Ana López Alvarez-Quiñones
Madrid, 17 oct (EFECOM).- La banca tradicional española ha desembarcado con todo su poderío en el negocio del crédito rápido para competir con las financieras y confía tanto en su éxito que no ha considerado necesario conquistar a la clientela rebajando los elevados intereses que cobran éstas, sino que los mantiene en el entorno del 20 por ciento.
Los grandes bancos y cajas que operan en España intentan así sacar tajada en un negocio que creció aproximadamente el 23,5 por ciento en España el año pasado y que hasta ahora acaparaban los establecimientos financieros de crédito (EFC), especialmente los de origen francés.
En torno a un 72 por ciento de las 75 EFC que funcionaban en España a finales de 2005 son filiales de algún grupo bancario y se dedican básicamente a la concesión de préstamos rápidos de baja cuantía, puesto que no son bancos tradicionales, es decir, no pueden captar fondos de sus clientes sino sólo prestarlos.
El "crédito rápido" es exactamente eso, un préstamo personal que se suele pedir por teléfono y se concede en pocos días, entre 24 y 48 horas después de que la entidad estudie y apruebe la solicitud y no entre 24 y 48 horas después de pedirlo, como reza la publicidad de algunas financieras.
Sin embargo, la rapidez y la facilidad se pagan después con creces en forma de "estratosféricos" intereses, que superan el 20 e incluso el 25 por ciento TAE o anual, con los que las entidades pretenden cubrirse las espaldas frente a posibles impagos, aunque la morosidad del negocio no es tan elevada como para justificar estos precios, ya que no pasa del 3 por ciento.
En palabras del director general de Cofidis España, una de las financieras de mayor éxito en nuestro país, John Sitges, "no somos unos lobos como nos quieren ver", sino que "simplemente cobramos altos intereses cuando vemos que nuestro dinero podría estar en peligro".
Y la estrategia no le funciona mal a Cofidis España, ya que el año pasado su volumen de negocio creció el 29 por ciento, su base de clientes se elevó el 30 por ciento y su beneficio neto, el 31 por ciento.
Aunque hay tantas razones para pedir un crédito rápido como solicitantes, el cliente tipo es una persona que necesita una cantidad determinada de dinero para gastos puntuales, imprevistos o "caprichos" como un viaje o un coche de lujo, o bien alguien tan endeudado que ya no consigue más financiación en los canales tradicionales, léase bancos y cajas.
También hay que tener en cuenta los escasos requisitos que piden las financieras para prestar dinero -apenas el DNI o un recibo-, lo que hace que cada vez sean más las personas de toda condición que se deciden a pagar los elevados intereses que se cobran por estos créditos, aunque según el bancopopular-e, el perfil económico del solicitante es más bien medio o medio-bajo.
Pero también influyen, sin lugar a dudas, los largos plazos de amortización, que pueden llegar hasta los 60 meses, y el pequeño importe de las mensualidades, que no son otra cosa que "las letras de toda la vida", en opinión del director del bancopopular-e, Miguel Angel Luna.
El líder del panorama financiero español, el Santander, no se ha querido quedar al margen de este negocio, que canaliza a través de Santander Consumer, su división de financiación al consumo, y su préstamo estrella es Crediágil, un crédito con un importe máximo de hasta 6.000 euros y un interés mensual del 1,6 por ciento, que se convierte en un 20,98 por ciento TAE (anual), muy semejante al que ofrecen las financieras.
El máximo competidor del Santander, el BBVA, vende créditos rápidos a través de su red de oficinas Dinero Express, especializada en atender a inmigrantes, y cobra unos intereses del 22,76 por ciento TAE por un préstamo de hasta 5.000 euros a devolver entre 6 y 60 meses con una cuota mínima mensual de 30 euros.
El tercero de los "grandes" españoles, el Banco Popular, también está presente en este negocio a través de su filial de Internet, el bancopopular-e.com, con dos productos Optiline y Vivaline, ambos con importes de entre 600 y 6.000 euros y con intereses que oscilan entre el 20,76 por ciento TAE del primero y el 21,95 por ciento TAE del segundo.
Entre las grandes cajas españolas, La Caixa asegura ser la pionera en este negocio, en el que entró en julio de 2005, y vende créditos de entre 500 y 6.000 euros, con un plazo máximo de amortización de 36 meses y un interés que depende del perfil de cada cliente, de su vinculación con la entidad y de su "prima de riesgo".
Se trata, pues, de un negocio lucrativo y con muchas posibilidades de crecimiento, puesto que apenas ha hecho más que arrancar, aunque sus especiales características han hecho que tanto el Banco de España como las asociaciones de consumidores aconsejen extremar la prudencia y leer concienzudamente los contratos antes de firmar uno de estos préstamos "express". EFECOM
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