Cuando leí que el fondo soberano de Noruega, Norges Bank, reducía su participación en Técnicas Reunidas por debajo del 3 por ciento -tras deshacerse de casi un 1,6 del capital-, después de que ésta anunciara un recorte del margen 'ebit' del 4 por ciento al 2 por ciento, no concedí demasiadas posibilidades a que el título continuara en el Eco10 el próximo trimestre.
Esta semana he preguntado a varios gestores, que todavía confían en la empresa que preside José Lladó, por qué debe seguir en el índice de ideas de inversión de calidad de la bolsa española y he sacado estas claves. "El problema de Técnicas Reunidas es que solo se puede analizar desde el retrovisor", me decía un gestor valor. Cuando Técnicas firma un contrato, puedes tirar un número de qué margen va a sacar, pero solo cuando se ha terminado la obra, con todos los costes adicionales incluidos, sabes qué margen ha logrado. La ventaja de Técnicas frente a otros grupos es que es una empresa familiar, y Lladó no desperdicia, como otros que son solo directivos, el dinero en los proyectos... porque es el suyo.
Este último es uno de los motivos por el que hay que seguir confiando en Técnicas, porque le permitirá una recuperación progresiva de los márgenes (que volverán en torno al 3,5 por ciento de 'ebit') una vez los retrasos y sobrecostes desaparezcan. Técnicas es ca- paz de aguantar en el polvorín que es Oriente Medio, donde coreanos y japoneses han desaparecido, y no le queda otra. En ocasiones he leído a algunos analistas que Técnicas de- bería diversificar su negocio para evitar riesgo, pero la realidad es que está en el sitio en el que hay que hacer ingeniería por el petróleo. Entre Irán y Arabia transita diariamente alrededor del 30 por ciento del petróleo mundial, y por Suez y el oleoducto Sumed, casi otro diez.
Es cierto que hay inversores bajistas que para tomar posiciones en ese polvorín que es Oriente Medio se fijan en valores como Técnicas. Son aquellos que piensan que quien tiene el poder mundial no es quien controla directamente el corazón del petróleo, sino quien es capaz de cercarlo. EEUU, Rusia, Irán, ISIS... son la partida. Pero hay más... El petróleo es la moneda de cambio hoy, pero no la de mañana, y eso se defiende ya en Arabia Saudí. El príncipe heredero al trono, Mohámed bin Salman, MBS, como denominan a este millennial, o Mr. Every- thing, como también se le llama, ha impulsado el proyecto "Visión 2030", que pretende que Arabia Saudí deje de depender del pe- tróleo para ese año. El eje principal es la salida a bolsa de Aramco, con la que generar un fondo soberano de mayor tamaño que el de Noruega.
Pero la historia de esta decisión también reside en que Arabia invierte desordenadamente su gasto por abanderar la coalición arábiga que combate en Yemen y por la que los emiratos consumen el 12 por ciento del gasto militar mundial. ¿Quién vende las ar- mas? El mundo es una pescadilla enroscada.