
Parecía la jugada perfecta. Si Draghi empezaba a comprar deuda corporativa a finales de este mes, como anunció en marzo, nada podía salir mal pensarían muchos... Bastaba con invertir a favor de la tendencia. Pero lo cierto es que el rally desatado en este mercado desde entonces empieza a mostrar síntomas de agotamiento: en el último mes un 60% de las emisiones españolas elegibles por el Banco Central Europeo (BCE) ya da pérdidas.
La institución comenzará a partir de ahora a comprar bonos con grado de inversión en euros emitidos por compañías no bancarias establecidas en la eurozona. "Según los parámetros conocidos hasta ahora, hemos encontrado unos 800.000 millones de bonos de circulación elegibles", apuntan desde UBS. A falta de que mañana pueda conocerse algún detalle más, durante la reunión mensual que se celebrará, desde esta firma apuntan que una estimación razonable sería que el BCE, como en programas anteriores, comprase el 15% de los 80.000 millones cada mes, lo que implicaría unos 12.000 millones mensuales, que representarían alrededor del 1% de todo el mercado de bonos.
Si se centra el foco en el mercado español, a día de hoy existen unas cien emisiones que cumplen los criterios para ser elegibles por el BCE. De ellas, dos de cada tres arroja pérdidas en el último mes que, de media, alcanzan el 0,07% según Bloomberg. Es decir, en las que se ha elevado su rentabilidad y caído su precio, lo que provoca pérdidas en las carteras de los inversores.
De esa foto, con caídas más pronunciadas, destaca una emitida por Enel (Endesa) en 2001 y con término en 2031, con la que se pierde un 2,21% (ver gráfico). Hasta ahora y a pesar del bache que viven estos títulos en el último mes, esta emisión ha brindado hasta ahora ganancias superiores al 16% en 2016.
A más largo plazo, en lo que va de año, la escena se repite. En ese periodo hasta el 30% de las emisiones españolas que son elegibles por el BCE sufre pérdidas. Buena parte de ellas, no obstante, afrontan su vencimiento en un futuro próximo, entre finales de este año e inicio del siguiente.
Es el caso, por ejemplo, de los bonos emitidos por Melia Hotels International en 2012 y que llegan a su fin en julio de 2016. Con ellos, el inversor afronta minusvalías latentes del 2,82% en lo que va de año, que se materializarían en caso de vender el bono ahora o si, al vencimiento, su precio continúa cayendo. También es el caso de los que sacó al mercado Gas Natural en 2011 que vencen en febrero del año que viene. Con ellos las pérdidas alcanzan el 1,95%.