
Una vez aclarado el futuro del Popular, algunos inversores trasladaron ayer su desconfianza hacia ciertas cotizadas españolas. Y no solo vendieron acciones de empresas como Liberbank y OHL -sufrieron caídas del 18,3% y del 12%, respectivamente, en el parqué-, sino que algunos bonistas también se desprendieron de la deuda de estas compañías.
El precio de los bonos subordinados que emitió Liberbank el pasado mes de marzo -colocó 300 millones- sufrió ayer una caída del 2,7%, que se sumó al descenso del 4,9% que ya arrastró el pasado miércoles, cuando se conoció que serían los accionistas y los acreedores de Popular con bonos convertibles contingentes (CoCos) y con deuda subordinada quienes perderían sus inversiones. Con este procedimiento, conocido como bail in, solo los depositantes y los bonistas de deuda senior del banco salvan su dinero. Tras la resolución, los inversores ahora están exigiendo a los bonos subordinados de Liberbank una rentabilidad del 7,3% en el mercado secundario -donde se negocian los títulos después de ser emitidos-, frente al 6,25% de hace solo dos días.
En el resto del sector bancario español no hubo sobresaltos y la sesión acabó sin ventas significativas ni siquiera en deuda subordinada, aquella que se ha demostrado que puede quedar impagada en estos supuestos.
Solo en los bonos emitidos por Banco Sabadell el pasado mes de mayo el precio bajó un 2,3% ayer, lo que provocó que la rentabilidad -que sube cuando el precio cae- pasara del 6,7 al 6,87%.
Más allá del sector financiero, los inversores de bonos, al igual que los de acciones, también salieron de OHL. El precio de los tres bonos, en este caso deuda senior y no subordinada, que tiene en circulación la constructora retrocedió en torno a un 6%. Esta caída provocó que ahora los inversores exijan más de un 10% de rentabilidad en los tres casos, frente a la horquilla del 8-9% dentro de la que cotizaban tanto los títulos que vencen en 2020, como los que expiran en 2022 y 2023.