tener en el otro lado es la incertidumbre política, y en España tampoco es grande, porque más europeísta que Pedro Sánchez no hay nadie", destaca.
Si nada cambia, y se cumplen las previsiones de los 51 expertos encuestados en abril por Bloomberg, en junio el BCE cambiará su discurso sobre el programa de compras y en julio anunciará su fecha de defunción. En octubre lo reducirá a 15.000 millones mensuales, y a finales de año terminará definitivamente. La primera subida de tipos será en algún momento del tercer trimestre del año que viene, según los analistas.