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La crisis de EEUU se notará muchos años: el plan de rescate puede descarrilar la economía

"Si no se aprueba, que Dios nos asista". Con esa frase el secretario de Estado norteamericano, Henry Paulson, respondía a la posibilidad de que su plan de rescate de 700.000 millones de dólares no salga adelante en el Congreso. Su Gobierno no sólo se ha percatado del colapso de un banco de inversión o de una firma de seguros, sino también de que la economía de EEUU empieza a fallar y para largo tiempo. Pero ¿cuáles serán estas consecuencias? Déjà vu en Japón: lo que no debe hacer EEUU si quiere solucionar su megacrisis.

El fantasma de la recesión se hará realidad. Si hasta ahora, sorprendentemente, el gigante americano había logrado sortear dos trimestres de crecimiento negativo, ya no tiene escapatoria, según los expertos. "EEUU se encamina hacia una recesión más profunda de la que hablábamos hace tres meses, porque el sistema financiero explotó desde dentro", ha asegurado Kenneth Rogoff, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Recesión para los dos próximos años

Atrás queda el espejismo que alentó el dato de PIB de EEUU en el segundo trimestre del año, con un crecimiento del 3,3%. Antes de que colapsara el sistema financiero, los analistas ya apuntaban a que el gigante americano acabaría el año con crecimientos negativos. Ahora, la cosa se ha puesto mucho peor y hay quienes, como Rogoff, hablan ya de una recesión en este país que se podría extender en el tiempo durante los dos próximos años.

"Dos años de recesión es algo muy excepcional. Sólo se ve en las economías que se encuentran en una situación desesperada y necesitan una reestructuración. Eso podría ocurrir en los EEUU. Creo que podríamos tener un crecimiento cero hasta 2009 y luego, gradualmente, alcanzar el 1% ó 1,5%. Esta crisis va a parar el crecimiento", añadió Rogoff en un reciente análisis sobre el futuro de la economía estadounidense.

Esta predicción coincide con la del propio Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal, quien ha asegurado que, de no corregirse la situación, EEUU podría entrar en una recesión de varios años, muy parecida a la que sufrió Japón.

Aumento del desempleo

El propio Paulson reconocía la semana pasada que el colapso financiero traerá unas consecuencias "nefastas" para la economía norteamericana, sobre todo en lo que a pérdida de empleos se refiere. Tras el estallido de las subprime en el verano de 2007, EEUU ya se enfrentaba a unos récords históricos en materia de desempleo: el paro alcanzó el 6,1% en agosto, el dato más alto de los últimos cinco años. En ese mes se destruyeron 84.000 empleos, frente a los 75.000 que esperaban los analistas.

Y las cosas no tienen visos de mejorar. Al menos, atendiendo a los datos de peticiones de subsidio de desempleo que se vienen observando en las últimas semanas, que han alcanzado las 450.000. Los analistas esperan la pérdida de miles de empleos en EEUU y la duda está en si se alcanzarán porcentajes como los que vivió Suecia, que, tras la crisis bancaria de los 90, conoció un aumento del desempleo del 12%, lo que supondría duplicar la tasa actual.

Aunque, a primera vista, este porcentaje pueda parecer exagerado, hay que tener en cuenta que el peso del sector financiero en la economía es considerable: supone un 30% de los beneficios corporativos en EEUU y de él dependen un 10%de los salarios del país.

Déficit por las nubes

El meteórico plan de rescate elaborado por Paulson y Bernanke se financiará a través de deuda, lo que disparará el déficit público de EEUU, uno de los más altos del mundo. Se prevé que, de salir adelante mañana en el Congreso de EEUU, el paquete de rescate suba el techo permitido para la deuda pública en un 6,6%, según los analistas consultados por Reuters. La Oficina Presupuestaria del Congreso, que prepara informes para los legisladores, ya había calculado un déficit fiscal récord para Estados Unidos de alrededor de 438.000 millones de dólares en el ejercicio fiscal de 2008, pero no se incluye el costo de este último plan de rescate.

No es difícil imaginar que la cifra será desorbitada, ya que sólo en julio pasado las cuentas públicas de EEUU arrojaron un déficit tres veces (102.800 millones de dólares) al del mismo mes de 2007. ¿La razón? El plan fiscal de Bush por el que se devolvió 150.000 millones de dólares a los contribuyentes para reactivar la economía tras el estallido de la crisis de las subprime.

Falta de crédito

El elevado endeudamiento que sufrirán las arcas públicas del gigante americano provocará un encarecimiento del crédito a nivel internacional. "Las medidas adoptadas dispararán al alza el déficit de EEUU, lo que provocará que el sector público tenga que luchar para financiarse con el sector privado, encareciendo el coste del endeudamiento, es decir, subidas de tipos, y restando, por ello, a empresas y particulares capacidad de acceder al crédito . Todo esto redundará, sin duda, en la desaceleración del crecimiento económico de la nación", analizaba explica Link Securities.

Economistas como Fernando Fernández, actual rector de la Universidad Antonio Nebrija y ex economista jefe del FMI, se decantan más por la restricción que por el encarecimiento del crédito mundial. "Las consecuencias de esta crisis aún no han empezado. Pronto tendremos que acostumbrarnos a vivir con unos crecimientos del crédito del 3%, cuando en la actualidad estamos en tasas del 8%", aseguró Fernández en declaraciones a elEconomista.

Aumento de impuestos

Los 700.00 millones de dólares (485.000 millones de euros) que costará el plan de la Administración Bush para sanear el mercado financiero es una factura muy alta: equivale al gasto de EEUU en la guerra de Irak o al 70% del PIB de España. Un coste al que hay que añadir los 1,1 billones que el Gobierno y la Fed habían destinado para hacer frente a la crisis financiera.

Los dos candidatos a la Presidencia de los EEUU, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, han anunciado bajadas de impuestos cuando lleguen a la Casa Blanca, pero nadie duda que, tarde o temprano, este elevado coste repercutirá en el bolsillo de los norteamericanos. Además, para sufragar el enorme coste de la operación, el Gobierno solicitará al Congreso la ampliación de la capacidad de endeudamiento público del país hasta los 11,3 billones de dólares.

Familias en bancarrota

La mayor restricción y encarecimiento del crédito llevará a muchos americanos a serios problemas. Los que más sufrirán serán aquellos que ya estén atrapados por el debilitado mercado inmobiliario de EEUU. El encarecimiento de las hipotecas coincide con un momento en el que el valor de la vivienda se ha desplomado, lo que explica que muchos norteamericanos hayan dejado de pagar la hipoteca y que la morosidad en EEUU está en máximos históricos.

Pero además, los norteamericanos tendrán que acostumbrarse a no poder tirar tanto de la tarjeta de crédito en un momento en el que tienen muchas probabilidades de perder su puestos de trabajo y con los precios de muchos productos, como la gasolina, por las nubes. "Los consumidores tendrán que pagar los gastos de su Visa cada mes y, al mismo tiempo, ahorrar dinero para los gastos del hogar. Es decir, se tendrán que acostumbrar a algo que hace mucho tiempo que no hacen: vivir sólo de sus ingresos. Se acabó la era del crédito fácil", explica Peter Morici, economista de la Universidad de Maryland.

La supremacía del dólar, en entredicho

Los déficits gemelos acumulados por Estados Unidos bajo la Administración de George W. Bush han generado una pregunta prácticamente impensable con anterioridad: ¿perderá el dólar su posición como la divisa mundial de referencia? Este temor se había multiplicado a mediados de verano de este año, cuando la prolongación de la crisis financiera provocó que cayera hasta las 1,6038 unidades por euro, su cambio más bajo desde el nacimiento oficial de la moneda única en 1999.

Paradójicamente, justo cuando el suelo parecía abrirse a sus pies, recuperó su fama como activo refugio en tiempos de incertidumbre. En poco más de mes y medio, desde el 15 de julio y el 16 de septiembre, se apreció un 12% frente al euro. Desde entonces, sin embargo, no ha dejado de bajar. En cuatro sesiones, ha perdido un 4,6% frente al euro. Tras esta recaída figuran, precisamente, las dudas suscitadas por la hipoteca que los rescates actuales pueden tener para el equilibrio financiero y presupuestario futuro.

Pese a que Paulson y Bernanke han renovado en los últimos meses su compromiso con el dólar fuerte, sus últimas decisiones están inundando su sistema financiero -y el mundo- de billetes verdes, una consecuencia que, salvo que sean drenados posteriormente, supone de nuevo una pesada amenaza que pende sobre la divisa norteamericana.

Presión para la Fed

La lluvia de dólares que se está produciendo puede poner en aprietos al banco central de EEUU. ¿La causa? El riesgo inflacionista que conlleva la caída de la divisa, un impacto que importa precios más altos porque encarece los productos comprados en el exterior. La Fed, por tanto, podría verse en la tesitura de elevar los tipos en un futuro no lejano si el dólar continúa cayendo.

Dice el refrán que cuando EEUU estornuda, el resto del mundo se constipa. Ahora está por ver cuáles serán sus efectos en Europa, Japón y las economías emergentes. Algunos economistas auguran que sus consecuencias serán similares a las de la crisis del 29; otros prefieren pensar que tras la intervención del Gobierno de EEUU ha llegado "el principio del fin".

Pero en lo que coinciden todos es en que las consecuencias de esta crisis se notarán en el tiempo: el National Institute of Economic and Social Research de Reino Unido anunciaba la semana pasada que los efectos de este crash en la economía real se prolongarán durante los próximos cinco o seis años. Fernando Fernández alarga la agonía hasta casi el doble, pero lo que está claro es que notaremos esta crisis financiera en nuestros bolsillos durante muchos años.

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