
El Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) ha publicado su informe sobre las divisas donde evalúa distintos factores que han generado descalabros fugaces, los conocidos como flash crash, dentro del mercado cambiario. Un problema que ha afectado al dólar neozelandés, el rand sudafricano o la propia libra británica desde 2015 y que este organismo internacional liga principalmente a "factores técnicos".
En el caso del batacazo que experimentó el dólar neozelandés el 24 de agosto de 2015 en su cruce con el yen, llegándose a desplomar más de un 10% en tan sólo dos minutos para recuperarse 35 minutos más tarde, el BIS habla de una liquidez debilitada por una apertura extremadamente bajista en los mercados de renta variable estadounidense en medio de una venta masiva de activos en China ante el miedo de un debilitamiento económico de la segunda mayor economía del mundo, que a su vez llevó el precio de las commodities a mínimos de 16 años.
Otras debacles, como la experimentada por el rand sudafricano el 11 de enero de 2016, cuando la divisa se depreció un 8% contra el dólar en tan solo 10 minutos para sumar el 75% del valor perdido durante las cuatro horas siguientes, estuvieron propiciadas por el bajo volumen de operaciones entre el billete verde y la moneda sudafricana en las operaciones asiáticas. Este cocktail llegó combinado con una falta de interés por activos financieros del país ante la incertidumbre generada por sus políticas fiscales.
Sin embargo, en el documento se menciona también el hecho de que mucho operadores de divisas no cuentan con la experiencia necesaria para lidiar con este tipo de acontecimientos. Para ello ejemplifica con el flash crash experimentado por la libra esterlina el pasado 7 de octubre, cuando su precio cayó un 9% en su cruce con el dólar en la sesión asiática.
Lo que el BIS califica juniorisation, es decir, un término para referirse a los operadores jóvenes y novatos, jugó un papel importante ya que "la presencia de empleados con menos experiencia a la hora de operar con la libra fuera de horas, con límites de riesgo más bajos y menos experiencia para aplicar ciertos algoritmos dadas las condiciones del mercado, amplificaron el impacto".
Un hecho que llega motivado a su vez por la reducción laboral en muchas de las mesas de los bancos de inversión encargadas de operar en el mercado de divisas, que han reducido el número de trabajadores en un 25% desde 2012, según datos de Coalition Development, citados por Bloomberg.