
Samsung vendió cien millones de teléfonos más que Apple en 2017, según las cifras recopiladas por Strategy Analytics. A pesar de que la firma californiana hizo doblete a finales del ejercicio pasado con el lanzamiento de los iPhone 8 y X, la firma surcoreana mantuvo el liderazgo entre las marcas de teléfonos inteligentes con la venta de 317 millones de unidades frente a los 216 millones de Apple. Así, la cuota de mercado de Samsung en el mundo subió hasta el 21,1%, casi siete puntos porcentuales por encima de la cuota de la americana.
No obstante, en el conjunto del año pasado las ventas totales de teléfonos inteligentes crecieron un punto porcentual y alcanzaron por primera vez la cifra de 1.500 millones de terminales. Si Samsung gana por la cantidad de unidades vendidas, Apple lo hace por volumen de ingresos, al menos en la temporada navideña: capturó el 51% de las ventas de teléfonos inteligentes en el cuarto trimestre de 2017. "El precio medio del iPhone se aproxima a los 800 dólares, casi tres veces más que el precio medio del sector", explica el analista Neil Mawston.
La fuerte corrección que sufrió la bolsa de EEUU a principios de febrero cambió el orden establecido en elMonitor, la herramienta de inversión de elEconomista con las mejores ideas internacionales: Apple abandonó la estrategia con una rentabilidad del 45% tras más de dos años, y Samsung se incorporó por medio del Global Depositary Receipt (GDR) que se puede adquirir en el mercado alemán. ¿Qué hace de Samsung un valor de inversión al alza frente a Apple?
Multiplicador de beneficios
El mercado ha aumentado la estimación de beneficios de Samsung un 54% para 2018, pasando de los 28.500 millones de dólares que se pronosticaban hace un año a la previsión actual de 44.000 millones, frente a un incremento del 14% en el caso de Apple.
Las predicciones del consenso de mercado otorgan a la firma de Cupertino un mayor crecimiento del beneficio neto en los próximos dos años -un 29%, hasta los 50.200 millones de euros-, condicionado por el efecto de la reforma fiscal en Estados Unidos.
"Ya no pronosticamos un ciclo de actualización elevado, pero creemos que los consumidores sustituirán sus teléfonos por otros más caros cuando decidan hacerlo, lo que puede tardar un poco más a causa de los precios elevados y las presiones inflacionistas", sostiene el analista Stephen Turner, de la consultora de inversión Hilliard Lyons.
"Así, nuestras expectativas de unidades vendidas han disminuido, al tiempo que el precio medio de venta ha aumentado. Esta previsión podría cambiar en caso de que [Apple] lanzase un nuevo iPhone de menor coste", añade Turner.
Por su parte, los analistas esperan para Samsung una subida del 13% en las ganancias de 2019 con respecto a las de 2017, hasta sobrepasar los 35.000 millones de euros, aunque en lo que se refiere al beneficio bruto (ebitda) ambas compañías crecerán en paralelo -un 20% de Apple frente a un 19% de Samsung-.
Con unas previsiones de beneficio tan elevadas, el mercado espera que Samsung sea generoso en su retribución a los accionistas. Su rentabilidad por dividendo se estima cercana al 3% en 2018 y 2019, superior a la media del 1,36% del sector y del 1,8% de Apple previsto para 2019.
Sin duda, el gran atractivo de la compañía de Seúl es que sus beneficios se compran mucho más baratos que los de la estadounidense. Mientras que el PER de Samsung (veces que el beneficio está incluido en el precio de la acción) es de 6,9 veces -el segundo más bajo del sector por detrás de HTC-, el multiplicador de ganancias de Apple es de 15,1 veces. La explicación se encuentra en que, además de haber mejorado sus estimaciones de beneficio, los títulos de Samsung cedieron un 20% desde los máximos históricos que registraron en noviembre hasta el pasado 9 de febrero. Ahora la distancia se ha recortado hasta el 14%.
El aumento en el precio de la última versión del iPhone "se hizo en parte para cubrir los costes más elevados de compuestos más avanzados, como la pantalla OLED (fabricada por Samsung) y la cámara con tecnología biométrica de reconocimiento facial, pero también refleja una ambición para recoger más beneficios como consecuencia de la lealtad que encuentran sus productos, en especial en su mercado doméstico", según explican los expertos de Financiële Diensten Amsterdam. "También en China, donde el mercado del smartphone sigue retrocediendo y la rivalidad entre empresas asiáticas se intensifica", aseguran desde FDA.
Conviene mencionar que Apple y Samsung son empresas con un negocio bastante diferenciado, aunque ambas coincidan en el diseño y la producción de teléfonos. La diversificación está en el ADN de Samsung, que nació como un conglomerado industrial que fabrica desde frigoríficos y lavadoras a microprocesadores y televisores.
La producción de smartphones supone casi el 50% de los ingresos de Samsung, según datos de 2017 recogidos por FactSet, mientras que para Apple representa el 61,5%. Además, pese a que Apple se centra en los teléfonos y los servicios como Apple Music y la App Store, y Samsung comprende una amplia variedad de productos, también difieren en su valor en libros (la relación de la capitalización bursátil con el valor de sus fondos propios). Si el valor contable de Samsung en 2018 se estima en las 1,3 veces, el de Apple está en las 5,8 veces, lo que refleja su percepción como una marca aspiracional.
Recomendación
La compañía surcoreana recibe una clara recomendación de compra que se ha mantenido estable en los últimos cinco años. Un 89% de los 37 analistas que la siguen aconsejan adquirir sus títulos, según el consenso de mercado que proporciona FactSet. Apple, en cambio, ha visto un deterioro de su recomendación desde inicios de febrero, coincidiendo con la presentación de los resultados de septiembre a diciembre, y recibe un consejo favorable del 64% de los 39 analistas que valoran a la compañía norteamericana.
Potencial
De este modo, si las acciones de Apple avanzan en torno a un 2% en lo que va de año y el consenso de mercado les asigna un recorrido alcista cercano al 15%, el potencial que pronostican los analistas para los títulos de Samsung es del 40%. "Las acciones de Samsung Electronics retrocedieron a causa de la débil demanda del iPhone X, que generó inquietud acerca de los márgenes de beneficio de los teléfonos inteligentes y la adopción de pantallas OLED en los móviles", explican los analistas Doyeon Choi y JiYong Im, del corredor de valores Shinhan Investment.
Desde JP Morgan consideran a Samsung como un valor atractivo por sus fundamentales y recomiendan a los inversores de largo plazo "mantener el valor aunque esté débil por su cartera diversificada, su política de retorno a los accionistas y el efectivo del que dispone en su cuenta de resultados, que implica considerables oportunidades para las fusiones y adquisiciones".
Deuda
Apple y Samsung cuentan con una caja neta muy abultada. el año pasado, el fabricante del iPhone y el iPad contaba con casi 136.450 millones de euros y Samsung amasaba en torno a 49.000 millones-. Ambas superan en gran medida la cifra de caja neta en el sector de los equipamientos de telecomunicaciones, donde cada empresa tiene en su haber, de media, cerca de 4.700 millones de euros de caja. Sin embargo, mientras las expectativas del mercado señalan que Apple disminuirá un 54% el tamaño de su caja, hasta los 57.600 millones en 2020, Samsung la aumentará ligeramente por encima de un 90%, hasta alcanzar los 93.700 millones de dólares.
Dentro de la batalla por la cuota de mercado, y también de los ingresos, el lanzamiento de un nuevo teléfono debe complacer a los seguidores más fieles y, a su vez, ser apetecible para los nuevos usuarios. Por eso, la presentación del Galaxy S9 en Barcelona el próximo 25 de febrero, un día antes del inicio del Mobile World Congress, no sólo aspira a convertirse en el centro de atención del evento sino también en el mayor escaparate mundial para el nuevo modelo, que se espera continuista aunque con refuerzos en el procesador, la cámara y la inteligencia artificial.
Por primera vez en la historia del smartphone, las ventas cayeron un 9% en el último trimestre de 2017 con respecto al mismo periodo del año anterior, en el que fue el mayor descenso jamás visto hasta la fecha. Uno de los motivos principales fue el descenso de la demanda del mercado chino a causa de tasas más largas de reemplazo en los teléfonos (el público tarda más en cambiar de móvil), menos subvenciones estatales a los operadores de telecomunicaciones y la ausencia general de modelos innovadores y rompedores, capaces de hacer que los consumidores se rasquen el bolsillo.