Las gestoras ingresaron en 2017 en comisiones de gestión 2.647 millones de euros, un 12,7% más que en 2016 y consiguieron reducir por debajo del 60% el porcentaje que destinaron de estas comisiones a los vendedores de sus fondos, mínimo de los últimos siete años.
Una de las grandes novedades que ha traído la Directiva europea Mifid II ha sido la limitación de retrocesiones que cobran los distribuidores de las gestoras. Desde este mismo año están prohibidas en los modelos de asesoramiento independiente y de gestión discrecional de carteras y sujetas en otros modelos a que las entidades den algún tipo de valor añadido, venta de fondos de terceros incluido.
Pues bien, el mero hecho de que estas limitaciones entraran en vigor ya llevó a muchos comercializadores a cambiar el año pasado su modelo de negocio como demuestra el hecho de que en 2017 los distribuidores "solo" se quedaron con el 58 por ciento de las comisiones de gestión de los fondos que vendieron, según las últimas estadísticas de Instituciones de Inversión Colectiva publicadas ayer por la CNMV. La cifra, aunque sigue siendo alta, es la más baja de los últimos siete años y muy inferior al 61 por ciento de solo un año atrás. Detrás de esa caída está además el hecho de que muchos de esos distribuidores están optando por mudar a buena parte de sus partícipes de fondos de fondos a carteras gestionadas donde las comisiones, que se cobran de una manera explícita, no han dejado de crecer en los últimos años a tasas de dos dígitos.
Esa caída en el porcentaje se ha producido, además, en uno de los momentos más dulces de los que ha vivido la inversión colectiva en los últimos años y, de hecho, la industria cerró el año con un nuevo máximo histórico de patrimonio gestionado en fondos españoles al alcanzar un total de 262.847 millones de euros. No en vano, el buen año de mercado que fue 2017, con la volatilidad aún en mínimos, unido a la necesidad de los distribuidores por captar dinero que estuviera fuera de su balance, provocó que muchos inversores optaran por dejar de lado a los viejos, y cada vez menos rentables depósitos, a favor de la inversión en fondos. De ahí que solo en 2017 las suscripciones netas en fondos españoles ascendieran a 21.410 millones de euros, casi el doble que un año antes, y a esta cifra hay que sumar los 30.000 millones que entraron en fondos de inversión extranjeros. Unos flujos de dinero que también repercutieron, de hecho, en los ingresos que obtuvieron las gestoras vía comisiones ya que estos alcanzaron los 2.647 millones de euros, un 12,3 por ciento más que un año antes.