
El fin de la prohibición de las exportaciones aprobada la semana pasada por el gobierno de los Estados Unidos movió al alza durante cuatro sesiones consecutivas al West Texas, algo que no ocurría desde el pasado mes de abril y que concluyó con la brusca caída sufrida en la sesión de ayer.
El barril de crudo estadounidense se dejó ayer cerca de un 3,5%, lo que llevó su precio a situarse por debajo de los 36,8 dólares. Dichas pérdidas rompieron con la racha alcista más prolongada desde el pasado mes de abril protagonizada por el petróleo de referencia al otro lado del Atlántico. Algo que vino motivado porque el Gobierno de EEUU aprobó el fin de la prohibición de las exportaciones. El crudo recibió la noticia con fuertes subidas ya que los inversores estimaron que podría ayudar a aliviar la superabundancia del país.
Sin embargo, en la sesión de ayer los temores a que esta sobreoferta de petróleo, que también está experimentado el resto del planeta, se prolongue durante más tiempo se incrementaron. Y es que, se conoció que Irán no dejará de lado su intención de impulsar sus exportaciones una vez que se den por finalizadas completamente las sanciones al país.
El Brent europeo tampoco se ha librado del nuevo impulso bajista que convirtió ayer al crudo en la materia prima que más perdió en la sesión. En concreto, se desplomó hasta situarse por debajo de los 36,9 dólares por barril, más de un 2,7% por debajo del cierre anterior. De este modo, apenas 10 centavos separan al precio de los dos barriles de crudo más comercializados.
Con estas cifras, el Brent cerraría el año con unas pérdidas superiores al 35,65% y encadenaría tres ejercicios consecutivos a la baja, su peor racha desde que Bloomberg tiene registros. El West Texas también caería cerca de un 31% y cerraría dos años en negativo, algo que no ocurre desde 1998.