
La inversión en compañías que cumplan con criterios socialmente responsable va ganando adeptos entre los institucionales y también entre los particulares. Además, cuentan con un cierto impacto social ya que cada vez son más las gestoras que exijan que se cumplan estos criterios en las Juntas de Accionistas de las empresas.
En el último año han crecido de una manera exponencial los productos que invierten sus carteras con criterios socialmente responsables (ISR) tanto fuera de España como en el mercado nacional, lo que viene a mantener la tendencia que ya se vio en años anteriores. De hecho, según afirman en Spainsif, al cierre de 2015 había 169.000 millones de euros invertidos en activos que siguen estos criterios frente a los 80 que existían en el año 2002. Sin embargo, ese crecimiento no ha sido suficiente como para igualar a lo que sucede en el resto de Europa donde se calcula que la mitad del patrimonio en fondos ya se gestiona con criterios responsables, según un informe de EAE Bussines School, y donde 1 de cada 5 inversores ya es minoristas frente a solo el 2% de España.
Datos que demuestran que aún hay mucho que hacer pero según han debatido varios expertos en unas Jornadas sobre ISR organizadas por Tressis en colaboración con Deutsche AM y Natixis Global AM se espera que el aumento de este tipo de inversiones siga en aumento principalmente por dos cuestiones. La primera, porque es un tipo de inversión que cada vez demandan más los inversores, tanto particulares - una encuesta de Natixis revela que el 70 por ciento de los millenials o de los integrantes de la generación X consideran importante invertir con criterios éticos o medioambientales y este porcentaje es muy similar en el caso de los baby boomers- como institucionales, con los grandes planes de pensiones a la cabeza. Y si no lo hacen, explica Sophie del Campo, directora de Natixis Global AM en Iberia y Latinoamérica "es en un 75% porque sus banqueros no se lo han explicado".
Y la segunda razón que puede impulsar este tipo de inversores en un futuro es porque poco a poco la inversión IRS está dejando atrás el tópico de que invertir con criterios rentables implica obtener menor rentabilidad. "No hay evidencias de que el factor ISR suponga una menor no una mayor rentabilidad pero sí hay muchas pruebas de que ayuda a mitigar el riesgo", apunta Javier Garayoa, director de Spainsif. José Miguel Palacios, gestor de Deutsche AM, va más allá y afirma que la gestora llevó a cabo un meta estudio junto con la Universidad de Oxford en la que se analizaron un total de 200 estudios sobre este tema y este meta estudio concluyó "que los fondos con criterios ISR Habían sido más rentables que los que no siguen estos criterios en todos los activos, plazos y geografías lo que indica que la redacción del riesgo supone a la larga una mejora de la rentabilidad".
De hecho, tanto Palacios como del Campo, defienden que a la hora de incluir en una cartera un valor no solo se tiene en cuenta si cumple con criterios ISR. "Nunca se va a invertir en una compañía sin tener en cuenta su parte financiera y es a eso a lo que se añade el análisis de buen gobierno, medioambiental o social. Son todos estos criterios los que evitan a los gestores caer en escándalos que acaban por costarles a las compañías de media un 50% de su valor bursátil". "La ISR ayuda al final a los inversores generar alpha ya que no sustituye al análisis financiero sino que lo completa con un análisis extrafinanciero", apunta Jaime Silos, presidente de Spainsif.
Pero incluir criterios ISR entre las decisiones de inversión de los gestores también puede acabar provocando un cierto impacto y beneficio social. Al fin y al cabo, si crece el número de inversores que lo consideran importante, la compañía acabará por considerarlo igualmente importante también y de hecho, cada vez son más las gestoras que están desarrollando un cierto activismo social en las Juntas de Accionistas de las compañías donde invierten. Este aumento del interés se ha notado incluso en la interlocución que tienen los analistas con las empresas a la hora de abordar estos aspectos. Tanto que según recuerda Palacios, "sí ha crecido mucho la capacidad de interlocución. Antes por ejemplo el departamento de relaciones con inversores te derivaba muchas veces a su equipo de Márketing y ahora ya exigimos hablar con el director financiero o el CEO de la compañía".