
Pese a ser uno de los valores estrella del curso pasado, Ignacio de Colmenares cree que el título no ha agotado sus subidas, dado que para este año prevé elevar un 70% el beneficio bruto en relación a las estimaciones que hacen los analistas sobre el resultado de 2017.
Cuatro años tardó Juan Luis Arregui, presidente de Ence desde 2006, en encontrar la horma de su zapato para dirigir la compañía. En 2010, Ignacio de Colmenares y Brunet cogió las riendas, siendo el cuarto consejero delegado de la empresa desde la llegada de Juan Luis Arregui -29,3 por ciento del capital-, una posición que ha mantenido desde ese momento. De Colmenares desprende un aura enérgica, de hombre con fuerte carácter, que tiene la empresa bajo un estricto control. Como un reloj suizo, telegrafía y explica detalladamente el aumento que espera este año de beneficio bruto para la compañía que dirige, algo que considera que todavía puede llevar más arriba la cotización de Ence, a pesar de la subida vertiginosa que ha experimentado en 2017, la mayor de la cartera Top 10 por fundamentales de elEconomista, que el año pasado logró una rentabilidad del 35 por ciento.
Ence ha sido uno de los valores estrella el año pasado en bolsa española. ¿Ha terminado el recorrido alcista?
Veréis cuando publiquemos los resultados. Lo que espera el mercado para 2017 se basa en un precio medio de 820 dólares para la celulosa, y ya hemos alcanzado los 1.000 dólares. Si esto se mantiene, en 2018 podrían ser 110 millones más de ebitda por esta vía. Además, por algunos ajustes, como aumentos de producción, reducciones de costes y un menor descuento a los clientes que el año pasado, llegarían directamente otros 40 millones más al ebitda. Es decir, se podrían alcanzar 150 millones adicionales de beneficio bruto [un 70 por ciento más que las estimaciones que recoge FactSet para 2017, de 214 millones de euros o los 211 millones de Bloomberg]. Esto está explicado en el plan estratégico, que estamos cumpliendo a pies juntillas [contempla llegar a un ebitda en el escenario optimista de 375 millones en 2020].
La salida reciente de 'los Albertos', quienes llegaron a tener un 9,9% del capital, ¿no puede marcar un techo puntual en los ascensos para el resto de los inversores?
No lo creo, porque ya estaban saliendo. Llevan un tiempo haciéndolo, poco a poco, de forma muy suave.
Han anunciado que tienen toda la producción vendida para 2018. ¿Por qué se produce este escenario y por qué no aparecen otros fabricantes?
Hay un crecimiento mundial bueno, no hay ningún mercado ahora mismo en recesión. Estados Unidos también está fuerte, China está sosteniendo el crecimiento... La coyuntura es buena para una commodity, algo que se junta con que hasta la segunda mitad de 2021 lo más probable es que no arranque ninguna fábrica nueva de celulosa. Es una inversión muy importante, con una construcción que tarda más de dos años. En este momento no hay empresas construyendo nuevos centros, ni plantando madera para abastecer a una fábrica nueva.
¿El futuro de Ence pasa por tener fábricas y árboles solo en España?
Nosotros tenemos una aproximación muy prudente financieramente al negocio. Hoy vemos que los próximos tres años van a ser muy buenos, pero esto es cíclico, y puede cambiar cuando menos te lo esperas, y para ello hay que tener unas inversiones acordes a tu balance. Una fábrica nueva hoy cuesta entre 1.500 millones y 2.500 millones, y nosotros no tenemos estructura de capital para ello, y no tiene sentido que hagamos una chapucilla con una fábrica de 250.000 toneladas, que es lo que podríamos pagar. Tenemos dos activos buenísimos en Europa, en una zona llena de madera, y tenemos que sacarle jugo a eso.
¿Sus recursos forestales son suficientes, teniendo en cuenta la sequía que está sufriendo España?
Sí, lo son. En Galicia hay suficiente madera. Ahora somos el único productor ibérico que no importa nada. Lo compramos todo a 80 kilómetros alrededor de la fábrica.
¿Cuánto supone el mercado europeo para ustedes?
El mercado mundial de celulosa hoy son 60 millones de toneladas, de las cuales Europa representa 16 millones, una cifra que se va a quedar estable. Lo que decrece el papel de impresión de escritura es lo que crece el higiénico y el empaquetado. Nuestro plan estratégico era pasar de 900.000 toneladas a más de 1 millón. Si soñamos un poco más, sería unas empresa de 1,2 millones de toneladas. Más que invertir mucho dinero en crecer mucho más, lo que tenemos que hacer es invertir de forma prudente y razonable en tener una gama de productos diversificados.
¿Sólo se van a centrar en Europa?
Sí, porque en el mercado europeo nosotros entregamos la celulosa en cuatro o cinco días, y ese es el valor que tiene. En China, por ejemplo, entregamos la celulosa en 30 ó 35 días, el mismo tiempo que tarda en entregarla un productor brasileño. No aportamos nada, ni tenemos una ventaja competitiva. Aquí tenemos una ventaja de servicio, de poder hacer entregas especiales con productos especiales, entregando rápido, y el cliente lo agradece pagando un poco más.
En márgenes, ¿están igual que sus competidores?
No, estamos un poco por encima.
Y con más márgenes, ¿todavía su EV/'ebitda' es más atractivo que el del sector?
Por eso tenemos potencial. La fábrica de Navia es la más competitiva que existe en Europa. Ahora estamos invirtiendo para que la fábrica de Pontevedra copie a Navia en este sentido.
Se les ha llegado a acusar de propiciar incendios, cuando son la única empresa que recoge residuos en el monte. ¿Enfatizan suficientemente este papel que hacen de cara a la sociedad?
Pero se ha de tener en cuenta quién acusa. La obsesión de que el eucalipto es lo que crea los incendios viene de un segmento político concreto de la población urbana, que no conoce el campo. Si hablas con asociaciones forestales del medio rural, de cualquier corte político, todas están de acuerdo con las plantaciones de eucalipto y pino. Lo que arde en Galicia es el monte abandonado, principalmente. Y esto está demostrado, son datos públicos del Ministerio de Agricultura, que en los últimos 15 años, de todo lo que arde, el 70 por ciento es monte que está abandonado. En total, de todo lo que se quema, solo un 7 por ciento es eucalipto.