
Los fondos de gestión activa justifican su existencia con la promesa de batir a un determinado índice de referencia en términos de rentabilidad ajustada al riesgo y después de comisiones. Con este objetivo de hacerlo mejor que el benchmark, un fondo de gestión activa debe necesariamente desviarse de él. Esta verdad de sentido común está a la base del concepto de active share. Desarrollado por Martijn Cremers y Antti Petajisto en 2006, ha adquirido cada vez más popularidad entre la comunidad inversora en la medida en que proporciona un método claro y conciso para medir el nivel de gestión activa de un determinado fondo de inversión.
No sólo los inversores, sino también los reguladores nacionales y europeos han empezado a utilizar esta métrica en su búsqueda de fondos etiquetados como activos, pero que en realidad se parecen mucho a su índice de referencia, al mismo tiempo que cobran unos gastos similares a los verdaderos fondos de gestión activa. No es una exageración decir que el concepto ha revolucionado la industria de inversión.
Una métrica sencilla
El active share mide hasta qué punto las posiciones de una cartera de renta variable difieren de la de su benchmark. Simplemente se calcula como la suma de las diferencias absolutas entre los pesos de los valores de una determinada cartera y los pesos de los valores del índice de referencia, dividido por dos.
Definido de otra forma, uno puede dividir una cartera de renta variable gestionada activamente en dos componentes: la parte que incluye las acciones que también están dentro del benchmark es pasiva y tiene un peso equivalente a (1 - Active Share). La parte restante es el componente activo y se mide por el active share. En los extremos, una cartera con un active share del 100% no tendría ningún valor común con el índice, mientras que una cartera con un active share del 0% sería idéntica a la del índice de referencia. Cuanto mayor sea el active share, más activa es la gestión del fondo.
El active share varía mucho no sólo de un fondo a otro, sino también de una categoría a otra. El reciente estudio de Morningstar "Active Share in European Equity Funds" revela que en las categorías Morningstar de renta variable europea de gran capitalización la mediana del active share de los últimos tres años es de alrededor del 72%. Sin embargo, las diferencias son muy grandes: algunos fondos tienen un active share tan bajo como el 20%, mientras que otros no tienen casi nada en común con su índice de referencia y tienen un active share por encima del 90%.