Bolsa, mercados y cotizaciones

La estrategia no es sinónimo de victoria

A los que nos gustan las bolsas, en el mes de diciembre nos empachamos de un género literario que predican los apóstoles de los mercados -Goldman, Morgan Stanley...-, los evangelistas de la banca suiza y las grandes gestoras de fondos mundiales, y rematan los profetas de las boutiques locales. De todo ese batiburrillo de ideas, a quienes nos interesan los mercados sacamos una estrategia de marca blanca que, teóricamente, serviría para establecer lo más importante, la distribución de activos. Hacer esto, que si eres más pijo hay que decir asset allocation, es además más necesario por Mifid II, por la necesidad ahora de justificar que te cobren por los servicios prestados.

No hay que estar muy avezados para colegiar que en la distribución por activos la renta variable es un camino que hay que sobrepesar mucho en 2018, porque es la única vía de encontrar rentabilidades con más seguridad, que compensen el coste de la vida. Pero es un activo que exige vigilancia diaria, y, lo más importante, capacidad de guillotinar en cualquier momento sin miramientos. No se puede ser como a quien llamábamos perfil conservador, a quien hemos matado ahora. Ser conservador hoy en mercado es asegurarse estar en liquidez, en depósitos o en los antiguos monetarios o renta fija a cortísimo plazo. Los segundos ofrecerán rentabilidad de décimas negativas, y en todos se perderá la carrera frente al coste de la vida que el año que viene se situará en torno al 1,4%.

En el caso de la bolsa, Europa es la opción preferida porque Wall Street cierra su noveno año triunfal, y encara con los efectos de la reforma fiscal lo que ha predicado uno de los apóstoles del mercado como exuberancia racional. La bolsa americana se compra cara pero no hay, por ahora, ni una señal de fuerte desacelaración que es la que apagará de golpe la música de la fiesta.

En el caso de Europa, después de un magnífico año de doble dígito de rentabilidad habrá que ser mucho menos exigentes, y, con valoraciones que son correctas, esperar que la bolsa suba lo que mejoren las estimaciones de ganancias. A cierre de año se espera que los beneficios de las empresas europeas suban alrededor del 6%. Un porcentaje que nos conduce a un año de tibio atractivo, de muchas menos expectativas que en 2017, y en el que se seguirá ha- blando de que las subidas de tipos no se materializarán hasta casi finales de 2018.

Para la bolsa española el arranque del año deja el castigo de toda la segunda parte del ejercicio. Un diferencial perdido frente a la bolsa europea de seis puntos porcentuales, que tras lo visto en las elecciones del 21 no hay motivo para corregir. El inversor extranjero recelará de bolsa española porque suma otro factor de incertidumbre cuantitativo y cualitativo, las elecciones en Brasil de octubre. Al Santander y Telefónica las vigilarán más por Lula que por el Catalexit.

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