
Lo hemos escuchado cientos de veces, la mejor fórmula de esconder un cadáver son los resultados de la segunda página de Google, porque nadie la mira. En los últimos años me da por pensar que donde se puede esconder un cadáver y pasa desapercibido es en la cuenta de resultados de Tesla. No sé hasta qué punto las expectativas sobre sus elegantes coches con las baterías de litio se han convertido en una burbuja porque la gente cree que son la única compañía en el mundo que tendrá coches en el futuro. No entiendo cómo después de haber multiplicado por 10 veces su valor en los últimos cuatro años, vale 12.000 millones más que BMW y 8.000 menos que Daimler, cuando se supone que cuando por fin ganarán dinero, en 2019, la firma de la estrella multiplicará por diez sus ganancias y la de los motores bávaros, por siete. El excel y la credulidad lo aguantan todo.
Inmersos en la credulidad de que la ecología va a cambiar el mundo, por qué no creer que en unos años los mares se vayan a llenar de barcos con motores de GNL y disparar a Gas Natural como uno de los grandes beneficiados -octavo productor mundial en 2021-. Por fortuna, su equipo de relaciones con inversores es gente agnóstica y te reconoce que aunque es un negocio en el que poner fe, no es un vector que mueva hoy el precio. En los semáforos de elEconomista a la recomendación del consenso de mercado a Gas Natural se le empieza a poner un semáforo en rojo, después del alza del título en bolsa; que en el año esté logrando márgenes más apretados; y que la potencial liquidez de una desinversión parcial en su negocio de distribución no sea inmediata, aunque se estén pagando múltiplos elevados por otros en el sector.
Pero sigamos con los barcos. Como éstos no pueden llevar baterías de litio, el GNL ya es una solución probada, real y ecológica. Desde que en 1956, un empresario de Texas, Malcolm McLean, adaptó en un buque petrolero cajas metálicas apiladas, los barcos pasaron a ser descargados por un precio treinta veces menor (esa debió ser la verdadera crisis de la estiba). En el mundo hay 6.000 buques surcando los océanos con 20 millones de contenedores que transportan el 90% de todo lo que consumimos. Maersk cuenta ya con barcos de 400 metros de eslora -cien más que los grandes Panamá-, con capacidad para 18.000 contenedores. Si solo una pequeña parte empezara a consumir GNL, el excel de compañías como Gas Natural se dispararía. Al mundo, salvo a Trump ahora, de vez en cuando le preocupa la ecología. Un buque entre Europa y Asia invierte tres semanas y media a una velocidad promedio de 16 nudos. Van despacio porque importa el coste de transporte, menos el tiempo. A partir de 2019, Volkswagen empleará dos cargueros propulsados por GNL de 200 metros de eslora y capacidad para unos 4.500 coches. El problema, la existencia de puertos con la infraestructura necesaria. Como los Tesla, que necesitan corteingleses para recargarse.