
Tokio, 18 may (EFE).- Suzuki Motor admitió hoy irregularidades al medir el gasto de combustible de millones de vehículos vendidos en Japón, aunque esta práctica no alteró los datos finales de consumo de los coches, en un caso más que salpica a la industria del motor.
El segundo fabricante nipón de minivehículos y cuarto a nivel mundial por volumen de ventas dio hoy explicaciones sobre los problemas detectados en sus pruebas de eficiencia energética, tras el escándalo de manipulación de datos de este tipo protagonizado por la también japonesa Mitsubishi Motors.
Pero a diferencia de Mitsubishi, que falseó de forma sistemática los resultados de estas pruebas durante 25 años, las malas prácticas de Suzuki no afectaron a la información de consumo de combustible con la que se comercializaron sus vehículos, según afirmaron sus responsables.
"Pedimos sinceras disculpas por no haber recabado la información de forma acorde a las regulaciones japonesas", dijo hoy en rueda de prensa Osamu Suzuki, presidente honorífico de la compañía con sede en Shizuoka (centro de Japón).
En particular, desde 2010 Suzuki llevó a cabo test de consumo de combustible que no se ajustaban plenamente a los estándares nipones sobre resistencia aerodinámica y resistencia al rodamiento en carretera, según precisó la compañía en un comunicado.
El problema afecta a unos 2,1 millones de vehículos comercializados únicamente en el país asiático, que incluyen ocho modelos de minivehículos (aquellos con motores de menos de 660 centímetros cúbicos) y otros ocho de automóviles de otro tipo.
"Creemos que no ha habido problemas en otros mercados, ya que los automóviles exportados realizan las pruebas según las distintas reglas que exige cada autoridad, por ejemplo en la India y en la Unión Europea", destacó por su parte Toshihiro Suzuki, presidente de la compañía e hijo de Osamu Suzuki.
El máximo responsable de la empresa añadió "no hubo ninguna intención de falsificar los datos", en su comparecencia ante los medios convocada al entregar el informe de la compañía a las autoridades niponas.
A raíz del escándalo de Mitsubishi Motors, que manipuló los datos de consumo de al menos 625.000 de sus minivehículos, el Gobierno nipón solicitó a todas las empresas del sector que realizaran investigaciones internas para detectar posibles casos similares.
Tras detectar que las pruebas de conducción de sus vehículos no cumplían todas las exigencias de la normativa nipona, Suzuki llevó a cabo nuevos test y comprobó que los datos finales sobre consumo de combustible y de emisiones de gases contaminantes no resultaron alterados.
La convocatoria a los medios de Suzuki y las filtraciones sobre sus supuestas irregularidades desataron la desconfianza en torno a la empresa, que llegó a perder un 15 por ciento de su valor en la Bolsa de Tokio, aunque esta caída se moderó y terminó la jornada en el 9,36 por ciento.
En cualquier caso, se trata de un nuevo golpe para la industria nipona, cuya credibilidad ya se vio gravemente dañada por la manipulación llevada a cabo por Mitsubishi, desvelado a finales del mes pasado.
El presidente de esta empresa, Tetsuro Aikawa, anunció hoy su dimisión a raíz del escándalo, aunque defendió a su cúpula directiva al afirmar que no fue responsable de dicho falseo de datos ni estaba al tanto del tema.
Aikawa ha decidido abandonar su cargo tras cerrarse la compra del 34 por ciento de Mitsubishi Motors por parte de la también nipona Nissan Motor, lo que constituye "una salida" a las dificultades que atraviesa el fabricante y las dudas ante su futuro, según explicó en rueda de prensa.
Después de que el caso saliera la luz, Mitsubishi se ha visto obligada a detener su producción de minivehículos al tiempo que el volumen de ventas de ambos fabricantes se han reducido a la mitad en Japón, el principal mercado de este tipo de automóviles caracterizados por su reducido tamaño y bajo consumo.