El Dow Jones dio a media tarde de ayer la sorpresa de borrar las pérdidas del año. El índice estadounidense recuperó -y, de hecho, superó- el nivel en el que despidió 2015: los 17.425 puntos. Hasta este repunte, el índice acumulaba una caída del 1 por ciento en 2016. El S&P 500 también coqueteó con sus niveles de cierre de año durante buena parte de la sesión.
La bolsa del país norteamericano ofreció esta demostración de fuerza un día después de que la presidenta de la Fed, Janet Yellen, anunciase que el banco central sólo subirá los tipos dos veces este año, frente a las 4 alzas previstas, y rebajase la previsión de crecimiento del PIB a un 2,2 por ciento este año, dos décimas menos de lo pronosticado en diciembre. Un mensaje, el de Yellen, que sembró entre los inversores las dudas acerca de la debilidad de la economía mundial. La presidenta de la Reserva Federal se refirió en su intervención a los riesgos que acechan a los mercados financieros internacionales, haciendo especial hincapié en la deflación.
Pese a ello, las compras predominaron ayer en Wall Street, impulsando al Dow Jones un 0,9 por ciento y al S&P un 0,6 por ciento. Un mensaje de fortaleza que supondría la entrada en una tendencia alcista si el Nasdaq 100 acompañase a sus homólogos, según explica Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader: "El Nasdaq todavía se encuentra a un 4 por ciento del nivel al que cerró 2015; si este índice también lograse recuperar dicho nivel, las siguientes caídas bursátiles sí supondrían una oportunidad para comprar", explica. La clave está, pues, en que la tecnología acompañe (ver gráfico).
Si los índices se despidieron al alza, el crudo no se quedó atrás ayer, al recuperar la cota de los 40 dólares, a la que el barril de oro negro (WTI, de referencia en EEUU) no se había aupado en todo el año.
Europa 'se juega' el rebote
La fortaleza que mostró el mercado estadounidense contrastó con el comportamiento de sus homólogos europeos. Las principales plazas del Viejo Continente se despidieron con pérdidas inferiores al 1 por ciento, arrastradas en gran medida por el desplome de la banca. El Ibex, que llegó a subir un 1,2 por ciento y a caer un 2 por ciento a lo largo de la sesión, cerró finalmente con una levísima alza del 0,2 por ciento, en los 8.978,80 puntos.
En el aspecto técnico, Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader, explica que el mercado europeo "se está jugando el fin del rebote", un rebote que comenzó el pasado 10 de febrero -el día que Draghi anunció las medidas de estímulo- y que llevó al Ibex 35 a superar los 9.000 puntos.
En los últimos días, los principales índices del Viejo Continente se han estado moviendo entre los mínimos y los máximos de dicha sesión. "Si los índices caen por debajo de los mínimos del día 10 -en el caso del Ibex, los 8.730 puntos- ello indicaría un agotamiento del rebote; y si superan esos máximos, podremos pensar en nuevas subidas". No es momento de comprar, añade Cabrero, sino de mantener posiciones.
Al contrario que en EEUU, los índices europeos están lejos de regresar a sus niveles de comienzos de año; el Ibex, por ejemplo, debe escalar todavía más de un 6 por ciento, y el EuroStoxx 50 tendría que avanzar más del 7 por ciento. Debe recordarse que la economía estadounidense crecerá -tal y como se ha señalado- un 2,2 por ciento, mientras que la europea lo hará un 1,4 por ciento en 2016. Por otro lado, si la deflación es ya un claro riesgo en Estados Unidos (la Fed rebajó el miércoles sus perspectivas en este sentido hasta el 1,2 por ciento para 2016, desde el 1,6 por ciento previsto antes), en la Unión Europea este fantasma afecta ya a once de sus 19 integrantes; en enero, sólo eran seis.
Así, mientras Mario Draghi, presidente del BCE, utilizó el día 10 su bala de plata (es decir, quemó su último cartucho al lanzar una batería de medidas de estímulo más potente de lo esperado para reactivar la economía del Viejo Continente), Yellen se ha limitado a retrasar la subida de tipos.
En cualquier caso, Marion Le Morhedec y Johathan Baltora, de Axa Investment Managers, explican que "la pérdida de credibilidad de los bancos centrales ha sido una cuestión fundamental este año. Uno de los principales indicadores ha sido la ausencia de inflación, que refleja los miedos de los inversores a que entremos en una espiral deflacionaria que los bancos centrales no serían capaces de detener".
"La Fed está en apuros, puesto que no dispone de una política monetaria óptima", explica Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversiones de Carmignac, que añade: "Los mercados podrían encontrar cierto consuelo en la postura acomodaticia de la Reserva Federal, pero deberían abrir los ojos a la realidad económica que se esconde tras estas medidas".
Europa, lastrada por la banca
La banca europea se dejó ayer un 1,2 por ciento lastrada fundamentalmente por dos factores. Por un lado, la posibilidad de que la fusión entre Banca Popolare di Milano y Banco Popolare no salga adelante, según informaciones difundidas por Bloomberg; por otro, el peso de Deutsche Bank, que perdió un 2 por ciento después de que su consejero delegado admitiese que el banco no ganará dinero en 2016. En España, el sector financiero fue el peor parado: Popular, farolillo rojo del Ibex, se dejó un 3,3 por ciento, Bankia retrocedió un 2,8 por ciento y Bankinter un 1,8 por ciento.