
Tras el sorprendente rally de la renta fija europea en los últimos meses, la selección en países emergentes suena cada vez más como una alternativa interesante dentro de este universo. Según BNY Mellon, existen muchas oportunidades en dentro de la deuda corporativa emergente que, al contrario de lo que se piensa, no conlleva más riesgo que los bonos europeos a estos niveles.
Según Rodica Glavan, de Insight, parte de BNY Mellon, "hay muchas oportunidades disponibles en el segmento". El mercado de deuda corporativa de mercados emergentes ha protagonizado un fuerte crecimiento desde la crisis financiera global y, actualmente, supone unos 1.700 millones de dólares, una cantidad que no solo supera a los mercados de crédito high yield europeo y estadounidense, sino que supone más del doble del mercado de deuda con grado de inversión denominada en libras esterlinas.
Además, en torno al 63% de los bonos de empresas emergentes tienen la calificación de grado de inversión. Para Glavan, "a medida que los volúmenes y el tamaño de las emisiones cotizadas han aumentado, la liquidez en el sector corporativo emergente ha mejorado". Pero también su volatilidad, ya que muchos mercados emergentes han elevado su financiación mediante deuda en divisa extranjera (sobre todo en dólares) al aumentar la profundidad de sus mercados de renta fija. Esto ha eliminado el efecto divisa para muchos inversores en deuda privada emergente, lo cual ha jugado un importante papel a la hora de amortiguar la volatilidad.
Según BNY Mellon, los emisores corporativos emergentes suelen mostrar menores niveles de apalancamiento financiero y ofrecer mayores rentabilidades por cupón (TIR) que sus homólogos desarrollados con calificaciones equivalentes, así como diferenciales crediticios más amplios. Además, con la incertidumbre macroeconómica global han reforzado sus balances mediante recortes de costes, reducciones del gasto de capital y ventas de activos para obtener efectivo.
Desde el banco de inversión justifican que las valoraciones actuales son un reflejo del sentimiento inversor más que de los fundamentales. Y se basan en datos: según sus cálculos, los diferenciales a los que cotiza actualmente el crédito emergente se encuentran por debajo de su media de los últimos 14 años. "Los riesgos idiosincrásicos que se han asociado tradicionalmente con los activos de mercados emergentes se están convirtiendo en un fenómeno global", critican, y justifican que "la decisión histórica del Reino Unido de abandonar la Unión Europea, el auge de los partidos populistas en toda Europa y el ruido político en torno a las elecciones presidenciales en Estados Unidos hacen patentes los riesgos procedentes del mundo desarrollado".