Cuando se vean las caras hoy en Fráncfort, los miembros del Banco Central Europeo (BCE) sentirán un pitido en los oídos. Serán los ecos procedentes del creciente clamor que se respira en la zona euro para que la institución monetaria rebaje los tipos de interés, instalados en el 4,25% desde julio. ¿Los escucharán? El euribor marca otro máximo histórico diario en el 5,526%.
Parece complicado que ocurra en la reunión que mantienen hoy, pero sí se espera una actitud mucho menos dura por parte del presidente de la entidad, el francés Jean-Claude Trichet, de quien se espera que abone el terreno a un recorte en la recta final del año. Motivos, desde luego, tiene para ello.
La inflación se frena...
El BCE elevó los tipos en julio porque temía que la inflación se le fuera de las manos. Desde entonces, se ha frenado del 4 al 3,6%, según el dato provisional de septiembre. Aunque continúa lejos del objetivo de mantenerla cerca, pero por debajo, del 2%, el frenazo del petróleo, que ha pasado de rozar a los 150 dólares a situarse por debajo de los 100, y el debilitamiento de la economía le podrían permitir moderar su mensaje antiinflacionista. "Esperamos que el BCE matice su discurso sobre los riesgos para la inflación", confirma José Lios Martínez, estratega en España de Citi.
...y la recesión acecha
"En estos momentos hay un mayor riesgo de recesión que de inflación, por lo que el BCE debería reaccionar y bajar los tipos". Así lo expuso el presidente de FCC, Baldomero Falcones, al término de una conferencia organizada por la revista Euromoney en Madrid el pasado martes. En efecto, la sombra de la recesión cada vez resulta más alargada. Si ya entre abril y junio países como Alemania o Francia arrojaron un crecimiento negativo con respecto al primer trimestre, esa realidad podría ampliarse al conjunto de la región a final de 2008 o comienzos de 2009. Las estadísticas, desde luego, no son halagüeñas: la tasa de paro de la región aumentó en septiembre hasta el 7,5 por ciento, la más alta desde abril de 2007, mientras que la actividad manufacturera y del sector servicios se encuentran en su nivel más bajo desde que se recaban estadísticas de su evolución.
Tensión monetaria
Los problemas bancarios han saltado el Océano Atlántico y se han afincado igualmente en Europa, con el consiguiente repunte de las tensiones financieras. La escalada del euribor, el índice que refleja el interés que se cobran los bancos por el dinero que se prestan entre sí y que sirve de referencia para productos bancarios como las hipotecas, en todos sus tramos así confirma. Ayer, de hecho, el euribor a 12 meses superó por vez primera el 5,5%. Una rebaja de los tipos, o cuando menos preparar el terreno para ejecutarla en un futuro próximo, podría aliviar las tensiones.
Apoyo moral
Aunque los problemas vigentes restan eficiencia a la política monetaria, puesto que las rebajas de los tipos no se trasladarán a los clientes finales mientras no se alivien las tensiones bancarias, una rebaja -o su insinuación- aportaría un apoyo anímico importante en un momento en que la confianza no abunda. Tanto en los mercados como entre los agentes económicos, el distante BCE parecería más cercano.
Existe margen
La moderación de la inflación ha permitido que los tipos superen el nivel de la inflación, una realidad conocida como intereses reales positivos. Si a ello se añaden las tensiones bancarias, se obtiene como resultado una política monetaria restrictiva.