
Su sicav (Morinvest) es la tercera más grande de España y cualquiera puede convertirse en accionista. Como la suya, la mayoría de estas sociedades cotizan en el MAB y están obligadas a dar contrapartida a los inversores que pidan entrar.
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No tendrá el mismo dinero que Alicia Koplowitz, pero puede comprar como ella si invierte en su sicav -sociedad de inversión de capital variable-, llamada Morinvest. Y quien dice como Koplowitz, dice como los del Pino o como cualquiera de los millonarios que tienen uno de estos vehículos de inversión. Lejos de los mitos creados en torno a ellos, cualquiera puede convertirse en accionista y no necesita tener seis ceros en la cuenta. Basta con acudir a su banco o bróker para dar la orden de comprar acciones de estas sociedades porque la mayoría cotizan en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB).
Así, por ejemplo, Morinvest es la tercera sicav más grande del mercado español con 508 millones de euros de activos bajo gestión. Solo es superada por Torrenova Inversiones y Cartera Bellver, ambas de la familia March y gestionadas por Juan Berberana. Con independencia de cuál prefiera, el mecanismo para convertirse en accionista es el mismo. Existen dos formas, ya que las sicavs se negocian mediante dos modalidades. Una es la que rige a buena parte de las cotizadas que integran el MAB, que se intercambian mediante fixing. Consiste en reunir órdenes de compra y venta que se cruzan en dos subastas diarias: la primera a las 12:00 horas y la segunda a las 16:00 horas. La segunda posibilidad, que es específica de las sicavs, es comprar acciones mediante su valor liquidativo.
Básicamente, esta última modalidad consiste en introducir órdenes que quedan a la espera de un precio, que será el valor liquidativo que enviará la gestora y al que se cruzarán las órdenes. La propia normativa exige que sea la sicav la encargada de garantizar la compra y venta de acciones a cada orden que se introduzca, ofreciendo la contrapartida necesaria.
Y no, no hablamos de valores liquidativos desorbitados. Para que se haga una idea, a partir de 15 euros podría hacerse con acciones de la sicav de Koplowitz y por unos 2 euros también podría ser accionista de Soandres, la sicav de Sandra Ortega, la hija del creador del imperio de Inditex. Y es que aunque en el momento exacto en el que usted comunica la orden a su banco o bróker no conozca cual es el valor liquidativo, sí que puede consultar el último que la sociedad ha facilitado al regulador para hacerse una idea, porque éstas tienen la obligación de publicarlo diariamente. Pero entonces, ¿por qué se dice que las sicavs son para ricos? Básicamente porque constituirlas no está al alcance de cualquiera: requieren 2,4 millones de euros de capital social mínimo, además de 100 inversores.
El mito de la sicav
Otro de los mitos que recaen sobre las sicavs es que gozan de un tratamiento fiscal ventajoso, pero en realidad tributan exactamente igual que un fondo de inversión. Es decir, al 1 por ciento en el impuesto de sociedades para los rendimientos y plusvalías que obtenga la sociedad, mientras que las ganancias patrimoniales de los socios que se logren con la venta de participaciones o el pago de dividendos tributan como rentas del ahorro -entre el 22 y 24 por ciento este año y entre el 19 y 23 por ciento a partir de 2016-.
Sin embargo, existen ciertos matices que diferencian a ambos vehículos. La principal es la flexibilidad a la hora de diseñar la política de inversión que sigue el producto. En el fondo de inversión está delegada en el equipo gestor, mientras que en la sicav la estrategia corre a cargo de los accionistas mayoritarios. Aunque también están sometidos a limitaciones. Deben tener, por ejemplo, una liquidez mínima del 3 por ciento para hacer frente a reembolsos y tampoco pueden invertir más del 5 por ciento en valores emitidos o avalados por una misma sociedad. Y es que la lupa de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) también pende sobre estas sociedades que, al igual que los fondos, están obligadas a publicar sus folletos con la información básica para el inversor además de información periódica sobre sus inversiones. Toda está disponible en el regulador al alcance de cualquiera. En ella puede consultar, entre otros datos, en qué han invertido durante el último semestre o cómo han variado sus posiciones.
La importancia de lograr 500 accionistas
La otra gran diferencia está en los traspasos. Para que una sicav funcione exactamente igual que un fondo en este aspecto, es decir, para que se pueda mover el dinero de una sociedad a otra y difererir el pago a Hacienda, es necesario que la sicav cuente con al menos 500 accionistas. De lo contrario no gozan de esa ventaja fiscal y puede llegar a ser un inconveniente para el minoritario que invierta en una.
Y lo cierto es que de las más de 3.000 sicav que hay registradas en el mercado español, solo una minoría cumple este requisito (la de Koplowitz tiene 116 accionistas según los últimos datos de la CNMV). La que más inversores respaldan en España es Brunara Inversiones, de BBVA, con más de 7.500 accionistas según Morningstar. Por detrás se sitúan algunos vehículos como Torrenova Inversiones -que además es la más grande con 1.200 millones de euros bajo gestión-, Cartera Bellver y Lluc Valores. En todas ellas los accionistas se pueden beneficiar de los traspasos, como si se tratase de un fondo de inversión.
Para saber si una sicav cumple con este requisito o no antes de lanzarse a comprar acciones, basta con consultar la información pública periódica que la sociedad transmite al regulador.